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jueves, 8 de mayo de 2014

El sueño americano

EL SUENO AMERICANO
En Estados Unidos, en cada circunscripción se elige únicamente un congresista. Así es para los 435 que componen la Cámara de Representantes. Esto ayuda al vínculo entre representantes y representados. Esto es lo que técnicamente se denomina sistema electoral de mayoría con circunscripciones uninominales. Ha ayudado a producir el famoso bipartidismo demócrata-republicano y otorgar una alta estabilidad.
Con tantas deficiencias en nuestro sistema representativo, desde hace un tiempo algunos han considerado proponerlo en nuestro país, importando el modelo.
Pero los sistemas electorales no se pueden copiar de una realidad a otra y conseguir los mismos efectos, pues el contexto importa. Ciertamente, los países en donde se tienen sistemas de mayoría con circunscripciones uninominales como Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, de donde proviene, son estables con un bipartidismo histórico. Pero, en otros países donde se implementó el sistema de mayoría, no consiguieron los beneficios deseados. Y, en América Latina, región en donde se encuentran las mayores afinidades a nuestra realidad, ningún país tiene un sistema de mayoría con circunscripciones uninominales.
En nuestro país, solo por anotar una particularidad de índole institucional, tiene un régimen presidencialista, con un sistema electoral proporcional, a través del cual se elige un congreso unicameral, en un contexto de un sistema de partidos altamente debilitado y desconectado de la representación subnacional (regiones y municipios).
La propuesta de importación exige, por cierto, una modificación constitucional (art. 187). De la misma manera, colisiona con el número limitado de escaños que la misma Constitución consagra.
Haciendo un ejercicio de simulación Lima tendría 44 representantes y en el otro extremo varios departamentos con un solo representante. Adicionalmente, la capital se tendría que dividir distritos y sumar otros, para obtener 44 circunscripciones con el mismo número de electores ¿Desde qué calles, jirones y avenidas se harían las separaciones y fusiones? El resultado sería congresistas que se dediquen a su pequeño espacio y se desentiendan de los problemas mayores del país, con mayor razón si no se tiene senado.
Tampoco operaría la reducción del número de partidos que se espera. Si hoy los partidos nacionales son minoría en los municipios provinciales y distritales, estando ya inscritos dieciséis partidos hasta ahora, no hay nada que indique que el número que ingrese al parlamento sea el mítico y buscado bipartidismo.
Por el contrario, el parlamento se poblaría de muchos partidos que tendrían bolsones electorales bien marcados. Peor aun, se alentaría los cacicazgos locales, quienes se reelegirían, pudiendo pasar de un partido a otro, al que más le convenga. En consecuencia, se podrá mantener congresistas, pero no partidos, con lo que el objetivo no se cumpliría. El mejor ejemplo son los consejos regionales, en los que se aplica el sistema de mayoría (inconstitucionalmente) desde el 2010 y el número de partidos no se ha reducido.
De otro lado, en el sistema de mayoría siempre la proporción de votos que obtenga un partido no corresponda a los escaños que se le otorga, quedando fuera, en muchos casos, partidos sin representación. Y en un contexto de muchos partidos, el ganador del escaño podría serlo con porcentajes bajos, lo que siempre motiva cuestionamientos. Hay situaciones, incluso, en que un partido tiene un porcentaje no muy alto de votos, pero logra la mayoría absoluta del congreso, al lado incluso de una proliferación de partidos. Ni qué decir de la cuota de género, que sería ciertamente inaplicable.
En concreto, un sistema electoral de mayoría no va a funcionar igual que en los países de origen. Hay otros caminos para diseñar sistemas electorales que atiendan a un contexto como el peruano y no el que conduce al seductor sueño americano.

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