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viernes, 11 de octubre de 2013

Policiales Las redes de prostitución en discotecas de Miraflores, San Isidro y Barranco, y la “invasión” de las mafias colombianas ligadas al narcotráfico y al lavado de dinero.

Las Muñecas de la Mafia


Colombianas en el Tequila
Colombianas intervenidas en la discoteca Tequila Rock de Miraflores por prostitución: Diana Cano, Natalia Herrera, Yolanda Castro y Orfelina Camargo. Tienen 18 y 23 años.
Una serie de operativos policiales realizados en distritos aparentemente residenciales y exclusivos destapó el hilo de la madeja para conocer el verdadero alcance de las redes de prostitución y tráfico de mujeres dirigidas desde Colombia.La alarma se encendió con la doble intervención realizada en la discoteca Tequila Rock y el hostal El Pacífico –ambos en Miraflores– donde fueron intervenidas 28 ‘colochas’ que trabajaban como meretrices no necesariamente clandestinas, el 15 de junio pasado.
Unas 10 se encontraban en situación de ilegales y fueron deportadas a su país de origen, según la Policía.
La Policía realizó otra redada en un edificio de la avenida miraflorina La Paz, frente al Centro de Convenciones María Angola, el 26 de junio.
Tres colombianas fueron arrestadas por practicar la prostitución, pero ellas argumentaron que habían sido secuestradas en su país.
La División de Trata de Personas de la Policía (Divintrap) estima que actualmente existen 600 colombianas ejerciendo el oficio más antiguo del mundo.
En lo que va del año ingresaron al Perú unas 200 colombianas para dedicarse al negocio del sexo por dinero, de acuerdo con las estadísticas de la Policía. Solo la mitad pudo ser rescatada de las garras de estas mafias.
Sus altas tarifas las vuelven mercadería de lujo para ciertos sectores, pudiendo llegar a cobrar hasta S/. 1,000 por noche.
Por eso sus captores las instalan en departamentos alquilados de Miraflores, San Isidro, Barranco y Chorrillos, donde además vigilan sus horarios y desplazamientos para evitar que escapen.
“Son cazadas en su país de origen a través de sitios en Internet o con engaños. Les ofrecen puestos como anfitrionas y ni bien aterrizan en nuestro país son obligadas a trabajar como damas de compañía. La tentación de la plata fácil hace que callen lo que pasa”, declaró el coronel PNP Ángel Merino, jefe de la Divintrap.

EN DISCOTECAS A-1

La mayoría de colombianas que ejercen ilegalmente la prostitución en discotecas de Miraflores y San Isidro provienen de barrios deprimidos de las ciudades de Antioquia, Medellín y Cali. Las mafias colombianas únicamente eligen a las jóvenes de entre 18 y 23 años. Muchas aceptan desesperadas a fin de costear sus estudios universitarios o simplemente buscando huir de la miseria.
Hay chicas que incluso son seducidas con la posibilidad de embellecerse gracias a una cirugía estética financiada por su captor, según la Divintrap.
No saben que hacerlo las condena a reembolsar el “gasto” con jornadas de hasta 3 clientes por noche, según la Policía.
“De lo que cobran, apenas guardan la tercera parte y sus documentos son retenidos por los proxenetas”, señala Merino. “Todo eso configura un nuevo panorama de esclavitud”.

“INVASIÓN” COLOMBIANA

Estas mafias colombianas están interconectadas y tienen sus orígenes en el narcotráfico.Al verse afectado el negocio de los cárteles por la agresiva guerra contra las drogas en Colombia, estas organizaciones se han desplazado a Perú, Bolivia y Ecuador, según diversas fuentes.
Se trata de una singular invasión colombiana que no solo se aprecia en el negocio de la prostitución en discotecas A-1, sino también en el lavado de dinero y el tráfico de drogas.
Delincuentes colombianos se han instalado en ciertas zonas bravas del Perú para lavar dinero del narcotráfico, a través de un singular negocio de “préstamos” de dinero.
“Al que no paga, le mandan la moto, comentó un alto oficial policial. “Han exportado su know-how delictivo”.
La Dirección de Investigación Criminal (Dirincri) ha detectado casas de “prestamistas” colombianos en el Callao, en las galerías ‘Compuplaza’ de la avenida Wilson, en el Centro de Lima y también en los mercados de Puente Piedra, Lince y Jesús María.
También se tiene información de “prestamistas” colombianos en El Porvenir, una de las zonas más calientes de Trujillo.
Los “prestamistas” operan con abundante dinero en efectivo, proveniente del narcotráfico y la trata de personas, y una flota de delincuentes motorizados que realizan los cobros de manera “personalizada”.
El interés es hasta del 30% por cada préstamo. El sistema ha sido bautizado como “gota a gota”, porque se cobra a diario. Buscan negocios con flujo constante de dinero para minimizar el riesgo, según la Policía.
El que no paga, muere. Es la ley de los cárteles colombianos.
Las meretrices son la cara más visible de esta cumbia mafiosa. El temor, finalmente, es que estos tentáculos del narcotráfico se expandan por todo el país y terminen por generar –como ya se está apreciando– sicariato, violencia, inseguridad y muertes a plena luz del día. (Álvaro Arce)

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