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miércoles, 8 de mayo de 2013

Juan Rheineck: “No le tenemos miedo a la palabra subsidio para los campesinos pobres”

El viceministro de Agricultura, explica -en el Año Internacional de la Quinua- las políticas del gobierno para bajar el precio de este cultivo, y la intención de crear un banco de germoplasma, para mejorar las semillas de este cereal andino.
Por : David Roca Basadre
-¿Hay un descenso en producción de quinua, como se dice?
Los datos del ministerio dicen que ha crecido la producción y los campesinos de Puno están entusiastas por el buen precio del producto. Entendemos, además, que en esta campaña va a haber una mejor producción de quinua, y que la demanda es elevada. Todo eso va en alza, también la demanda para el consumo nacional va a crecer. Claro que llamar al 2013 Año Internacional de la Quinua, auspiciado por la FAO, ayuda mucho a que este producto sea revalorado.
-¿El año de la quinua no puede revertir en contra nuestro por el incremento de la demanda, la elevación de su precio?
Hay razones para preocuparse por este problema. Estuve en Ayacucho y en Puno, he visto las parcelas de los productores. Antes los campesinos guardaban la quinua, pero ahora la venden por los buenos precios y claro, para comer compran fideos, que es más barato, pero obviamente menos nutritivo. Estamos preocupados por esto. El año antepasado estuve en la asamblea de la FAO para el lanzamiento del Año de la Quinua, que fue iniciativa del gobierno boliviano, por medio del embajador de ese país hermano. Ya teníamos esta preocupación: cómo evitar que los productores que sufren hambre y tienen deficiencias alimentarías dejen de consumir quinua que, al menos los mantiene con cierta estabilidad nutricional. No es lo mismo consumir quinua que fideos.
-¿Qué políticas hay en curso para todo esto?
Por lo que respecta a nosotros estamos apoyando con mayores extensiones de siembra, mejor calidad de semillas, sistemas de asociatividad que permitan a los pequeños productores tener un mejor acercamiento al mercado, tanto por lo que significa la compra de insumos, como para la venta de productos, y en ese sentido las relaciones que tenemos con gobiernos regionales es fundamental.
-¿Se han llegado a coordinar políticas concretas con las regiones?
En el caso puntual de Puno, con el presidente regional Mauricio Rodríguez tenemos acuerdos y convenios y estamos viendo que el INIA, que produce semilla de Puno pueda servir para programas del Gobierno Regional. Lo mismo en Ayacucho, donde se ha sembrado 3 mil hectáreas de quinua con tractor –ya no con chaquitaklla. Es una buena cosa para una región que sembraba papa y trigo sobre todo, que son productos que no tienen tan buen precio. Buscamos también que la producción vaya fuera bien empaquetada y no por toneladas, si se exporta. Así, el valor agregado se queda en el país. Esta es una decisión política. El ministro Von Hesse ha remarcado este asunto, pero viene del ministro Caillaux y del ministro Ginocchio. A eso apuntamos. Lo contrario sería hacer lo mismo de siempre. Hay que ver también cómo se saca valor agregado a toda la producción: queserías, tantos granos que hay, papa, etc.
-Lo que es real es que el precio de la quinua ha subido en todos lados. ¿Qué hacer para que los peruanos comamos quinua?
Esa es la pregunta del millón. Es difícil ese tema. Siempre habrá la rápida viveza de los que ven la manera de elevar el precio de la quinua por lo que se habla de ella. Para evitar a los intermediarios, que son los que más encarecen el producto, es necesario fortalecer a las asociaciones de productores y ellos encontrarán el mercado. Tanto para lo que necesitan producir como para la venta de la producción.  Por eso hay apoyo del ministerio para producir más y mejor, y para que tales medidas puedan llevar a que el precio vaya a la baja.
-¿Cuáles son las estrategias puntuales para que la quinua pueda llegar a la mesa de todos los peruanos?
