Anónimo
Tomando el coraje para no ser un pseudo-sapien
Publicado: Hace 1 hora
Mi psicóloga me pidió que practique la contención. 'Puta
madre' pensé '¿cómo chucha controlo las ganas de contar cosas?'. Me
acordé entonces de mi anterior psicóloga, la que me caía bien, cuando me
decía que tenía que empezar a escribir. Obviando el segundo consejo
acerca de hacerlo con nombre propio y no algún pseudónimo, abrí el que
es mi tercer (¿?) blog anónimo.
Los otros dos (¿?) mueren en el olvido, de claves y de nombres y no
saber dónde estarán ¿wordpress? ¿blogger? ¿lamula? ¿me olvido de alguno?
¿cómo carajo llegué a abrir tantos blogs anónimos? Contención. Pausa.
Play.
Ahora sí quiero abrir un blog firmado y ando pensando en cuál sería el
tema. Me interesan tantas cosas que siento la tentación de abrir un blog
todólogo, pero peco de grandioso y tal vez no tenga la acogida
necesaria. Esta vez, a diferencias de tantas veces negado, sí reconozco
que espero que este tenga aceptación y que además sea una plataforma de
inicio para publicar historias de vida, cuentos de cualquier tipo y
básicamente compartir pedazos de mi cerebro. Pensándolo bien este
también debería ser visto por alguien a quién le interese.
Volviendo al pseudonismo / anonimismo desaforado, he sentido la
tentación de dar el link a conocidos para que critiquen, comenten,
ayuden y de una vez vencer la inseguridad de sentir que hay madera, pero
falta trabajo. Al final esto también es una infantil búsqueda de
aceptación antes que una acción con destino claro en avanzar en mi
redacción. Vienen a la mente dos cosas: éxito es 5% habilidad y 95%
esfuerzo (cliché, pero cierto) y como el pseudonismo es un escudo
protector contra la hiper veracidad que suelo tener. No sentiría esta
libertad si es que tuviese que firmar. Me abrumarían mis contradicciones
expuestas en público. Además cuento historias bastante personales en
las que involucro de manera directa o indirecta a gente que podría
sentirse herida y es bueno mantener el respeto como principio de vida.
Claro que se pueden ir a la mierda, pero lo cortés no quita lo valiente.
En resumen, es jodido exponer los estereotipos.
¿De qué escribir? ¿qué me mantendría motivado así no reciba un cobre por
ello o sólo tenga la misma cantidad de vistas que las veces que me he
releído?
Momento de lucidez… ¡qué webon!
Es cuando caigo en cuenta que ya tengo la respuesta. Al final qué hago
ahora si no escribir sobre un proceso, el de mi vida y como mis
pensamientos han ido mutando en esta sociedad de la que me siento tan
extranjero, pero inconscientemente ligado y con una responsabilidad de
no abandonar (por más cojudo que esto pueda sonar). Cuando me hicieron
prometer que no me volvería uno más de la élite acomodada que es capaz
de claudicar todo ante el dinero (‘Todos tenemos un precio’ es la
consigna) creo que también firmé una especie de pacto de ser un agente
de cambio positivo, de mostrar que no todo en la vida es enriquecer a
terceros (o uno mismo) sin importar el resto. Es sobre ese pinchazo a la
burbuja, este descubrir un camino distinto y que el éxito no se mida en
pertenencias sino en el logro de las búsquedas personales y de mejora
como persona, de búsqueda de sabiduría.
No todos tenemos las mismas búsquedas, pero la gente vive tranquila en
sus cajistas sin sacar la cabeza, pero no dándose cuenta que la cajita
es de fósforos y hay potencial de incendio latente. El engaño del
consumo como bienestar significa abdicar desde el comienzo a una vida de
constante (auto) convencimiento que la felicidad está allá afuera y se
puede comprar. Es no escuchar lo que verdaderamente siento; es pensar
que somos libres cuando nos tienen del cogote más fuerte que hay, el del
deseo. A los que le va bien piensan que ellos son el epítome de éxito. A
los que no siguiendo este esquema, una sensación de eterna depresión.
Es verdad que la felicidad no está relacionada al dinero fuera de cubrir
las necesidades básicas.
El objetivo de la educación inglesa era ‘producir’ la mayor cantidad de
empleados idóneos para mantener el ‘sistema’ que les permitió dominar el
mundo por 500 años: la burocracia. Habiendo cambiado el paradigma, hoy
necesita pseudo-sapiens que consuman y mantengan ganancias basadas en
flujos futuros traidos al presente.
Compartamos maneras distintas de vernos como personas y como miembros de
una sociedad.
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