‘Candidatitis’
- Gustavo Tapia ironiza hoy sobre las verdaderas intenciones de los políticos que aspiran a un cargo público.
Un peligroso síndrome viene
extendiéndose entre nuestros políticos más o menos conocidos. Es llamado
candidatitis aguda múltiple y se caracteriza por ocasionar en sus
mentes una nociva perturbación haciéndoles creer ganarán holgados las
elecciones, todo porque en sus manos tienen las fórmulas mágicas para la
solución de nuestros más álgidos problemas. Los escuchamos repetirlo a
diario. Ya vemos sus pancartas. Inauguran locales de campaña, pues, oh,
elogiable sorpresa de sorpresas, han decidido sacrificar sus vidas
privadas de empresarios exitosos a favor de trabajar por el distrito o
la provincia viéndolos nacer o residir.
A
estas alturas, mencionar sus nombres sería hacerles una gratuita
propaganda y, como no debemos, resulta preferible seguirlos observando
desde la distancia o la cercanía, en tanto, a la par nos interesa
conocer a los miembros de sus equipos técnicos, aquellos encargándose de
asumir las riendas, sea en el gobierno regional, en el municipio
provincial o en los municipios distritales, respectivamente. Son quienes
mostrarán mucha eficiencia o serán bastante ineficientes en el manejo
de la cosa pública, aun cuando convertida acabe la autoridad máxima de
cada órgano jurisdiccional en “el payaso que recibe las bofetadas”
(Leónidas Andreyev dixit).
Ninguno está inscrito. Solo sabemos se
encuentran abocados a los preparativos de, llegada la hora, cuando las
papas quemen, puedan otorgar brillantes respuestas a nosotros, los
necesarios como fastidiosos periodistas. Pueda en ese momento quieran un
mundo ideal donde hayamos desaparecido. Si Platón quiso a los poetas
fuera de la república ¿alguna razón nos ampararía para alcanzar a
salvarnos de tan irremediable poda?
Gustavo Tapia Reyes
Periodista, escritor y docente
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