Captura y repartija
Jueves, 08 de mayo de 2014 | 4:30 am
Las luchas por el poder político son generalmente escandalosas.
Tras los conflictos entre el TC, el CNM y la Fiscalía no sólo se libra
una pugna franca en defensa de los fueros de cada organismo de control
sino también una lucha abierta entre el Presidente de la República, los
ex Presidentes y los partidos políticos (que tienen representantes en el
Congreso) por capturar esos organismos para curarse en salud, esto es,
para blindarse de cualquier tipo de acusación que se les formule.
Sospecho que la lucha por la captura pesa más que la pugna por la
defensa de los fueros.
Cada organismo de control reivindica una autonomía en el desarrollo de sus funciones y en sus decisiones, pero muchas de estas han sido y son muy cuestionadas porque han servido para blindar a algunos personajes políticos y para favorecer a algunos grupos de interés. Los casos más notorios y controvertidos provienen del TC y de la Fiscalía y tienen que ver con decisiones para limpiar a García de la violación de los derechos humanos y de las acusaciones de corrupción.
La madre del cordero está, sin embargo, tanto en el Ejecutivo como en el Congreso que deciden la repartija. García y el Apra tienen mucho interés en la permanencia de la actual composición del TC y de la Fiscalía. Quieren mantener la repartija anterior en la que ellos cortaron el jamón. Pero la diminuta representación del Apra es irrelevante sin el apoyo del fujimorismo que, al parecer, la ha abandonado a su suerte. Las otras fuerzas políticas, en cambio, buscan cambiarla para designar a sus propios “representantes” en esos organismos.
La situación está trabada en el Congreso porque los partidos fragmentados no logran establecer un acuerdo que les permita alcanzar los votos necesarios para elegir a sus favoritos. El escandaloso conflicto actual los ha obligado, sin embargo, a apurar el paso y es probable, por eso, que hoy elijan a los nuevos integrantes del TC para reemplazar a los antiguos que han excedido largamente el plazo del ejercicio de sus funciones y que vienen actuando con irresponsabilidad.
No sólo los partidos están interesados en esta nueva repartija. Por las campañas que han venido librando contra el nuevo Fiscal de la Nación y por el apoyo tácito a la discutida decisión del TC, sospecho que los medios concentrados de la derecha quieren tener también su propio Fiscal y sus propios “representantes” en el TC. Son un grupo de interés que quiere participar también en la captura y en la repartija. Mientras tanto hay otras capturas y repartijas del Estado que están pasando piola: las de los aparatos económicos del Estado.
Ni siquiera los analistas se refieren a este tipo evidente de captura. Menos aún los medios. Todos parecen más bien celebrarla. La explicación de esta temporal complacencia se encuentra en los intereses y en la ideología que comparten, además de la buena marcha de la economía (expresada en las altas tasas de crecimiento del PBI) que los aparatos económicos capturados se la atribuyen, relativizando el boom exportador y los altos precios de las commodities de estos doce últimos años.
Estas capturas y repartijas del Estado plantean algunas cuestiones académicas y políticas fundamentales. ¿Es posible organizar un Estado autónomo en el Perú? ¿La desprivatización del Estado hace parte sustantiva de la reforma del Estado o esta se reduce solo a la reforma de la burocracia? La discusión de estos temas en la academia es vasta, pero su solución política es difícil porque requiere una correlación política favorable a los sectores que buscan que el Estado defienda el interés general y el bien común.
Cada organismo de control reivindica una autonomía en el desarrollo de sus funciones y en sus decisiones, pero muchas de estas han sido y son muy cuestionadas porque han servido para blindar a algunos personajes políticos y para favorecer a algunos grupos de interés. Los casos más notorios y controvertidos provienen del TC y de la Fiscalía y tienen que ver con decisiones para limpiar a García de la violación de los derechos humanos y de las acusaciones de corrupción.
La madre del cordero está, sin embargo, tanto en el Ejecutivo como en el Congreso que deciden la repartija. García y el Apra tienen mucho interés en la permanencia de la actual composición del TC y de la Fiscalía. Quieren mantener la repartija anterior en la que ellos cortaron el jamón. Pero la diminuta representación del Apra es irrelevante sin el apoyo del fujimorismo que, al parecer, la ha abandonado a su suerte. Las otras fuerzas políticas, en cambio, buscan cambiarla para designar a sus propios “representantes” en esos organismos.
La situación está trabada en el Congreso porque los partidos fragmentados no logran establecer un acuerdo que les permita alcanzar los votos necesarios para elegir a sus favoritos. El escandaloso conflicto actual los ha obligado, sin embargo, a apurar el paso y es probable, por eso, que hoy elijan a los nuevos integrantes del TC para reemplazar a los antiguos que han excedido largamente el plazo del ejercicio de sus funciones y que vienen actuando con irresponsabilidad.
No sólo los partidos están interesados en esta nueva repartija. Por las campañas que han venido librando contra el nuevo Fiscal de la Nación y por el apoyo tácito a la discutida decisión del TC, sospecho que los medios concentrados de la derecha quieren tener también su propio Fiscal y sus propios “representantes” en el TC. Son un grupo de interés que quiere participar también en la captura y en la repartija. Mientras tanto hay otras capturas y repartijas del Estado que están pasando piola: las de los aparatos económicos del Estado.
Ni siquiera los analistas se refieren a este tipo evidente de captura. Menos aún los medios. Todos parecen más bien celebrarla. La explicación de esta temporal complacencia se encuentra en los intereses y en la ideología que comparten, además de la buena marcha de la economía (expresada en las altas tasas de crecimiento del PBI) que los aparatos económicos capturados se la atribuyen, relativizando el boom exportador y los altos precios de las commodities de estos doce últimos años.
Estas capturas y repartijas del Estado plantean algunas cuestiones académicas y políticas fundamentales. ¿Es posible organizar un Estado autónomo en el Perú? ¿La desprivatización del Estado hace parte sustantiva de la reforma del Estado o esta se reduce solo a la reforma de la burocracia? La discusión de estos temas en la academia es vasta, pero su solución política es difícil porque requiere una correlación política favorable a los sectores que buscan que el Estado defienda el interés general y el bien común.
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