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viernes, 18 de octubre de 2013

Actualidad Canciller Rivas enfrenta posible censura en un Congreso de faltones y con el destructivo apoyo de Daniel Abugattás, en guerra contra Torre Tagle.

Y Así la Quieren Censurar


Canciller Rivas
Una solitaria defensa emprendida el viernes 11. Rivas tuvo que esperar más de 50 minutos.
Lobo, ¿qué diablos estás haciendo?Ya se sabe que en el nacionalismo es más difícil encontrar cuadros que en el jardín de Rodin. Está claro que en tal desnutrición política Daniel Abugattás emerge como el Catón de la cafeína parlamentaria.
¿Pero cómo hacer para que no le tiemble tanto el pulso a la hora de intentar sus carambolas políticas?
Su defensa de la canciller Eda Rivas consistió en llamar “bestias” a los diplomáticos de Torre Tagle.
Más concretamente aulló: “En mi opinión a la ministra la han ‘sembrado’. Una cancillería con la trayectoria de la peruana no comete un error así. O son demasiado bestias o hay gente que está manipulando las relaciones exteriores peruanas y prestándose a juegos políticos”.
En su lugar demandó la salida del vicecanciller Fernando Rojas. “Ya debería tener, la ministra, su renuncia en la mano”, dijo.
Se refería al riesgo de la censura que Rivas enfrenta en el Congreso para este lunes 21, cuando se vote la moción presentada por el bloque de Fuerza Popular, PPC-APP, Concertación Parlamentaria y Solidaridad Nacional.
Abugattás se batió por Rivas el viernes 11, cuando acudió al Pleno para explicar las circunstancias en las cuales el presidente Ollanta Humala sostuvo su encuentro no agendado con el presidente francés Francois Hollande en París.
El problema es que no había casi nadie.

EL CONGRESO DEL TERROR

Hay que preguntarse cómo un Congreso acogotado por casos como el de Michel Urtecho –que puede traer cola con otros congresistas adeptos a la tijera– e incapaz de designar importantes puestos en el Tribunal Constitucional, el Banco Central de Reserva y la Defensoría del Pueblo; pretenda hacer rodar la cabeza de la ministra de Relaciones Exteriores en los prolegómenos de la sentencia de la Corte Internacional de Justicia sobre los límites marítimos con Chile.Y encima no van a escuchar la defensa de Rivas, que tuvo que esperar más de 50 minutos en el hemiciclo para que se reúna una mínima cantidad de padres de la patria.
Abugattás –expresidente del Parlamento, hay que recordarlo– se empotra contra Torre Tagle en su fuga hacia adelante. Cree que necesita “una reestructuración urgente” porque lo manejan “apristas y fujimoristas” que son contrarios a ministros ajenos a la carrera. “El derecho del Presidente de nombrar un canciller político no puede ser limitado por funcionarios”, espeta.
Pero una elocuente voz ha salido a favor de la institución. Consultado por CARETAS, el excanciller José Antonio García Belaunde califica al embajador Rojas como “un muy buen elemento”.
“Abugattás dice que el vicecanciller es el responsable”, señala ‘Joselo’. “En primer lugar, habría que preguntarse si él sabía del viaje del Presidente. Dos, en la época de García los permisos con el Congreso se gestionaban directamente desde Palacio, que maneja la agenda del Presidente. Cancillería alimenta con información a Palacio y de allí es que se pide la autorización al Congreso. Este no es un tema de Torre Tagle, sino entre Palacio y el Legislativo. Se supone que el secretario del Presidente tiene que ser versado en derecho administrativo. Y además cuenta con un asesor legal. Tercero, este no es un tema diplomático sino constitucional. ¿La canciller cumplió o no la ley? Aquí no se cuestiona una gestión diplomática. El resto no está en debate”.
El secretario general de Palacio es Alberto Otárola, exministro y hermano del presidente del Congreso, Fredy. Su predecesor, por cierto, fue el embajador Luis Chuquihuara. El inamovible asesor legal de Humala es Eduardo Roy Gates.

NO ME AYUDES, COMPADRE

García Belaunde lamenta que “Abugattás quiere extender el encono que le tiene a Rojas a toda la cancillería. Quiere barrer a los que piensan distinto. Pero ese es un pensamiento muy fujimorista. De eso estuvo hecho el cese de a principios de los 90”.Cree que su peculiar defensa “no le hace bien a la ministra. Es absurdo que sea gente del mismo oficialismo que genere con sus declaraciones esta inquietud contra una institución que apoya al gobierno. Y ojo que se trata de una institución en un país que carece de ellas”.
El primer encontrón de Abugattás con la diplomacia se hizo público en mayo último cuando, con motivo de la interpelación que debió enfrentar el entonces ministro Rafael Roncagliolo a raíz de impasses con los embajadores de Ecuador en Lima y Perú en Caracas, propuso “fumigar la cancillería”.
La ministra Rivas ha considerado la moción de censura como “parte del juego democrático”.
Humala declaró al vuelo el martes 15 que no había cometido ninguna infracción constitucional al responder a la invitación de Hollande sin pedirle permiso al Congreso.
Y, a decir verdad, se trata de un incidente menor salido de proporciones, como suele ocurrir en el Halloween de la política peruana. Más cuando se trata de una oposición que se envalentona frente a un Presidente al que ya no le sonríen las encuestas.
Pero también es cierto que aquí Humala demuestra de nuevo su inexperiencia y su poco apego a las formalidades de la democracia. De paso les está haciendo la vida más difícil a sus ministros. Así ocurrió la semana pasada con los diálogos políticos dirigidos por el premier Juan Jiménez (CARETAS 2304). Ahora su ministra de Relaciones Exteriores es la que queda como la ingenua caperucita roja en este paseo.
En el gobierno dicen que el Presidente recibió la invitación de Hollande recién el 3 de octubre, en su escala parisina de ida.
¿Entonces por qué tomó un vuelo comercial a la capital francesa para luego unirse a la comitiva que iba en el “caletero” avión presidencial? Todo indica que ya tenía su pasaje de ida y vuelta y que sabía de la cita con el francés.
En realidad, lo más cuestionable del asunto –y que, como apuntaba García Belaunde no está en realidad en debate en el Congreso– es que el Presidente suspendiera antes de tiempo su participación en una cumbre tan fundamental para el Perú como es la de APEC.
¿Para qué? ¿Sus reflejos francófilos hacían irresistible la oferta de un cafecito con Hollande? ¿O acaso hay algo más detrás, como lo han sugerido los malpensados que sacan a colación nuevas compras militares y el satélite millonario que el país está interesado en adquirir?
Humala se habría ahorrado las especulaciones haciendo las cosas como tocaba hacerlas. Ojalá que lo haya meditado durante los tres días de vacaciones familiares que pasó a su regreso, en el resort Laguna Azul de Tarapoto.

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