Con mayor producción pueden regularse los precios. Hay decisión política para solucionar eso. El enfoque debe estar orientado hacia cómo se desarrolla ese pequeño campesino, cómo aprovecha estas circunstancias y no es desplazado por grandes inversionistas que vienen y ahogan al eslabón más débil. Buscamos asociatividad, productividad, eficacia. Hay una parte importante que pone el Estado para que haya buena y mayor producción, como en los proyectos en marcha en Puno, en los que el Estado pone asesoría técnica, semillas, tractor, lo necesario. Algunos dirán que es subsidio, pero no le tenemos miedo a la palabra, porque es importante hacerlo en sectores que viven en la pobreza y la extrema pobreza
-La quinua en los mercados de las ciudades está a catorce soles el kilo.
Eso es grave, pues medio kilo de fideos están a 2,50 soles. Debemos encontrar una salida, como decía, apuntalando a los productores para que bajen sus costos de producción. Cultivar productos orgánicos sube los precios, y eso porque es mucho más costoso hacer control orgánico. Pero estamos en ese camino gracias a los acuerdos con los gobiernos regionales y locales, y creo que se va a encontrar un justo equilibrio entre costos de producción y precio de mercado.
-¿Cómo evitar que el beneficio de todo esto no se lo lleven solo los grandes inversionistas, y que todo sea para la exportación?
Durante cinco mil años los campesinos andinos cuidaron de este grano, y ahora la sociedad empieza a preocuparse porque hay demanda en Europa. Gastón Acurio dice que parece una revolución. Luego vendrán la cañihua, el tarwi, otros granos andinos. Hay que apoyar ese proceso.
Hay que mejorar las semillas, crear un Banco de Germoplasma. Bolivia se ha adelantado, ya ha comenzado pero hay que trabajar con Bolivia en el desarrollo del Centro de Investigación de la Quinua y Granos Andinos, hay que trabajarlo juntos, que sea un gran proyecto binacional. En esa perspectiva, los conocimientos ancestrales podrán ser manejados y mejorados con las nuevas tecnologías.
Si al Ministerio de Agricultura le fuera indiferente quién produce la quinua, cómo se produce o quién pueda hacerlo, y dejara a los grandes desplazando a los pequeños, no sería el Ministerio de Agricultura de este gobierno. Este gobierno está orientado a preocuparse cómo se produce en la sierra. Y por otro lado, nunca un Ministerio de Agricultura ha tenido tantos recursos (140% más que antes).
-¿Aparte del presupuesto, que los diferencia de las políticas agrarias de anteriores gobiernos?
Este gobierno apunta a ver cómo desarrollar la sierra, por decisión del presidente Humala y del Congreso. No hay excusa para decir sólo la costa o sólo sí a las grandes irrigaciones. No es así porque la orientación es promover la sierra, con mil millones para riego, por ejemplo. Es diferente ahora. Con otras administraciones se daría aquello de que cada uno se las arregle, y que si hay empresarios emprendedores, pues que lo hagan. No es así con el gobierno del presidente Humala, nosotros privilegiamos a los pequeños agricultores, a las comunidades, la asociatividad, la competitividad, la buena gestión, el valor agregado. Debe haber prioridad para gente que necesita destacar sobre la producción esta, y es cierto que hay campo para todo, pero en ese campo de la alimentación nacional y de la alimentación mundial la intención del gobierno es ver como potenciar a esta pequeña agricultura.
-Hay el tema de los programas sociales. ¿Usarán quinua?
La primera dama ha dicho que quiere ver quinua para la alimentación los niños en el programa Qali Warma (“niño vigoroso”, en quechua). Debemos ver también que la capacidad de compra del Estado, de los gobiernos locales, en la medida que tengan presupuestos, y los orienten a la compra de estos recursos alimenticios para los programas sociales. Eso es importante, el Estado que compra ayuda a romper las cadenas intermediarias además.
