Policiales La Policía
descubrió que Marco Arenas (22), en complicidad con su novia Fernanda
Lora (18), buscó en Internet cómo deshacerse del cadáver de su madre, a
la que estranguló en su casa de La Molina.
Cómo Asesinar Según Internet
FUENTE REVISTA CARETAS
Martes 12. Marco Arenas, el homicida, y su enamorada Fernanda Lora, poco antes de ser trasladados al Ministerio Público.
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En ese momento, el cuerpo de la empresaria María Rosa Castillo (53) yacía en una bolsa negra dentro de la maletera de su camioneta Toyota Rav4.
Al volante iba su hijo adoptivo y asesino confeso, Marco Arenas. Acababa de estrangularla, pero Fernanda Lora quería cerciorarse de que la empresaria no despertara nunca.
Los policías de la División de Homicidios analizaron los 4,309 archivos, entre mensajes de texto, fotografías y videos almacenados en el teléfono del criminal, y encontraron otra evidencia sorprendente: una captura de pantalla del popular sitio Web ‘Taringa!’ (www.taringa.net) con el siguiente e insólito tutorial: “Cómo asesinar sin dejar evidencias”.
En el atestado de la División de Homicidios se señala que Marco y Fernanda navegaron en Google hasta encontrar esta página para deshacerse del cadáver.
Y todo indica que siguieron paso a paso sus macabras recomendaciones, imaginando que permanecerían en las sombras sin ser descubiertos.
Tutorial
de la página web ‘Taringa!’: cómo perpetrar el “homicidio perfecto”.
Marco y Fernanda siguieron sus “sencillos pasos” para deshacerse del
cadáver de la empresaria, según la Policía.
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NAVEGANDO EN LA OSCURIDAD
El tutorial guardado en el teléfono del asesino señala tres “sencillas fases” para perpetrar un homicidio sin dejar huella y para ocultar un cadáver.- Fase 1: Asesinato. Precisa: “Ponte guantes de látex y sobre ellos de tela. Deberás llevar zapatos nuevos que solo usarás para la ocasión (el asesinato) y que después serán destruidos”.- Fase 2: Disfruta. Indica: “Ahora funde las bolsas y después los zapatos. No hay huellas, no hay arma asesina. La sangre jamás te habrá tocado”.
-Fase 3: Limpieza. Dice, a la letra: “En caso que necesites deshacerte del cuerpo quémalo, pero no uses gasolina, se consume rápido y el olor es más penetrante. Para quemar el cuerpo usa querosene o petróleo. Esta mezcla se adhiere al cuerpo y arde prolongadamente”.
Y eso fue lo que hicieron.
MENTES CRIMINALES
María Castillo, según la Policía, poseía una flota de buses de carga pesada y tres inmuebles en Lima, así como un departamento en Miami.Estaba separada de su esposo, Walter Arenas (58), aunque convivían bajo el mismo techo en la urbanización El Sol de La Molina.Marco fue adoptado por el matrimonio poco después de su nacimiento. La relación entre él y su madre, según sus familiares, siempre fue tirante, pero se agravó hace un año, cuando él conoció a Fernanda Lora en la Facultad de Psicología de la Universidad San Ignacio de Loyola, donde ambos estudiaban.
María se oponía al noviazgo y peleaba constantemente con su hijo. En agosto pasado, Marco le robó joyas y dinero por US$ 9,000. Las vendió para viajar con Fernanda por un mes a Chile. La empresaria no se lo perdonó.
La mañana del martes 5, Marco y Fernanda estaban juntos en la residencia de La Molina, cuando él se dirigió silencioso a la habitación de su madre.
Se acercó a ella, discutieron, le dio un beso y la estranguló aplicándole un candado típico del jiu-jitsu, arte marcial que solía practicar regularmente.
Fernanda escuchó gritos, corrió hacia el dormitorio y encontró a su novio tendido en el piso con las manos sobre el cuello de su madre, asfixiándola.
Una vez muerta, no hubo lágrimas ni conmoción. Había que deshacerse de ella.
Siguiendo los pasos del tutorial en Internet, se pusieron guantes de látex en las manos y bolsas en los pies. Fríos como zombies, despojaron a la empresaria muerta de su pijama, la vistieron con su ropa de trabajo y cubrieron el cuerpo con una bolsa negra de basura.
Horas más tarde, el asesino se dirigió al grifo Primax de la avenida La Molina y compró un galón de petróleo. A las 2:30 pm, Marco y Fernanda llevaron el cadáver hasta un descampado en el kilómetro 10.5 de la carretera Manchay Bajo, en Pachacámac, y –tal como lo señalaba el tutorial Web– le prendieron fuego.
Al día siguiente, Marco y su padre denunciaron el “secuestro” de María Castillo. El muchacho confiaba en que nadie lo descubriría, pero el domingo 10, Fernanda Lora se quebró en la Dirincri y acusó a su novio.
La respuesta al por qué ella lo delató probablemente está en el perfil psicológico que le practicó la Policía: “Extrovertida, irascible y rencorosa”.
ASESINATOS FILIALES
En lo que va del año se han registrado seis casos de parricidios en el Perú, de acuerdo con la División de Homicidios, aunque los casos más “célebres” de los últimos tiempos han sido precisamente matricidios.El 27 de marzo del 2005, una bella muchacha de 18 años, Giuliana Llamoja, acuchilló a su madre, Carmen Hilares, en un intento por defenderse.El 15 de agosto del 2006, la empresaria Miryam Fefer fue asesinada en su residencia de San Isidro. El caso, por el que fue encarcelada y ahora nuevamente procesada su hija Eva Bracamonte, continúa abierto.
El 27 de enero del 2010, una universitaria de 22 años, Elizabeth Espino, asesinó a su madre. ‘Elita’ fue sentenciada a 30 años de prisión.
“Cuando los patrones de respeto entre un padre e hijo son distorsionados, generan heridas, rencores y necesidades insatisfechas que luego afloran de forma brusca o impulsiva”, explica el psicólogo forense y antropólogo de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), Gabriel Calderón.
“La demanda de afecto”, continúa, “pasa a un segundo plano, excepto la instrumentalización del padre como una manera de obtener los deseos. El reto se vuelve manipularlos y esto puede alcanzar quiebres dramáticos”.
Y concluye: “Entonces no queda ningún tipo de escrúpulos, el primer punto en su agenda siempre serán sus propios deseos. Y para conseguirlo eliminan un factor tóxico, incluso con la suficiente frialdad para premeditarlo”.
El Internet, con sicarios que se “alquilan” en Mercado Libre y páginas que “instruyen” paso a paso cómo asesinar, hacen el problema incontrolable.
Nueva sintomatología de una sociedad de consumo incipiente que podría estar profundamente enferma. (Álvaro Arce)
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