13:58 - 30 Septiembre 2013
César Córdova advierte hoy de algunos hechos que, vistos de manera asociada, nos acercan a la realidad de Áncash.
Si algunos hechos se aprecian de manera
asociada y no aislada, la percepción sobre los mismos puede ser
diferente e inclusive nos puede llevar a una conclusión mucho más
cercana a la realidad. Veamos, por ejemplo, lo que pasó con el
periodista Sandor Renilla. El bochornoso incidente que protagonizó en la
comisaría de Nuevo Chimbote, totalmente ebrio, causando destrozos en
ella y llamando (presuntamente) a Dante Farro Murillo, pidiéndole ayuda
con el envío inmediato de un fiscal, nunca mereció un deslinde de parte
de este cuestionado fiscal para aclarar tal duda y por el contrario,
rápidamente “se echó tierrita” al asunto. De igual modo, en las imágenes
plasmadas en un video que se hizo público, se puede observar la llegada
presurosa del abogado de César Álvarez Aguilar, Luis Arroyo Guevara,
para tratar de arreglar la situación, seguramente bajo encargo del
presidente regional.
¿No se evidencian en estos hechos la
vinculación que existe entre los conocidos periodistas comandos, el
fiscal Dante Farro y el presidente regional de Áncash? ¿No es una
pretensión estúpida tratar de ocultar esa verdad?
En otro hecho, el presidente regional de
Áncash ha querellado a cuatro periodistas por el solo hecho de haber
expresado abiertamente (sin los excesos de la prensa “comando”), las
irregularidades que se observan y denuncian en la administración de los
recursos públicos de nuestra región, y pretende imponer la mordaza a la
prensa independiente, apoyado por malos administradores de justicia que
tiene bajo su poder.
Mientras realiza esta persecución a la
prensa objetiva e incómoda a su desastrosa gestión regional, los
periodistas a su servicio actúan con total impunidad. Atacan a la
iglesia, enlodan acciones honestas, mancillan honras y señalan nombres
con imputaciones falsas, sin el menor remordimiento y con la plena
seguridad que tendrán su protección. Esta realidad quedó atrapada y
lejos de la atención nacional, con el archivamiento del caso “La
Centralita”. En ella se evidenciaba este deshonroso pacto que hicieron
algunos periodistas (entre ellos Sandor Renilla y Nelson Vásquez) y
algunos medios de comunicación, para recibir miles de soles a cambio de
esta reprochable labor. ¿Quién nos protege de esta cobarde acción?
El fiscal Farro quiso también evidenciar
su poder y no desperdició la oportunidad de hacerlo al querellar al
decano del Colegio de Abogados del Santa, Sabino Ponce, usando como arma
legal en su contra el poco cuidado que tuvo Ponce con el calificativo
que la mayoría de la población usa al referirse al cuestionado fiscal.
Con una celeridad increíble han ratificado en la Sala Penal, la condena
de un año de prisión suspendida y el pago de diez mil soles como
reparación civil.
Otro blanco de los aires omnipotentes de
Dante Farro es Juan Calderón Altamirano, a quien ha querellado por
involucrarlo en el caso “La Centralita”. A pesar de haber audios que
comprometen seriamente a dicho fiscal, al igual que declaraciones de
testigos que avalan su denuncia, Juan Calderón se encuentra con orden de
captura y denunciando persecución política desde la clandestinidad.
¿Casos aislados o el resultado de acciones concertadas de la corrupción
regional?
El periodismo “comando” y el fiscal
Dante Farro son piezas claves de esta maquinaria poderosa que pretende
acallar las voces independientes en nuestra región y perseguir a los
opositores políticos de una abusiva autoridad regional, y eso no lo
debemos permitir. Ni con amenazas ni con el mal uso de la ley se le debe
arrebatar a nuestro pueblo su derecho a fiscalizar, a expresarse
libremente, a ser debidamente informados por un periodismo objetivo y
veraz, a elegir y a ser elegidos democráticamente y a someterse a la
administración de justicia sin privilegios. ¿De qué manera se lo
tendremos que decir al presidente regional?
César Córdova Ponce
Director de la revista “La Voz del Pescador”
Escuche la versión radial de LA COLUMNA DEL DÍA
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