google42f3ca3d0a624984.html SIETE DIAS CASMA

viernes, 26 de julio de 2013

Internacional Chileno Pablo Longueira es el último en una lista de políticos que han reconocido su condición.

Depresión y Poder

Ver galería
Exministro de Economía había sido proclamado como candidato oficialista en elecciones primarias, el 30 de junio último.
Está débil, enfermo. Él no está bien para llevar una campaña presidencial”, confirmó el presidente chileno Sebastián Piñera sobre la condición de Pablo Longueira, su exministro de Economía que había sido proclamado como candidato oficialista en elecciones primarias, el 30 de junio último. El hijo de Longueira, Juan Pablo, comunicó su baja la semana pasada, justificada en “un cuadro de depresión médicamente diagnosticado”.
La crisis de salud de Longueira está a punto de provocar la ruptura de la coalición oficialista de la Alianza entre la Unión Demócrata Independiente (UDI) y Renovación Nacional (RN).
El sábado 20, Piñera designó en su reemplazo a la ministra de Trabajo, Evelyn Matthei, como candidata presidencial por la UDI. Parlamentarios y dirigentes de RN, a la que pertenece el mandatario, lo acusan de imponerla.
Dos mujeres chocarán en las elecciones presidenciales del 22 de noviembre para llegar a La Moneda.
Como Michelle Bachelet, la ex presidente socialista que puntea en las encuestas, Matthei es hija de militar.
Ambas candidatas comparten orígenes similares y a la vez profundamente enfrentados.
Fernando Matthei se desempeñó como comandante en jefe de la Fuerza Aérea de Chile (FACH) y fue un estrecho colaborador de la dictadura militar de Pinochet. Era el director de la Academia de Guerra Aérea (AGA) cuando en marzo de 1974 allí fue torturado y murió de un infarto cardíaco el general FACH Alberto Bachelet.

Suicidio Político

Eugenio Tironi, consultor y estratega de la histórica campaña por el NO que sacó a Pinochet del poder en 1989 declaró a la BBC que “aquí se ha roto el tabú de la depresión en la política chilena. Es el tabú de las enfermedades mentales, que se asocian a la locura, y que es todavía más agudo en el marco de una cultura católica conservadora, que tiene una profunda desconfianza en la psicología y el psicoanálisis, y que cree que estos problemas se resuelven con la fe y la fuerza de la voluntad. De ahí proviene la figura del sacerdote como guía espiritual, como un sucedáneo para enfrentar estas situaciones”.En “Suicidio Político en América Latina”, el inglés James Dunkerley señala que, en Occidente, “desde tiempos romanos la incidencia del suicidio entre las figuras políticas ha sido tan baja en la mayoría de países que es estadísticamente insignificante como para contribuir a las morfologías construidas y debatidas por los sociólogos. A mi entender no hay ejemplos importantes durante el siglo XX en Inglaterra, Francia o Estados Unidos”.
Pero América Latina es otro cantar. El brasileño Getulio Vargas, el padre del Estado Novo se quitó la vida en 1954, durante su cuarto período de mandato. Se pegó un tiro al corazón en el Palacio de Catete de Río de Janeiro, que por entonces era la capital del país.
Thayer Watkins de la Universidad de San José explicó que la inflación y el descontento social agravaron “la depresión, el insomnio y la soledad” de Vargas. Paradójicamente, la supuesta carta de suicidio de Vargas ha sido considerada como su más grande manifiesto nacionalista.

“Manténganse Despiertos”

Dunkerley describe el excéntrico histrionismo del político cubano Eduardo Chibás, quien se disparó en una cabina de radio durante un programa en vivo luego de proclamar:“Pueblo de Cuba, manténganse despiertos. Esta es mi última llamada a su puerta”.
Fidel Castro, por cierto, fue su joven discípulo.
Un estudio de la Universidad de Duke reveló que el 49% de los presidentes estadounidenses en ejercicio entre 1776 y 1974 sufrieron de enfermedades mentales.
La depresión encabeza la lista, Abraham Lincoln y Benjamin Franklin incluidos, con 24%. Les siguen la ansiedad, abuso de alcohol, bipolaridad e incluso fobia social.

Antidepresivos y Poder

En 1998, el primer ministro noruego Kjell Magne Bondevik anunció que atravesaba por un severo episodio depresivo y encargó el mando por tres semanas a la ministra de Cultura. Bondevik se convirtió en el primer líder político en ejercicio que reconoció su situación. Y no le fue mal porque fue reelecto al frente del gobierno.El propio presidente norteamericano George W. Bush (2001-2009) confesó un periodo “nómada” y una “juventud irresponsable”, en la que bebía demasiado, previa a su conversión religiosa en 1986.
En 2010, Mark Dayton, ex senador demócrata por Minnessota, reveló durante la campaña por la gobernación que era un alcohólico recuperado y fue tratado médicamente por depresión. Y también ganó la elección.
El estratega de campañas australianas Andrew Robb calculó hace dos años que “al menos el 20% del Parlamento toma algún tipo de antidepresivo”.

Síndrome del Impostor

El ex canciller británico Jack Straw describió el origen de su depresión en el “síndrome del impostor”, común entre los políticos, quienes en un medio ferozmente competitivo sucumben al miedo de no merecer lo que tienen y perderlo todo de un momento a otro. En junio del 2012, el parlamentario británico y exministro de Defensa Kevan Jones reprimió las lágrimas durante un debate en la Cámara de los Comunes para dedicar más recursos del presupuesto en la asistencia de la salud mental de sus miembros
.
“Ser un ministro del Parlamento es un gran privilegio. Es una gran cosa que amo, pero también conlleva estrés”, narró Jones. “Nadie que no lo haya hecho sabe qué tipo de estrés es, tanto personalmente como en términos de familia”.
Según la Organización Mundial de la Salud, al menos 350 millones de personas en el mundo sufren de depresión. Casi 1 millón se quita la vida cada año y quienes lo intentan y sobreviven quintuplican esa cantidad.
Ahora el impactante caso del conservador chileno Longueira pone en vitrina una discusión que se libraba detrás de puertas cerradas para rehuir el estigma social. (Enrique Chávez)

No hay comentarios:

Publicar un comentario