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jueves, 24 de abril de 2014

Criminales en campaña


El llamado JNE-ONPE a atajar la acción del crimen sobre las próximas elecciones está lleno de evocaciones. Una de ellas la de los tiempos en que Sendero Luminoso buscaba impedir mediante el terror todo ejercicio del voto. Otra los episodios de fraude en importantes centros de votación. Otra el reguero de asesinatos electorales de estos años.
Si hubiera que resumir el comunicado en una palabra, esta sería: preparémonos. Pues los crímenes en regiones y municipios de estos cuatro años han sido a su manera sombríos preparativos para octubre 2014. No solo para tratar de influir en la victoria, sino también para ir amedrentando a cualquier posible ganador.
El desafío es complicado. Pues ya no se trata de proteger la jornada electoral misma, como sucedió con SL, sino de proteger precandidatos y candidatos en todo momento. Incluso después de la votación y la proclamación. Una situación que se mete con los resultados electorales mismos, razón por la cual los dos organismos han salido a dar la alerta.
Quizás convendría, como parte de una respuesta, establecer algunas normas ad hoc. Por ejemplo invalidar las candidaturas o los triunfos de candidatos que se logre asociar con perpetradores de crímenes electorales. Por el mismo principio, impedir las candidaturas de personas que ya están asociadas en este momento.
Es importante que los candidatos ganadores sepan que su triunfo no es garantía de impunidad, y que la investigación de la criminalidad que precedió y rodeó a los comicios va a seguir siendo investigada. Algo que no ha estado sucediendo en el pasado. Podría estar naciendo aquí una rama especializada de la investigación criminal en el país.
Aunque no toda región o municipio están atenazados por el crimen, el comunicado JNE-ONPE inevitablemente echa sombra sobre el proceso electoral en todo el país. Pues no solo hay asesinos desbrozándose un camino a la victoria. También hay candidaturas simplemente solventadas por dineros claramente mal habidos, como viene sucediendo con el oro puneño.
¿Desde cuándo viene dándose este escenario gangsteril? Hay incidentes registrados desde hace varias elecciones, y es sospechable que ha sido la impunidad la causante del actual estallido de sicarios, asesores hamponescos, magistrados vendidos y congresistas serviciales. De los cuales solo conocemos la punta del mefítico iceberg.
No se trata, como dicen los órganos electorales, de un asunto de tranquilidad y seguridad pública. En realidad es un asunto de legitimidad democrática. Elecciones viciadas o cuestionadas por el crimen, allí donde se den, van a producir resultados que serán cuestionados desde la proclamación misma. Incluso con los propios cínicos gángsters en la primera fila de los cuestionamientos.

COLUMNA DE OPINION DE MIRKO LAUER, DIARIO LA REPUBLICA

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