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jueves, 1 de agosto de 2013

Religión Francisco llegó a Brasil con su revolución de gestos y contagió de fe y esperanza hasta a las garotas de Copacabana.

El Papa Hace CLICK


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Impresionable Obispo grafica la histórica visita del pontífice argentino.
El Papa no solo se comunica a través de palabras sino, especialmente, de gestos.Lo primero que llama la atención es la cercanía del Papa a las personas. Es un contraste marcado con sus predecesores; por razones protocolares y, luego, de seguridad, el Sumo Pontífice estaba siempre separado de la gente por un espacio importante. En muchos casos, por vidrios blindados.
En el caso de Francisco, las distancias han desaparecido. Al Papa le gusta el contacto físico con las personas. Los dos besos a Dilma Rousseff, los incontables besos y abrazos a infantes, los abrazos a los fieles, la ventanilla abierta del pequeño automóvil en que se desplazó, los ríos de manos que estrechó.
No es de extrañar si se tiene en cuenta que Bergoglio proviene de una familia de clase media de origen italiano de Buenos Aires, una sociedad en la cual hasta los hombres se saludan con un beso y donde las palmadas efusivas forman parte de la conducta normal.

LA ESTRELLA DEL POP

El carisma de Francisco parece obedecer a una combinación de benevolencia con firmeza desprovista de oropeles y signos exteriores de riqueza. Benevolencia, firmeza y coherencia entre lo que pregona y lo que hace en su vida cotidiana; todo ello tiene eco en una juventud que ansía ejemplos que merezcan ser seguidos. A lo cual se suma un anhelo profundo de un desarrollo espiritual que hoy se encuentra ausente de una cultura individualista y de gratificación instantánea.

LA POBREZA COMO VALOR

Francisco ha insistido no solo en una Iglesia “de los pobres” sino “pobre”. La dimensión social de su mensaje es coherente con la prédica de la Compañía de Jesús, a la que pertenece, en la cual las desigualdades y el egoísmo desvirtúan la convivencia en sociedad. Confirma esta opción la visita a la favela Manguinhos, siguiendo el precedente de Juan Pablo II. En esta oportunidad expresó que “la medida de la grandeza de una sociedad está determinada por la forma en que trata a quien está más necesitado, a quien no tiene más que su pobreza”.No es por ello de extrañar que en la noche antes de viajar a Roma comiera con los desamparados que dormían en las calles adyacentes al Arzobispado de Buenos Aires, sin periodistas; ni la beatificación del Arzobispo de San Salvador, Oscar Arnulfo Romero, asesinado mientras decía misa en plena guerra civil, acto asignado a la derecha salvadoreña, en 1980.

LOS FALSOS ÍDOLOS

La visita a una institución de menores con antecedentes de drogodependencia fue otro gesto de Francisco mostrando su consubstanciación con los graves problemas actuales. Allí se refirió a los falsos ídolos del dinero, el egoísmo y la fama como espejismos que no responden a los requerimientos de espiritualidad y solidaridad de una necesaria “cultura del encuentro”. Similares conceptos manifestó en otro gesto: su reunión con jóvenes condenados por la justicia (cuatro hombres y dos mujeres).

EL AGITADOR

En su reunión con jóvenes argentinos en la catedral los instó a salir “a la calle a armar lío, quiero lio en las diócesis, que la Iglesia abandone la mundanidad, la comodidad”. Y mirando a los prelados que lo acompañaban les dijo: “Que me perdonen los obispos y los curas si los jóvenes les arman líos, pero ese es mi consejo”. Para buscar inmediatamente el equilibrio invocando que dejaran hablar “a los viejos” a quienes exhortó que no se dejen excluir, pues existe una “especie de eutanasia escondida, cultural, contra los viejos a los que no se les deja actuar y hablar”.No extraña esta invocación de un Papa que nunca huyó de la controversia. En 2003, su primera homilía en el Te Deum con el gobierno de Néstor Kirchner recién instalado, hizo una descarnada alusión a la corrupción. Esto le valió que nunca más Kirchner asistiera a un sermón de Bergoglio y que el Te Deum se mudara de Buenos Aires a capitales del interior con homilías más “moderadas”. Cristina Kirchner mantuvo la exclusión hasta su súbita y reciente conversión, cuando ya Bergoglio no puede predicar en la catedral porteña.
A los jóvenes argentinos, frenados por un vallado, les dijo: “Por momentos, siento lo feo que es estar enjaulado.”

EL CONSERVADOR

Su poderoso mensaje no debe llevar a creer que el Papa adoptará medidas revolucionarias. Su mensaje tiene posiciones “conservadoras”: no a la legalización de las drogas, no al aborto y no al acceso de las mujeres al sacerdocio, de las que promueve su participación en la estructura y funciones pero no el acceso al sacerdocio. Respecto a las uniones de personas del mismo sexo, siempre las apoyó con miras a resolver problemas legales pero reservado el concepto de “matrimonio” para la unión religiosa que no acepta.

DIÁLOGO, DIÁLOGO, DIÁLOGO

Francisco ha afirmado que entre el egoísmo indiferente y la protesta violenta está el diálogo constructivo. La cultura del encuentro y la responsabilidad social llaman, según el Pontífice, a devolver la ética a la política y reclama una visión humanista de la economía.La misa de cierre de la JMJ contó con la asistencia de un estimado de tres millones de personas. En el avión de regreso a Roma, Francisco conversó largamente con los periodistas en una inusual “conferencia de prensa”.
Regresa “recargado” a Roma por las muestras del cariño de los fieles; un baño de afecto que necesitaba para prepararse a confrontar los perturbadores problemas que le esperan en el Vaticano. Se habla del mes de octubre como el momento en que adoptará medidas trascendentes en diversos ámbitos de la vapuleada Iglesia Católica. (Escribe: Luis F. Jiménez)

Peregrino de la Pampa

Francisco, el predicador. “Con la cruz, Jesús se une al silencio de las víctimas de la violencia que no pueden ya gritar, sobre todo a los inocentes e indefensos; con ella, Jesús se une a las familias que se encuentran en dificultad, que lloran la pérdida de sus hijos o que sufren al verlos víctimas de paraísos artificiales como la droga; con ella, Jesús se une a todas las personas que sufren hambre en un mundo que cada día tira toneladas de alimentos; con ella, Jesús se une a quien es perseguido por su religión, por sus ideas, o simplemente por el color de su piel; con ella, Jesús se une a tantos jóvenes que han perdido su confianza en las instituciones políticas porque ven el egoísmo y la corrupción o que han perdido su fe en la Iglesia e incluso en Dios, por la incoherencia de los cristianos y de los ministros del Evangelio”.
REVISTA CARETAS

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