Ocho años de pesadilla regional
- Que la dolorosa realidad que ahora cubrimos de lamentos nos sirva de lección, reflexiona hoy César Córdova.
Se va cerrando una etapa negra en el
manejo de los millonarios recursos públicos de la región Ancash. Al
menos por el momento. Deja una secuela de sangre y luto, podredumbre
moral y la frustración de 8 años perdidos. Queda la esperanza de
justicia, con el Poder Judicial, Ministerio Público, Policía Nacional,
Contraloría de la República y la Comisión de Fiscalización del Congreso
las República, presentes y asumiendo compromisos en el mismo lugar de
los hechos, y con la prensa nacional escandalizada respirándoles en la
nuca y monitoreando el rol que debieron hacer desde hace mucho tiempo.
Los medios de comunicación limeños, como
siempre, han tenido mayor peso que el contubernio de malos
administradores de justicia con autoridades corruptas, y van sentando
uno por uno en el banquillo de la acusación pública, a todos los
integrantes de una red mafiosa instalada en nuestra región, que era
intocable, hasta hace poco, gracias al trabajo tenebroso de un
parlamentario golondrino que le brindó impunidad y a quien se le se le
vincula, junto a un oscuro personaje como es el abogado Rodolfo
Orellana, a una banda criminal muy bien organizada, que inclusive fuera
denunciada públicamente en nuestra ciudad por empresarios llegados
desde Lima en plena campaña reeleccionista en el 2010.
Con los ojos de la ciudadanía muy bien
puestos en las investigaciones sobre los hechos corruptos en nuestra
región, y con su permanente exigencia al Poder Judicial y Ministerio
Público para que caiga todo el peso de la ley para los responsables
materiales e intelectuales, el libreto a seguir en campaña electoral por
los candidatos a las próximas elecciones regionales y municipales ha
cambiado totalmente, porque ahora tendrán que presentar propuestas
concretas y demostrar su perfil de gobernante, dejando de lado sus
discursos “moralistas y fiscalizadores”, muy usados últimamente como
recursos populistas detrás del voto y de las simpatías electorales.
Aprendiendo la dura lección de 8 aciagos
años, debemos exigir a cada candidato, su plan de gobierno, cuadros
técnicos que lo acompañan, plazos, financiamiento, etc. Es importante
encontrar consenso en programas más que en candidatos, para abandonar la
dañina condición de región minero dependiente, y crear o mejorar
infraestructuras físicas que nos permitan desarrollar otras actividades
productivas.
Es un buen paso el que se ha dado,
sigamos mirando hacia adelante, dejemos el oscuro capítulo vivido en
manos de la justicia y de la prensa nacional en su fiscalización
permanente, y que la dolorosa realidad que ahora cubrimos de lamentos
nos sirva de lección para no volver a cometer tremenda equivocación al
momento de elegir. La pesadilla puede regresar con César Álvarez, con
otro de las mismas entrañas “comandas” o con algún candidato de su misma
calaña disfrazado de “fiscalizador”.
César Córdova Ponce
Director de la revista “La Voz del Pescador”
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