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jueves, 28 de noviembre de 2013

Cade 2013 Ejecutivos jóvenes que hoy lideran los negocios del país marcan la cancha en la Conferencia Anual de Ejecutivos en Paracas.

CADE 2013: Los Jóvenes Turcos

Cade 2013
Voces cantantes en Paracas, de izquierda a derecha, Dionisio Romero Paoletti de Credicorp, Eduardo Hocschild de Hocschild Mining, Carlos Rodríguez Pastor de Intercorp, Eduardo Torres Llosa del BBVA y Guillermo Garrido Lecca de Pacífico Peruano Suiza.
La CADE de este año reflejará sobre todo la visión de los ejecutivos jóvenes que hoy lideran los negocios del país. Será un ejercicio de diagnóstico y prospectiva a mediano plazo de teledirigido sesgo generacional. El desafío planteado por Ricardo Briceño, 66, presidente de IPAE, promete ser de candela. “¿Ustedes quieren que sus hijos crezcan y se eduquen en el Perú?, entonces está en sus manos hacer que la vida de sus hijos sea mejor. ¿Cómo lo van a hacer? ¿Van a mirar al Estado desde la otra orilla o se van a acercar para ser parte de la construcción de la sociedad peruana?”, los convenció. A partir del miércoles 27, el imperativo del desarrollo nacional convoca a empresarios, intelectuales, técnicos y funcionarios al balneario de Paracas, fuente primigenia de inspiración.

El Imperativo del Desarrollo


La década de 1960 fue la de las Oportunidades Perdidas; la de 1970, de la Sobrevivencia; la de 1980, los Años de la Hecatombe; la de 1990, Tiempos de Recuperación, y a partir del 2000, la Senda del Progreso. Así se cortó el jamón en la Conferencia Anual de Ejecutivos (CADE), en curso en el balneario de Paracas.
Ahora, una vez más, balance y prospectiva dominan la agenda. Ricardo Briceño, 66, presidente del evento organizado bajo el paraguas del Instituto Peruano de Administración de Empresas (IPAE), quiso que la edición de este año refleje sobre todo la visión de los ejecutivos jóvenes que hoy lideran los negocios del país. “El mensaje fue: ustedes quieren que sus hijos crezcan y se eduquen en el Perú, entonces está en sus manos hacer que la vida de sus hijos sea mejor. ¿Cómo lo van a hacer? ¿Van a mirar al Estado desde la otra orilla o se van a acercar para ser parte de la construcción de la sociedad peruana?”, desafió quien fuera el capitán de la Confiep.
Desde septiembre de 1960, fecha en que se realizó en primer histórico CADE, el diagnóstico profundo del estado de la nación y el imperativo del desarrollo nacional es su razón de ser. Durante tres días se expondrá en la conferencia de ejecutivos toda la data necesaria para construir una perspectiva de mediano plazo. Es decir, a dónde podemos ir con las reglas de juego existentes.
Emilio Althaus, coordinador económico y financiero del Ministerio de Fomento en 1960, calificó severamente al país: “El Perú, un país sin plan”. En 1967, la CADE con sentido de urgencia ensayó un ejercicio de prospectiva, “El Perú en 1975” (CARETAS 361). Las esperanzas que despertó el primer gobierno de Fernando Belaunde Terry se esfumaban con la crisis económica. Y a pesar de la profundidad del análisis, nadie pudo prever el golpe militar de Juan Velasco Alvarado, en 1968.
A partir de 1970, la CADE fue el foro central de discusión entre militares y civiles sobre el rol de la propiedad privada en la economía, habiendo entrado en vigencia la Comunidad Industrial en el 50% de la propiedad y la gestión de las empresas y la Reforma Agraria en todo rigor.
El humor era tan negro como la coyuntura. Alguien había contado a la hora del desayuno el chiste del industrial que va a visitar al ministro de Industrias y lo felicita efusivamente por la Ley. Jorge Dellepiane lo mira sorprendido. “¿A usted le gusta la ley?”. “¡Es una maravilla!”, exclama el industrial. “Ya estamos sintiendo sus efectos estimulantes. Hasta hemos contratado a 50 nuevos operarios”. “¡Cuánto me alegro de oírlo!”, exclama Dellepiani. “¿Y dónde queda su industria?”, se interesa el ministro. Y le responden: “En Medellín” (CARETAS 426).
Ahora se tipifica aquella década como de la “sobrevivencia”, a pesar de que los niveles de protección arancelaria de la industria nunca fueron tan altos como entonces. Durante las posteriores décadas de caída y auge económico, la CADE tomó el pulso anual, siempre plural y propositiva, a la realidad nacional. Esta vez es el turno de los jóvenes turcos.

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