El Estado tiene un compromiso moral y político con la gente en extrema pobreza. Los productores son pobres y hay voluntad política de atacar ese aspecto. Apostamos por algo diferente. Hay muchas cosas que no podemos responder del todo en un proceso tan breve, pero hay voluntad política.
Por David Roca Basadre
-¿Hay un descenso en producción de quinua, como se dice?
Los datos del ministerio dicen que ha crecido la producción y los campesinos de Puno están entusiastas por el buen precio del producto. Entendemos, además, que en esta campaña va a haber una mejor producción de quinua, y que la demanda es elevada. Todo eso va en alza, también la demanda para el consumo nacional va a crecer. Claro que llamar al 2013 Año Internacional de la Quinua, auspiciado por la FAO, ayuda mucho a que este producto sea revalorado.
-¿El año de la quinua no puede revertir en contra nuestro por el incremento de la demanda, la elevación de su precio?
Hay razones para preocuparse por este problema. Estuve en Ayacucho y en Puno, he visto las parcelas de los productores. Antes los campesinos guardaban la quinua, pero ahora la venden por los buenos precios y claro, para comer compran fideos, que es más barato, pero obviamente menos nutritivo. Estamos preocupados por esto. El año antepasado estuve en la asamblea de la FAO para el lanzamiento del Año de la Quinua, que fue iniciativa del gobierno boliviano, por medio del embajador de ese país hermano. Ya teníamos esta preocupación: cómo evitar que los productores que sufren hambre y tienen deficiencias alimentarías dejen de consumir quinua que, al menos los mantiene con cierta estabilidad nutricional. No es lo mismo consumir quinua que fideos.
-¿Qué políticas hay en curso para todo esto?
Por lo que respecta a nosotros estamos apoyando con mayores extensiones de siembra, mejor calidad de semillas, sistemas de asociatividad que permitan a los pequeños productores tener un mejor acercamiento al mercado, tanto por lo que significa la compra de insumos, como para la venta de productos, y en ese sentido las relaciones que tenemos con gobiernos regionales es fundamental.
-¿Se han llegado a coordinar políticas concretas con las regiones?
En el caso puntual de Puno, con el presidente regional Mauricio Rodríguez tenemos acuerdos y convenios y estamos viendo que el INIA, que produce semilla de Puno pueda servir para programas del Gobierno Regional. Lo mismo en Ayacucho, donde se ha sembrado 3 mil hectáreas de quinua con tractor –ya no con chaquitaklla. Es una buena cosa para una región que sembraba papa y trigo sobre todo, que son productos que no tienen tan buen precio. Buscamos también que la producción vaya fuera bien empaquetada y no por toneladas, si se exporta. Así, el valor agregado se queda en el país. Esta es una decisión política. El ministro Von Hesse ha remarcado este asunto, pero viene del ministro Caillaux y del ministro Ginocchio. A eso apuntamos. Lo contrario sería hacer lo mismo de siempre. Hay que ver también cómo se saca valor agregado a toda la producción: queserías, tantos granos que hay, papa, etc.
-Lo que es real es que el precio de la quinua ha subido en todos lados. ¿Qué hacer para que los peruanos comamos quinua?
Esa es la pregunta del millón. Es difícil ese tema. Siempre habrá la rápida viveza de los que ven la manera de elevar el precio de la quinua por lo que se habla de ella. Para evitar a los intermediarios, que son los que más encarecen el producto, es necesario fortalecer a las asociaciones de productores y ellos encontrarán el mercado. Tanto para lo que necesitan producir como para la venta de la producción.  Por eso hay apoyo del ministerio para producir más y mejor, y para que tales medidas puedan llevar a que el precio vaya a la baja.
-¿Cuáles son las estrategias puntuales para que la quinua pueda llegar a la mesa de todos los peruanos?
