15:12 - 19 Agosto 2013
César Córdova comenta hoy el
escándalo protagonizado por un periodista ‘comando’ que delata una
realidad vergonzosa y nauseabunda.
Se ha hecho público un vídeo de la
bochornosa actitud de Sandor Renilla Horna, periodista defensor de la
gestión de César Álvarez, en el que se puede apreciar que, totalmente
ebrio, ataca verbal y físicamente al chofer de un taxi al que no le
quiere pagar sus servicios. Asimismo, frente a los policías de la
comisaría a la que fue conducido, llama, se queja y le pide al fiscal
Dante Farro que le envíe inmediatamente a un fiscal. Se observa también
la presurosa llegada del abogado Luis Arroyo Guevara, promotor de la
Asociación de Vivienda “La Tierra Prometida” y principal escudero del
presidente regional de Áncash, así como la de Nelson Vásquez y otros
periodistas de conocida línea de defensa a César Álvarez Aguilar,
quienes consiguen al final liberar al periodista de esta escandalosa
situación.
En días pasados estos mismos actores del
vídeo difundido despotricaban de la marcha cívica del 16 de agosto, de
aquella que rechaza la podredumbre moral de un poder corrupto que se ha
instalado en nuestra región y está contaminando peligrosamente a su
sociedad. He visto el vídeo y me felicito el haber participado en dicha
marcha.
Me sentí bien en ella. Por tratarse de
la expresión digna, genuina y legítima de un pueblo que reacciona y se
sacude, por fin, de un peligroso marasmo, y se pronuncia en contra de
personajes que han visto en nuestra región la oportunidad de su vida y
se enriquecen a costa de sepultar sueños ajenos. Sí, de esos sueños que
pertenecen a nuestros hijos, a nuestro hogar, a nuestro puerto, a todo
Áncash.
El vídeo que circula raudo por las redes
sociales, corre la cortina que cubría la realidad vergonzosa y
nauseabunda del escenario que hemos permitido por nuestra inacción. Es
la exposición pública de conciencias alquiladas a la corrupción; la
complicidad existente entre quienes deberían administrar justicia y
quienes manejan a su antojo la región, vínculo insano que nos desprotege
contra el abuso, las calumnias y las amenazas, y nos ofrece como
blancos fáciles de personajes a quienes no les importa calumniar y
mancillar honras, o no titubean para asesinar.
Mientras se deslizan estas vergonzosas
actitudes, las justas aspiraciones en nuestras grandes obras de
desarrollo, permanecen atrapadas entre frases sin sentido en paredes a
lo largo de avenidas y en las promesas antojadizas de un presidente
regional a lo largo de sus improductivos seis años de gobierno.
Las Direcciones Regionales de Salud y de
Educación viven envueltas en irregularidades, brotando pus donde
coloquen el dedo, y sin un norte definido, arrastran a su paso
improvisación e ineficiencia.
Los terrenos del proyecto agroindustrial
Chinecas han sido descuartizados para destinarlos a ser viviendas de
los simpatizantes de su movimiento político detrás de votos, descuidando
irresponsablemente los objetivos de la ley que los protege de otro uso,
al declararlos intangibles. Cero hectáreas habilitadas para los
agricultores y miles de comandos ocupando ilegalmente sus terrenos como
vivienda, es el resultado de una injerencia abusiva y fomento a las
invasiones, promovidas directamente por César Álvarez Aguilar.
Nada detiene ni asusta a sus
pretensiones de sacar provecho particular a su condición de presidente
regional y buscar su segunda reelección a como dé lugar. Ya lo hizo
antes, cuando aprovechando una resolución ministerial concebida a
propuesta del Gobierno Regional de Áncash, se inició un festín
millonario con el registro de embarcaciones artesanales, que le sirvió
como caja chica para reelegirse, y cuando condicionó este corrupto
escenario a través de disposiciones ilegales, como las dos ordenanzas
regionales que han sido recientemente anuladas por el Tribunal
Constitucional.
Este imperio de la ignorancia y la corrupción ya no debe mantenerse en pie. El pueblo parece que al fin lo entendió.
CÉSAR CÓRDOVA PONCE
Director de la revista La Voz del Pescador
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