Internacional El 17 de
octubre vence el plazo para que el Congreso norteamericano eleve el
techo de la deuda. Vencen el mismo día US$ 120 mil millones en
obligaciones de corto plazo.
Cuenta Regresiva
El mecanismo. Un grupo de alrededor de 40 congresistas de la Cámara de Representantes del Partido Republicano afiliados al Tea Party (de posiciones extremas en materia de libertad personal, disciplina fiscal y dimensiones del Estado) ha ganado influencia sobre la totalidad de ese partido y sobre el liderazgo de la Cámara. A través del liderazgo de John Boehner (el speaker) se controla la discusión de los proyectos en la Cámara baja, seleccionando cuáles pueden ser discutidos y cuáles no.
La cola y el perro. Los proyectos del presidente Obama y los del Senado (controlado por los demócratas) se estrellan contra la primacía de los activistas del Tea Party, los cuales, a través de su negativa a aprobar los fondos para el funcionamiento del gobierno, provocaron el fracaso del Senado y el cierre del gobierno. Es decir, que menos del 10% de los Representantes afectan a todos estos (430), al Senado (casi 100 senadores) y al gobierno federal (con millones de empleados y contratados que de él dependen). Según versiones de prensa, el senador Ted Cruz de Texas –que habló casi 22 horas en el Senado– es quien influye en los republicanos del Tea Party.
La catástrofe. Esta secuencia de control tendría consecuencias gravísimas si se llegara a aplicar a la discusión sobre el incremento del límite de la deuda, el cual debe ser aprobado –el gobierno federal toma prestados 19 centavos de cada dólar que gasta– pues de lo contrario el Tesoro entraría en cesación de pagos de sus compromisos y se derrumbaría la cotización de los Bonos que emite. Sus tenedores son, en algunos casos, las más importantes economías del planeta. La gravedad de esta situación carece de antecedentes y, por lo tanto, solo puede especularse sobre sus eventuales consecuencias.
Baste señalar que Japón y China, principales tenedores de deuda de EE.UU., reclamaron responsabilidad en el manejo de la crisis fiscal por parte de Estados Unidos con ocasión de la reunión de APEC en Indonesia. Expertos e inversores se han referido a una cesación de pagos de EE.UU. tildándola de “Apocalipsis fiscal”, “bomba nuclear”, “demencial” o “catastrófica.” Han indicado que Lehman Brothers, al momento de la quiebra que gatilló la crisis de 2008, tenía una deuda que sería 23 veces menor de lo que significaría la cesación de pagos de EE.UU. Obama suspendió su viaje a la reunión de APEC para seguir de cerca el conflicto con los republicanos.
El laberinto republicano. El problema con la estrategia republicana es que no tiene salida. Comenzó planteando aprobar los fondos para el gobierno a cambio de privar de recursos a la ley de cuidados de salud. (CARETAS 2303 – A la Hora Señalada) Ante la negativa demócrata, plantearon suspender por un año la aplicación de la ley; luego, anular sus efectos individuales. Luego, se inclinaron por una lluvia de proyectos para financiar aspectos parciales del cierre del gobierno que ellos mismos han provocado (veteranos, niños con cáncer, parques nacionales).
Todos esos proyectos mueren en el Senado que pide una apertura del gobierno y una elevación del techo de la deuda sin condicionamientos. Obama se mantiene en su posición de no negociar con un revólver en la cabeza; plantea discutir todos los temas pero en el orden establecido por la Constitución y las prácticas legislativas.
Posibles consecuencias. El malestar creado por el cierre del gobierno –en gran parte asignado por la población a los republicanos– y las consecuencias devastadoras de no autorizar la elevación del techo de la deuda es posible que acentúe las divisiones entre los republicanos. La ausencia de estrategia viable crearía las condiciones para que un grupo de republicanos decida apoyar la reapertura del gobierno y el incremento del techo de la deuda sin condicionamientos, lo cual lograría el apoyo de los 190 representantes demócratas.
La salida. Tanto Obama como el líder de los demócratas del Senado, Harry Reid, han pedido a Boehner que someta un proyecto en ese sentido al pleno de la Cámara para destrabar el impasse. Algunos republicanos moderados apoyan esa solicitud. Pero Boehner se niega; considera que no existen los votos en la Cámara de Representantes para aprobar la apertura del gobierno y la elevación del techo de la deuda sin negociar sobre la ley de cuidados de salud y el recorte de gasto fiscal. Harry Reid afirmó que la única manera de saber si los votos existen o no es sometiendo la propuesta a votación.
Los demócratas, por tanto, buscan mantener su unidad para lograr sus objetivos. Es posible que un planteo serio para discutir la deuda fiscal en el futuro inmediato –aspecto central de los planteos republicanos– permita una salida en que ambas partes pueden sostener que han prevalecido; siempre y cuando se aprobara después de abrir el gobierno y elevar el techo de la deuda.
El procesamiento de cualquier medida legislativa, sin embargo, llevaría más allá del 17 de octubre, lo cual aumenta las probabilidades de que ocurra lo que nadie quiere: el “default,” al menos técnico.
La exasperación aumenta y suben los decibeles: “Esta es una batalla épica”, dice Boehner. “Terminen con esta farsa,” replica Obama. (Escribe: Luis F. Jiménez)
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