YO MARCHO POR LA VIDA… ¿Y TÚ?
Por: Ítalo Jiménez Yarlequé
Tiempo
de acción. Chimbote, la provincia, la región, no pueden seguir
desangrándose más. No debemos seguir mirando para otro lado mientras
purulentas sanguijuelas corrompen y corroen nuestras ciudades, nuestro
futuro. No debemos permitir que el miedo o la indiferencia sigan
apoderándose de nosotros, mientras en las esquinas son asesinadas
decenas de personas. Mientras el futuro es gangrenado por voraces
bestias de apetitos insaciables.
Es
tiempo de decirle a los corruptos y a todos aquellos que han hincado
vergonzosa y amoralmente sus rodillas ante ellos que no les permitiremos
seguir comiendo y enriqueciéndose del dinero que le roban a nuestros
hijos e hijas, a nuestros infantes, adolescentes y jóvenes, al
desarrollo verdadero que todos queremos para que ellos sean bien
educados, bien nutridos, bien protegidos.
Es
momento de hacer escuchar nuestra voz y protesta contra las laxas
autoridades jurisdiccionales que -por ineficiencia, incapacidad, falta
de decisión o vil concubinato con el crimen y la corrupción- no actúan
de modo frontal y eficaz contra la violencia y el delito. Levantemos la
mano y señalemos abiertamente a los policías, fiscales y jueces que, por
cualquier razón, danzan también sobre el dinero que les provee la
sangre que corre bajo su indigno caminar.
Tomemos
cuenta que en cada amenaza hay implícita una amenaza a nosotros, que en
cada muerte hay un poco de Áncash que también muere, que en cada sol
robado hay un sol menos para construir mejores colegios, mejores
hospitales, más servicios o comprar las medicinas que siempre faltan en
las postas. El daño no es solo para el otro, ¡también te afecta a ti y
tu familia!
Basta
de esconderse. Que se oiga, fuertemente, nuestro rechazo, nuestra
protesta. Que se eleven nuestros puños y revoleen en los aires como
clara advertencia de que no permitiremos más violencia, más impunidad.
Pongamos el pecho y advirtamos que el inicio del fin ha llegado para
quienes creen reinar eternamente.
Ladrarán
los perros coprófagos que diariamente se alimentan de las angurrientas
manos de su amo envilecido, con dinero y prebendas otorgadas para
disparar a diestra y siniestra sus lenguas ya putrefactas. No les
temamos, como ellos no temen mostrar el altanero rostro ante una
sociedad que cada día los hunde más en el fango del desprecio y repudio.
Yo
marcho porque no quiero que mis hijas me recuerden como un cobarde,
como alguien que no hizo nada para realizar el cambio que necesitamos.
Yo marcho porque quiero que sean hallados, capturados y condenados los
asesinos de José Luis Sánchez Milla, Roberto Torres Blas, Pedro Flores
Silva, Luis Sánchez Colona, Sheyla Arce Arrelucea, Pedro Tapia Flores,
José Montalbán Macedo, el niño Manuelito Lezcano Ancajima y tantos otros
más. Porque debemos decir no a las amenazas contra fiscales probas como
Nancy Moreno Rivera, el padre Ugo de Censi y a las bravatas, por
encargo, contra el obispo de la ciudad.
Yo
marcho hoy porque también lo hubiera hecho Oscar Díaz Barboza y su
eterno legado de consecuencia y coherencia. Yo marcho hoy porque no
hacerlo sería ser cómplice de la violencia, la corrupción, la impunidad y
el sicariato. Nos vemos las 3:30 p. m. en la plaza Grau (ex 28 de
Julio) y espero que nos unamos en una sola voz: ¡basta ya!
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