Actualidad Aunque últimas encuestas muestran una tendencia de repunte del NO, tienen un buen trecho de distancia entre sí.
De Huaycos a Olas
Participaría
de dos grandes encuentros en los próximos días: a mediados de semana
con el Sutep y el viernes 22 con el Movimiento de los Sin Techo.
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Cuando el sondeo se aplica con cédula de votación, los números cambian a 56,5% y 38,7% en votos totales.
La confusión (¿SÍ para que se quede? ¿NO para que se vaya?) podría jugar a favor de la alcaldesa.
Pero, ojo, la compañía de Manuel Saavedra presentó un modelo de cédula de votación solo con Villarán.
La semana anterior, Datum sí publicó una encuesta con la sábana completa de 40 casilleros.
Los números levantaron polvo.
En votos válidos, el SÍ aparecía con 54% y el NO con 46%.
Era una necesaria inyección de oxígeno para la Comuna.
Pero Patricia Juárez, vocera de Solidaridad Nacional, acusó a la compañía de Manuel Torrado de haber recibido pagos del Municipio.
Anel Townsend, del NO, la emplazó a presentar pruebas y amenazó con una demanda de difamación, al igual que Urpi Torrado de Datum.
En la campaña consideran que el repunte en el sector C, donde Villarán pasó de 30% a 38% de aprobación con respecto al mes pasado, es atribuible al movimiento de bases realizado desde que comenzó el año.
“El sector C siempre arrastra al D”, espera uno de los encargados. “Lo mismo pasó con Ollanta y las anteriores elecciones en Lima”.
Es un escenario nuevo, pero el equipo del municipio podría encontrar esperanza en los cambiazos limeños.
Villarán ganó las elecciones de octubre del 2010 por solo 0.9% (38.4% contra 37.5% de Lourdes Flores).
La batalla por la alcaldía fue un subibaja constante. A un mes de las elecciones, Flores lideraba las encuestas con un sólido 30%, sacándole 11 puntos a Villarán, según cifras de Ipsos - Apoyo. A falta de dos semanas –y ‘poto audio’ de por medio– Villarán se disparó hasta un impresionante 42% mientras la candidata pepecista bajó a 28%.
El debate final marcó un repunte de Flores. Pero el volátil electorado limeño terminó favoreciendo a la actual alcaldesa.
En 2006, Castañeda lideraba con 73% la intención de voto a un mes de las elecciones. Ganó con 47.8%, perdiendo 25 puntos. Humberto Lay subió de 10% a 14.8%.
Más aun, quince días antes de las elecciones del 2002 la mayoría de encuestadoras daban por ganador a Alberto Andrade con una ventaja de 15 puntos. Castañeda logró voltear la torta ganando por 39.8% contra un 29.8% de Andrade. La campaña se enfocó en los sectores populares y los cambios de camiseta, también.
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