Todas las encuestas indican, todas las evidencias lo confirman, la situación de inseguridad se desborda y estamos ante un gobierno manifiestamente incompetente para hacerle frente. Varios lo venimos diciendo desde hace ya bastante tiempo: la cosa no es broma, hay que actuar ya e ir a la raíz de los problemas. Estamos ante un tema en el cual dentro de no mucho tiempo, habrá que constatar que ya no hay vuelta atrás y que sólo queda resignarse a lo peor.
Hay mucho que se tiene que hacer. Las estrategias tienen que responder a la complejidad del problema. Pero hay una que es insustituible y sin la cual no hay absolutamente nada que podamos hacer con resultados adecuados. Me refiero a contar con una policía capaz de enfrentar un problema como el que hoy tenemos. Digámoslo sin anestesia: eso no existe hoy en el Perú.
Tanto se podría decir de la situación calamitosa actual de la policía, pero pocas cosas recientes grafican mejor el problema que tenemos con la Policía y la incapacidad del gobierno para asumir el serio problema que la reciente denuncia de que en El Huallaga, zona complicada por el narcotráfico, se han construido comisarías con drywall, pese a haber dinero suficiente para hacerlas de verdad. Dicen que eso vendrá después. Si, después de que las lluvias que ya empiezan se lleven al río la plata malgastada. Entretanto los policías ponen sacos de arena para protegerse de eventuales ataques que, crucemos los dedos, ojalá no se produzcan. Y probablemente, en compensación, muchos de ellos dejan pasar la droga a cambio de ya sabemos que.
Sea por corrupción, sea por ineficiencia o por una combinación de las dos cosas, esa imagen grafica lo que está pasando hoy en la policía nacional y en el ministerio del Interior.
No es principalmente un problema de dinero, aun cuando se necesite mayor inversión, hay hoy más que nunca en la historia del Perú para que hagan su labor. No es principalmente un problema de leyes, aún cuando algunas importantes se van a necesitar. Es un problema de gestión política y de coraje para enfrentar al toro por las astas. No sigamos perdiendo el tiempo con retórica vacía, con promesas de paraíso a la vuelta de la esquina. Reclamemos el gobierno que asuma la real dimensión y urgencia del problema.
Propongo 10 medidas concretas y viables que no harán milagros pero si empezarán a un enderezar las cosas.
1.- Depuración profunda del cuerpo policial:
Hay que afrontar la realidad, la Policía Nacional del Perú está profundamente penetrada por la corrupción. Es imposible saber con exactitud a cuantos y con qué intensidad este problema involucra pero, gruesamente, se puede sostener que la Policía Nacional si bien debe haber un 30% de efectivos incorruptibles, hay por lo menos un 30% de efectivos irrecuperables. El 40% restante está desmoralizado y probablemente tienda a actuar en consuno con estos últimos , dado que observan como desde lo más alto todo se tolera. Es absolutamente indispensable cambiar la ecuación. Hay que hacer una depuración profunda de efectivos irrecuperables. Hay que empezar este mismo año y avanzar progresivamente hasta tener de un máximo de dos años una policía razonablemente limpia de delincuentes a su interior. Debe llevarse al Congreso un proyecto de ley que declare en emergencia la Policía Nacional y que como primera medida incluya los mecanismos de depuración; que estos sean a la vez radicales, rápidos y justos. Se debe empezar por todos aquellos miembros cuyas carreras no tienen ya horizonte y por los que enfrentan procesos administrativos y juicios penales graves. A todos ellos hay que jubilarlos de manera anticipada ya que es mejor que tenerlos fuera que en la fuerza.
Es que el problema no es solamente del número de policías que se requieren. Si por hacer número se mantiene dentro de la institución a aquellos que concilian con el crimen o son ya parte de este, su presencia al interior de la institución termina siendo un caballo de Troya que afecta la efectividad de toda la Policia.
En la próxima entrega hablaré de la urgencia de incorporar nuevos miembros a la institución y los mecanismos para hacerlo de la manera más adecuada.
Hay mucho que se tiene que hacer. Las estrategias tienen que responder a la complejidad del problema. Pero hay una que es insustituible y sin la cual no hay absolutamente nada que podamos hacer con resultados adecuados. Me refiero a contar con una policía capaz de enfrentar un problema como el que hoy tenemos. Digámoslo sin anestesia: eso no existe hoy en el Perú.
Tanto se podría decir de la situación calamitosa actual de la policía, pero pocas cosas recientes grafican mejor el problema que tenemos con la Policía y la incapacidad del gobierno para asumir el serio problema que la reciente denuncia de que en El Huallaga, zona complicada por el narcotráfico, se han construido comisarías con drywall, pese a haber dinero suficiente para hacerlas de verdad. Dicen que eso vendrá después. Si, después de que las lluvias que ya empiezan se lleven al río la plata malgastada. Entretanto los policías ponen sacos de arena para protegerse de eventuales ataques que, crucemos los dedos, ojalá no se produzcan. Y probablemente, en compensación, muchos de ellos dejan pasar la droga a cambio de ya sabemos que.
Sea por corrupción, sea por ineficiencia o por una combinación de las dos cosas, esa imagen grafica lo que está pasando hoy en la policía nacional y en el ministerio del Interior.
No es principalmente un problema de dinero, aun cuando se necesite mayor inversión, hay hoy más que nunca en la historia del Perú para que hagan su labor. No es principalmente un problema de leyes, aún cuando algunas importantes se van a necesitar. Es un problema de gestión política y de coraje para enfrentar al toro por las astas. No sigamos perdiendo el tiempo con retórica vacía, con promesas de paraíso a la vuelta de la esquina. Reclamemos el gobierno que asuma la real dimensión y urgencia del problema.
Propongo 10 medidas concretas y viables que no harán milagros pero si empezarán a un enderezar las cosas.
1.- Depuración profunda del cuerpo policial:
Hay que afrontar la realidad, la Policía Nacional del Perú está profundamente penetrada por la corrupción. Es imposible saber con exactitud a cuantos y con qué intensidad este problema involucra pero, gruesamente, se puede sostener que la Policía Nacional si bien debe haber un 30% de efectivos incorruptibles, hay por lo menos un 30% de efectivos irrecuperables. El 40% restante está desmoralizado y probablemente tienda a actuar en consuno con estos últimos , dado que observan como desde lo más alto todo se tolera. Es absolutamente indispensable cambiar la ecuación. Hay que hacer una depuración profunda de efectivos irrecuperables. Hay que empezar este mismo año y avanzar progresivamente hasta tener de un máximo de dos años una policía razonablemente limpia de delincuentes a su interior. Debe llevarse al Congreso un proyecto de ley que declare en emergencia la Policía Nacional y que como primera medida incluya los mecanismos de depuración; que estos sean a la vez radicales, rápidos y justos. Se debe empezar por todos aquellos miembros cuyas carreras no tienen ya horizonte y por los que enfrentan procesos administrativos y juicios penales graves. A todos ellos hay que jubilarlos de manera anticipada ya que es mejor que tenerlos fuera que en la fuerza.
Es que el problema no es solamente del número de policías que se requieren. Si por hacer número se mantiene dentro de la institución a aquellos que concilian con el crimen o son ya parte de este, su presencia al interior de la institución termina siendo un caballo de Troya que afecta la efectividad de toda la Policia.
En la próxima entrega hablaré de la urgencia de incorporar nuevos miembros a la institución y los mecanismos para hacerlo de la manera más adecuada.
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