11:42 - 12 Abril 2013
A propósito del cambio del juez Richard Concepción Carhuancho.
Hay un fierro caliente que por obra y
gracia de manos muy poderosas, ha terminado chamuscando a más de un
fiscal. Siete en total para ser más exacta. Ese fierro caliente se llama
La Centralita y es, qué duda cabe, el caso más emblemático de presunta
corrupción que envuelve no sólo al presidente regional de Áncash,
también a seis de sus más conspicuos allegados.
Hoy me llena de indignación e impotencia
confirmar que aquella varilla candente instalada en el Ministerio
Público, saltó la berma central de la avenida Pardo y entró silenciosa a
la Corte Superior de Justicia del Santa.
El primero en pagar las consecuencias de
los poderosos intereses, que buscan liberar de polvo y paja a César
Álvarez, es el correcto juez Richard Concepción Carhuancho, sino el más
preparado, uno de los que mejor maneja la aplicación del Nuevo Código
Procesal Penal.
Este magistrado del Primer Juzgado de
Investigación Preparatoria ha demostrado con sus fallos que no le
tiembla la mano cuando de sancionar el delito se trata, así este
involucre a autoridades que manejan los ingentes recursos de los
ancashinos.
Entonces, si en la Corte del Santa es
conocida la capacidad y probidad de Concepción Carhuancho, no entiendo
las razones que tuvo el presidente Samuel Sánchez Melgarejo para
enviarlo sorpresivamente al Tercer Juzgado de Investigación
Preparatoria. Cuestión de sentido común.
Y es que siendo harto suspicaces, este
cambio se da un contexto en el cual el acercamiento del titular de la
Corte y el presidente regional es demasiado evidente. ¿Acaso la salida
del juez Concepción tiene algo que ver con la inversión de 60 millones
que hará el gobierno regional, para la construcción de un centro de
rehabilitación de menores?
No olvidemos que hace unos días, Sánchez
Melgarejo y el representante ancashino se confundían en abrazos
celebrando la ansiada transferencia. Y conociendo que Álvarez no da
puntada sin hilo, no es descabellado pensar que algo podría haber pedido
a cambio. ¿Usted qué cree?
Así las cosas, lo único que me queda
claro ahora es que el Poder Judicial perdió la gran oportunidad de
lavarse la cara, de demostrarnos que es capaz de llevar adelante un
proceso tan importante como La Centralita de manera transparente y sin
presiones de ningún tipo.
El puesto de Carhuancho será ocupado por
el juez Jorge Alvarado, quien antes ya había sido cesado por el CNM.
Este magistrado, cuestionado en su momento, tendrá que iniciar la
titánica tarea de leer, además del voluminoso expediente de La
Centralita, 30 tomos de los casos por presunto enriquecimiento ilícito
contra los exalcaldes Victoria Espinoza y Valentín Fernández. Vuelvo a
preguntar ¿fue una decisión correcta? Saque usted sus conclusiones.
Patricia Cardoza Cribillero
Editora del diario Correo (Chimbote).
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