Con mayor producción pueden regularse los precios. Hay decisión política para solucionar eso. El enfoque debe estar orientado hacia cómo se desarrolla ese pequeño campesino, cómo aprovecha estas circunstancias y no es desplazado por grandes inversionistas que vienen y ahogan al eslabón más débil. Buscamos asociatividad, productividad, eficacia. Hay una parte importante que pone el Estado para que haya buena y mayor producción, como en los proyectos en marcha en Puno, en los que el Estado pone asesoría técnica, semillas, tractor, lo necesario. Algunos dirán que es subsidio, pero no le tenemos miedo a la palabra, porque es importante hacerlo en sectores que viven en la pobreza y la extrema pobreza
-La quinua en los mercados de las ciudades está a catorce soles el kilo.
Eso es grave, pues medio kilo de fideos están a 2,50 soles. Debemos encontrar una salida, como decía, apuntalando a los productores para que bajen sus costos de producción. Cultivar productos orgánicos sube los precios, y eso porque es mucho más costoso hacer control orgánico. Pero estamos en ese camino gracias a los acuerdos con los gobiernos regionales y locales, y creo que se va a encontrar un justo equilibrio entre costos de producción y precio de mercado.
-¿Cómo evitar que el beneficio de todo esto no se lo lleven solo los grandes inversionistas, y que todo sea para la exportación?
Durante cinco mil años los campesinos andinos cuidaron de este grano, y ahora la sociedad empieza a preocuparse porque hay demanda en Europa. Gastón Acurio dice que parece una revolución. Luego vendrán la cañihua, el tarwi, otros granos andinos. Hay que apoyar ese proceso.
Hay que mejorar las semillas, crear un Banco de Germoplasma. Bolivia se ha adelantado, ya ha comenzado pero hay que trabajar con Bolivia en el desarrollo del Centro de Investigación de la Quinua y Granos Andinos, hay que trabajarlo juntos, que sea un gran proyecto binacional. En esa perspectiva, los conocimientos ancestrales podrán ser manejados y mejorados con las nuevas tecnologías.
Si al Ministerio de Agricultura le fuera indiferente quién produce la quinua, cómo se produce o quién pueda hacerlo, y dejara a los grandes desplazando a los pequeños, no sería el Ministerio de Agricultura de este gobierno. Este gobierno está orientado a preocuparse cómo se produce en la sierra. Y por otro lado, nunca un Ministerio de Agricultura ha tenido tantos recursos (140% más que antes).
-¿Aparte del presupuesto, que los diferencia de las políticas agrarias de anteriores gobiernos?
Este gobierno apunta a ver cómo desarrollar la sierra, por decisión del presidente Humala y del Congreso. No hay excusa para decir sólo la costa o sólo sí a las grandes irrigaciones. No es así porque la orientación es promover la sierra, con mil millones para riego, por ejemplo. Es diferente ahora. Con otras administraciones se daría aquello de que cada uno se las arregle, y que si hay empresarios emprendedores, pues que lo hagan. No es así con el gobierno del presidente Humala, nosotros privilegiamos a los pequeños agricultores, a las comunidades, la asociatividad, la competitividad, la buena gestión, el valor agregado. Debe haber prioridad para gente que necesita destacar sobre la producción esta, y es cierto que hay campo para todo, pero en ese campo de la alimentación nacional y de la alimentación mundial la intención del gobierno es ver como potenciar a esta pequeña agricultura.
-Hay el tema de los programas sociales. ¿Usarán quinua?
La primera dama ha dicho que quiere ver quinua para la alimentación los niños en el programa Qali Warma (“niño vigoroso”, en quechua). Debemos ver también que la capacidad de compra del Estado, de los gobiernos locales, en la medida que tengan presupuestos, y los orienten a la compra de estos recursos alimenticios para los programas sociales. Eso es importante, el Estado que compra ayuda a romper las cadenas intermediarias además.
El Estado tiene un compromiso moral y político con la gente en extrema pobreza. Los productores son pobres y hay voluntad política de atacar ese aspecto. Apostamos por algo diferente. Hay muchas cosas que no podemos responder del todo en un proceso tan breve, pero hay voluntad política.

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