Stevia en lugar de azúcar ¿Demasiado bueno para ser verdad?
Publicado: Hace 2 horas
Consideradas ya como
epidemias que azotan los países desarrollados, enfermedades como la obesidad y
la diabetes se han convertido en problemas sociales, políticos
y económicos, pues afectan a los países y mercados de alimentos. Frente a esta
situación, desde hace varios años, se han venido desarrollando diversos
productos sustitutos del azúcar, pero ninguno ha tenido tanto éxito como la
stevia, que en pocos años se ha posicionado como la elección más
natural.
La stevia es
una planta que desde hace varios siglos se ha empleado para endulzar en
Paraguay y Brasil, y hoy en día se puede encontrar en tiendas naturistas y
supermercados. Por sus publicitados beneficios para la salud y su origen
natural, es considerado por muchos como el edulcorante perfecto proveniente de
la propia naturaleza. Es por esta razón que su demanda en el mercado se ha
incrementado a tal punto que en tan solo cinco años, desde el 2008 hasta el
2012, los productos elaborados con stevia se han incrementado 400%, sobre todo
en los últimos dos años, entre el 2011 y 2012, hubo un incremento del 158%.
El éxito comercial de estos
últimos años se ha debido a que tan solo el 2008 las organizaciones
gubernamentales de salud de Estados Unidos aprobaron el ingreso y fabricación
de productos con esta planta, mientras que la Unión Europea lo ha hecho recién
desde el 2011. A partir del visto bueno de los mercados, su impacto ha sido
cada vez mayor en los negocios. La gigante de bebidas Coca-Cola apostó
por este nuevo edulcorante natural y, a inicios de este año, decidió lanzar en
el Reino Unido una nueva versión de su gaseosa Sprite
hecha con stevia que, aseguran, tiene 30% menos calorías. Asimismo, la
compañía multinacional de agronegocios Tate &
Lyle ha lanzado al mercado un producto híbrido entre azúcar y stevia.
Sin embargo, contra lo que
se difunde como el principal atributo de este producto, el ser
"natural", hay que aclarar que la stevia llega a la mesa de
los hogares como un insumo ya industrialmente procesado. La extracción de
esta planta pasa por un proceso similar al del azúcar; consiste en remojar las
hojas secas, como en el caso del té, para luego separar a través del filtrado
los glucósidos de
esteviol, que son los compuestos de sabor dulce cuya concentración es 300 veces
más dulce que el azúcar.
Según explica la Dra. Margaret Ashwell, consejera científica del Comité del Instituto Stevia Global, los glucósidos
de esteviol permanecen químicamente intactos a través de todo el proceso;
este es el principal beneficio de la stevia y el por qué se le considera
como un producto natural, en comparación de edulcorantes artificiales como
el aspartamo, que se emplea como alternativa para la dieta de los
diabéticos o como componente de bebidas dietéticas como la Coca-Cola Diet.
Incluso, hay quienes asocian el aspartamo con el cáncer por su origen
artificial, por lo que los consumidores mantienen cierta cautela respecto de
este y otros productos.
Si bien los
consumidores toman en cuenta cuan natural o artificial es el producto al
momento de realizar su elección, los especialistas no hacen distinción entre
unos u otros. Por ejemplo, la Asociación de Nutricionistas
Británicos y la Asociación de Diabetes del Reino
Unido aconsejan emplear tanto edulcorantes
artificiales, como la stevia; y es que hasta el momento no hay
evidencia suficiente que indique que los edulcorantes bajos en calorías, como
la sacarina, el aspartamo o la sucralosa, sean dañinos.
No obstante,
especialistas como Sioned Quirke, de la Asociación de Nutricionistas,
sugieren de todos los productos, consumir la
stevia, pues si bien no hay estudios concluyentes sobre el impacto negativo de
los edulcorantes artificiales, con esto tampoco se niega la posibilidad de que
no lo sean.
Pero para el
experto Robert Lustig, autor de
"La amarga realidad sobre el azúcar", el asunto va más allá de la
diferencia entre productos naturales y artificiales. Él sostiene que el impacto de los edulcorantes en general no es medido en su real
dimensión, pues tanto la Administración de Alimentos y Fármacos (FDA) en Estados
Unidos como la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) exigen estudios
de toxicidad que cubren únicamente reacciones de daño o envenenamiento a corto
plazo. Lo que no se sabe y escapa a estos
estudios de toxicidad son los efectos a largo plazo de los edulcorantes artificiales
e incluso de la stevia; no se sabe de qué manera responde el cuerpo
humano a sustancias que nunca ha recibido o si estas afectan las hormonas que
regulan la función cerebral.
De este modo, ya
que organismos gubernamentales como la FDA o la EFSA no exigen estudios más
abarcadores y completos, las industrias privadas tampoco sienten la obligación
de hacerlos. Mientras tanto, el consumo de stevia seguirá creciendo como insumo
para los alimentos preparados y además como edulcorante, a pesar de su sabor,
que no es completamente el del azúcar, y de su precio.
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