¿Por qué Latinoamérica protesta en tiempos de relativa bonanza?
Publicado: Hace 11 horas
Por Alejandro Rebossio. Blog Eco Americano, El
País (España). No solo en Brasil hay protestas callejeras. También en
Costa Rica, Chile. Las ha habido en México, Panamá, Venezuela, Perú,
Bolivia, Argentina. Puede resultar paradójico que cuando Latinoamérica
crece por primera vez en su historia reduciendo la desigualdad social se
producen estos conflictos populares, pero no lo es. Tal vez porque ha
crecido la clase media en estos últimos años es que las quejas aumentan
porque ya no solo se clama por salir de la pobreza. Aparecen nuevas
demandas. Y además la región sigue siendo la más desigual del planeta,
pese a las mejoras.Un libro titulado La protesta social en América Latina se refiere a todo esto. Fue publicado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en abril pasado, pero sigue muy actual. Quien presentó ese informe, el subsecretario general de la ONU y director del PNUD para América Latina y el Caribe, el chileno Heraldo Muñoz, dialogó esta semana con EL PAIS desde Washington respecto de su conclusión, el hecho de que estas protestas están vinculadas con las desigualdades socioeconómicas y gobiernos con capacidad limitada para manejar disturbios.
“Lo primero que hay que sostener en democracia es que no hay que sorprenderse con el conflicto”, dice Muñoz. “El autoritarismo de décadas pasadas reprimió el conflicto social. Ahora hay que ver cómo se procesan estas demandas”, aclara para comenzar.
“Estas protestas son aspiracionales, no son de los pobres, sino de las nuevas capas medias”, comenta el subsecretario general de la ONU. “En Latinoamérica ha habido avances, ha disminuido la pobreza, unas 60 millones de personas dejaron de ser pobres, hay un nivel de empleo razonable si se lo compara con otras regiones. Pero en Chile, Brasil o Costa Rica hay una alta vulnerabilidad de las capas medias, los sectores emergentes son vulnerables. Hay un descontento que está vinculado a la desigualdad, hay crecimiento, hay avances, pero hay también una percepción de que el progreso no llega a todos”, lamenta el funcionario.
La inequidad se redujo en la década pasada, a diferencia de toda la historia anterior de Latinoamérica y de lo que ha sucedido recientemente en el resto del mundo. “Pero partimos de una base tan negativa…”, responde Muñoz. “Entre 2000 y 2010, en 14 de los 17 países latinoamericanos se ha reducido la desigualdad, pero aun así es la región más desigual del mundo. Los que salen de pobreza se sienten vulnerables, no quieren volver a caer, pero ven que persiste la desigualdad, los abusos, la corrupción, la impunidad. Son protestas que reflejan que ha habido progresos. Pero el crecimiento económico tiene problemas de calidad, es más en cantidad que en calidad, es crecimiento con desigualdad. Son las protestas de un éxito económico social con estructuras muy desiguales. En Chile, de diez alumnos universitarios, siete provienen de familias no universitarias, pero al mismo tiempo exigen calidad. Además la gente ve que hay malas prioridades del gasto público, hay inseguridad ciudadana y empieza a pedir más al Estado”, describe Muñoz.
El informe del PNUD demuestra, a partir del estudio de casos entre 2009 y 2010 en toda la región, que las tensiones sociales, institucionales y culturales en América Latina son numerosas, en comparación con otras partes del mundo, y se caracterizan por un alto grado de participación ciudadana. Algunos “conflictos han provocado severas rupturas institucionales y crisis en materia de gobernabilidad democrática, como fue el caso con el golpe de Estado en Honduras en junio de 2009”, dice el organismo. Pero el estudio destaca que este tipo de tensión, que alcanza un nivel máximo de radicalización y crisis de gobernanza, no ha sido la norma en la región durante los últimos años. La mayor parte de las protestas sociales incluyen declaraciones, manifestaciones y huelgas, que rara vez llegan al punto de violentos enfrentamientos y caos, según el PNUD. Las demandas de los ciudadanos suelen abarcar desde temas de salud, trabajo y educación hasta los derechos humanos y las cuestiones ecológicas, como el control de los recursos naturales.
El libro también destaca el impacto en las protestas del hecho de que en la última década en América Latina se haya ampliado el acceso a la tecnología a millones de personas, que también se han vuelto cada vez más educadas e interconectadas a nivel regional e internacional, también por las redes sociales. “Hay una expansión enorme de las redes de comunicación, expansión del acceso al teléfono celular (móvil), Twitter, Facebook, Internet. Hay nuevas maneras de comunicación, y eso permite movilizaciones de naturaleza distinta. Los conflictos se expresan en los medios, en las redes. Brasil es el segundo país con más usuarios de Twitter y Facebook del mundo”, comenta Muñoz. Estas herramientas también han sido cada vez más importantes para los grupos históricamente marginados, incluidos los pueblos indígenas, según el PNUD. “Internet y otras tecnologías de comunicación permiten que los movimientos sociales interactúen y que se difundan sus mensajes a través de vídeos (como los zapatistas en México) y se recauden fondos”, reseña el organismo de Naciones Unidas.
"Si se gestionan a través del diálogo y la negociación, y sus causas están dirigidas, las protestas presentan grandes oportunidades para las transformaciones profundas y para una sociedad más equitativa y justa en América Latina", opina Muñoz. “El problema no es que existan conflictos, sino la ausencia de gestión de los mismos. Hay que ofrecer diálogo y mediación. La reacción del Gobierno brasileño es interesante. Su reacción ha sido un ‘no a la represión, sí al diálogo’, el planteo de cinco pactos nacionales”, diferencia el funcionario este caso de protestas sociales en otros países de la región.
No hay comentarios:
Publicar un comentario