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viernes, 12 de abril de 2013

Actualidad El juez de La Parada recibió a CARETAS en calzoncillos y explicó la locura que inspiró su foto de bodas. Ahora tiene que explicar la de su fallo.

A Malzon Quitao


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Como si fuera ayer, el juez superior Malzon Urbina La Torre, 62, contempla risueño la fotografía del día de su boda.La imagen viste una de las paredes de su casa en Santa Beatriz.
Los recién casados con los trajes de boda cambiados: el novio, con el poblado bigote de charro que llevó por años, luce el impecable vestido blanco y el sombrero de lazos de la novia.
Su esposa, Cecilia Nunura, exhibe alegre el elegante frac y la corbata michi del esposo.
Aún hoy, 33 años después, la fotografía le hace reír.
“Es una locura, ¿no?”, se pregunta el magistrado. “Sí, pues. Queríamos dejarle una anécdota a nuestros hijos”.
La locura, reflexiona Urbina, acompaña su vida como una suerte de permanente terapia contra el aburrimiento y el estrés.
Esa misma locura, dice el juez, lo impulsó a bautizar la cebichería inaugurada con su esposa en 1998 como “Orgasmo Marino”.
“Quería llamarla Orgasmo Culinario, pero ese ya es otro tipo de orgasmo, ¿no?”, dice y suelta una carcajada.
“El sentido del humor nunca debe faltar”, añade.
Pero ahora se enfada cuando le dicen que su sentencia en el caso La Parada prolonga esa constante y es, en efecto, una verdadera locura.

PAÑOS MENORES, FALLOS MAYORES

El magistrado estaba en calzoncillos cuando recibió al reportero Eduardo García de CARETAS en su vivienda, el lunes último.“Hace mucho calor”, justificó, y pidió unos minutos para ponerse “a tono”.
Mientras se cambiaba aprovechó un momento para descansar y se quedó dormido. Sus ronquidos retumbaban en todo el inmueble.
Su pequeña nieta tuvo que despertarlo para recordarle que un par de periodistas lo esperaba en la sala.
–“Ahí bajo”, anunció.
Pese a que en el propio Poder Judicial lo critican por declarar fundado un hábeas corpus a favor de los comerciantes de La Parada, dice que a él solo le importa lo que le diga la gente.
Y por las calles de La Victoria, asegura, lo llaman el “Doctor del Pueblo”.
Vuelve a reír.
El titular de la 56a Sala Penal de Lima es ayacuchano de nacimiento. Sostiene que quiso ser juez desde que tenía seis años.
Cuando se le pregunta por qué cita a Sancho Panza en sus sentencias, dice que su mención “devela intenciones de personas mentirosas y malintencionadas para hacerse de un bien atentando contra el pueblo”.
Niega que se haya reunido con una comerciante de La Parada en un restaurante de La Victoria. Asegura que era su hija a la que acompañó para tomar “una leche de tigre”.
Anuncia que este jueves 11, si no se acata su fallo, denunciará a los alcaldes de Lima y La Victoria, Susana Villarán y Alberto Sánchez Aizcorbe.
No se arrepiente de su sentencia. Le extraña, eso sí, que lo critiquen tanto. Ni él ni su esposa, que se dedica a la asesoría espiritual y la lectura del tarot, adivinaron lo que ocurriría.

UN FRENTE COMÚN

El fallo de Urbina fue apelado tanto por la comuna limeña como por el Ministerio del Interior y la alcaldía de La Victoria.Sánchez Aizcorbe interpuso una acción de amparo para evitar que se ejecute la sentencia y concretó un acuerdo con el concejo limeño, el viernes 5, para que la comuna metropolitana invierta S/. 7.27 millones en la construcción de 15 muros de contención en los cerros El Pino y San Cosme.
Susana Villarán reenganchó al traslado a los casi 2,000 comerciantes de productos perecibles apostados en las Av. 28 de Julio, Nicolás Ayllón y las calles aledañas. La llamada ‘Paradita’.
Todos ellos pasarían en julio a la ‘Tierra Prometida’, un espacio de 4.8 hectáreas ubicado al costado del mercado mayorista de Santa Anita. En conjunto mueven casi 200 toneladas diarias y funcionan como intermediarios entre productores y supermercados o mercados distritales.
Y aunque en La Parada tienen de su lado al regidor accesitario David Arias, llevado por Fuerza Social, la directiva de Villarán ha sido clara: “lo tenemos que dejar solo”.
Toda una locura.
FUENTE REVISTA CARETAS

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