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martes, 30 de julio de 2013

foto de una oficina

Anónimo

Tomando el coraje para no ser un pseudo-sapien

Habiendo cambiado el paradigma, hoy necesita pseudo-sapiens que consuman y mantengan ganancias basadas en flujos futuros traidos al presente
Publicado: Hace 1 hora
Mi psicóloga me pidió que practique la contención. 'Puta madre' pensé '¿cómo chucha controlo las ganas de contar cosas?'. Me acordé entonces de mi anterior psicóloga, la que me caía bien, cuando me decía que tenía que empezar a escribir. Obviando el segundo consejo acerca de hacerlo con nombre propio y no algún pseudónimo, abrí el que es mi tercer (¿?) blog anónimo. Los otros dos (¿?) mueren en el olvido, de claves y de nombres y no saber dónde estarán ¿wordpress? ¿blogger? ¿lamula? ¿me olvido de alguno? ¿cómo carajo llegué a abrir tantos blogs anónimos? Contención. Pausa. Play. Ahora sí quiero abrir un blog firmado y ando pensando en cuál sería el tema. Me interesan tantas cosas que siento la tentación de abrir un blog todólogo, pero peco de grandioso y tal vez no tenga la acogida necesaria. Esta vez, a diferencias de tantas veces negado, sí reconozco que espero que este tenga aceptación y que además sea una plataforma de inicio para publicar historias de vida, cuentos de cualquier tipo y básicamente compartir pedazos de mi cerebro. Pensándolo bien este también debería ser visto por alguien a quién le interese. Volviendo al pseudonismo / anonimismo desaforado, he sentido la tentación de dar el link a conocidos para que critiquen, comenten, ayuden y de una vez vencer la inseguridad de sentir que hay madera, pero falta trabajo. Al final esto también es una infantil búsqueda de aceptación antes que una acción con destino claro en avanzar en mi redacción. Vienen a la mente dos cosas: éxito es 5% habilidad y 95% esfuerzo (cliché, pero cierto) y como el pseudonismo es un escudo protector contra la hiper veracidad que suelo tener. No sentiría esta libertad si es que tuviese que firmar. Me abrumarían mis contradicciones expuestas en público. Además cuento historias bastante personales en las que involucro de manera directa o indirecta a gente que podría sentirse herida y es bueno mantener el respeto como principio de vida. Claro que se pueden ir a la mierda, pero lo cortés no quita lo valiente. En resumen, es jodido exponer los estereotipos. ¿De qué escribir? ¿qué me mantendría motivado así no reciba un cobre por ello o sólo tenga la misma cantidad de vistas que las veces que me he releído? Momento de lucidez… ¡qué webon! Es cuando caigo en cuenta que ya tengo la respuesta. Al final qué hago ahora si no escribir sobre un proceso, el de mi vida y como mis pensamientos han ido mutando en esta sociedad de la que me siento tan extranjero, pero inconscientemente ligado y con una responsabilidad de no abandonar (por más cojudo que esto pueda sonar). Cuando me hicieron prometer que no me volvería uno más de la élite acomodada que es capaz de claudicar todo ante el dinero (‘Todos tenemos un precio’ es la consigna) creo que también firmé una especie de pacto de ser un agente de cambio positivo, de mostrar que no todo en la vida es enriquecer a terceros (o uno mismo) sin importar el resto. Es sobre ese pinchazo a la burbuja, este descubrir un camino distinto y que el éxito no se mida en pertenencias sino en el logro de las búsquedas personales y de mejora como persona, de búsqueda de sabiduría. No todos tenemos las mismas búsquedas, pero la gente vive tranquila en sus cajistas sin sacar la cabeza, pero no dándose cuenta que la cajita es de fósforos y hay potencial de incendio latente. El engaño del consumo como bienestar significa abdicar desde el comienzo a una vida de constante (auto) convencimiento que la felicidad está allá afuera y se puede comprar. Es no escuchar lo que verdaderamente siento; es pensar que somos libres cuando nos tienen del cogote más fuerte que hay, el del deseo. A los que le va bien piensan que ellos son el epítome de éxito. A los que no siguiendo este esquema, una sensación de eterna depresión. Es verdad que la felicidad no está relacionada al dinero fuera de cubrir las necesidades básicas. El objetivo de la educación inglesa era ‘producir’ la mayor cantidad de empleados idóneos para mantener el ‘sistema’ que les permitió dominar el mundo por 500 años: la burocracia. Habiendo cambiado el paradigma, hoy necesita pseudo-sapiens que consuman y mantengan ganancias basadas en flujos futuros traidos al presente. Compartamos maneras distintas de vernos como personas y como miembros de una sociedad.

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