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jueves, 10 de abril de 2014

   Ocho años de pesadilla regional

Se va cerrando una etapa negra en el manejo de los millonarios recursos públicos de la región Ancash. Al menos por el momento. Deja una secuela de sangre y luto, podredumbre moral y la frustración de 8 años perdidos. Queda la esperanza de justicia, con el Poder Judicial, Ministerio Público, Policía Nacional, Contraloría de la República y la Comisión de Fiscalización del Congreso las República, presentes y asumiendo compromisos en el mismo lugar de los hechos, y con la prensa nacional escandalizada respirándoles en la nuca y monitoreando el rol que debieron hacer desde hace mucho tiempo.

Los medios de comunicación limeños, como siempre, han tenido mayor peso que el contubernio de malos administradores de justicia con autoridades corruptas, y van sentando uno por uno en el banquillo de la acusación pública, a todos los integrantes de una red mafiosa instalada en nuestra región, que era intocable, hasta hace poco, gracias al trabajo tenebroso de un parlamentario golondrino que le brindó impunidad y a quien se le se le vincula, junto a un oscuro personaje como es el abogado Rodolfo Orellana, a una banda criminal muy bien organizada, que inclusive fuera  denunciada públicamente en nuestra ciudad por empresarios llegados desde Lima en plena campaña reeleccionista en el 2010.

Con los ojos de la ciudadanía muy bien puestos en las investigaciones sobre los hechos corruptos en nuestra región, y con su permanente exigencia al Poder Judicial y Ministerio Público para que caiga todo el peso de la ley para los responsables materiales e intelectuales, el libreto a seguir en campaña electoral por los candidatos a las próximas elecciones regionales y municipales ha cambiado totalmente, porque ahora tendrán que presentar propuestas concretas y demostrar su perfil de gobernante, dejando de lado sus discursos “moralistas y fiscalizadores”, muy usados últimamente como recursos populistas detrás del voto y de las simpatías electorales.

Aprendiendo la dura lección de 8 aciagos años, debemos exigir a cada candidato, su plan de gobierno, cuadros técnicos que lo acompañan, plazos, financiamiento, etc. Es importante encontrar consenso en programas más que en candidatos, para abandonar la dañina condición de región minero dependiente, y crear o mejorar infraestructuras físicas que nos permitan desarrollar otras actividades productivas.
Es un buen paso el que se ha dado, sigamos mirando hacia adelante, dejemos el oscuro capítulo vivido en manos de la justicia y de la prensa nacional en su fiscalización permanente, y que la dolorosa realidad que ahora cubrimos de lamentos nos sirva de lección para no volver a cometer tremenda equivocación al momento de elegir. La pesadilla puede regresar con César Álvarez, con otro de las mismas entrañas “comandas” o con algún candidato de su misma calaña disfrazado de “fiscalizador”.

César Córdova Ponce
Director de la revista “La Voz del Pescador”

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