Fútbol Mil sanciones y
mil perdones después, los juergueros del fútbol peruano sobreviven para
una juerga más, y aquí los analizamos. Son rebeldes porque el mundo los
hizo así.
El Genio Díscolo
Valeriano López, Tanque de Casma y deseo interruptus del Real Madrid. Un terrible entre terribles.
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Con el tiempo, Challe se convertiría en figura de la selección nacional, uno de los héroes de la Bombonera en 1969 y mundialista en México 1970. Pero también en el “Niño Terrible”, palomilla dentro y fuera de la cancha, siempre bajo la sospecha de haber salido la noche anterior (aunque asegura que sus ojos siempre se pusieron rojos de noche).
“Nosotros nos sabíamos portar antes de un entrenamiento, porque esos entrenadores se las sabían todas”, cuenta. Se las sabían tanto que, a veces, los dejaban en libertad para todo tipo de distracciones. Porque, al final, ¿qué es el fútbol si no es diversión?
PERÚ: PATRIA DE INDULTOS
Para el historiador Jaime Pulgar Vidal, esas indisciplinas son mucho más que un mal hábito. “El fútbol no se instala en mentes modernas, que busquen el éxito, como cualquier persona que se levanta temprano y trabaja 10 horas. Se instala en mentes tradicionales con lazos de solidaridad entre sí, donde lo más importante es la familia y los amigos. Para expresarlo, tiene actividades como la jarana, la procesión y el fútbol”, explica.En ese contexto, muchos jugadores extraordinarios pudieron tenerlo todo y ‘se portaron mal’. Encabeza la lista Valeriano López, uno de los pocos jugadores que se han dado el lujo de decirle no al Real Madrid.
El ‘Tanque de Casma’, viejo ídolo de Sport Boys, medía 1.90 m y era pura potencia y definición, muchas veces de cabeza. Después de tres temporadas como goleador del fútbol peruano (64 goles en 54 partidos), se marchó al Deportivo Cali. Para entonces, ya se había escapado de varias concentraciones.
En Cali amaban a Valeriano. Le pedían autógrafos, le ponían Valeriano a sus hijos, le regalaban dólares que usaba para armar cigarrillos. Santiago Bernabéu fue a Colombia a buscarlo para el Madrid, pero, según contó, el ‘Tanque’ no quiso alejarse de su gente y acabaron llevándose a Di Stéfano (entonces en Millonarios). En 1951 lo separaron por indisciplina y volvió al Perú, donde la vida desordenada le empezó a pesar. Para cuando se retiró, ya se había fumado toda su fortuna.
SOLUCIONES
En la vida aburrida de una concentración, dice Challe que una salida no le hace daño a nadie y, más bien, genera un sentido del deber con el equipo. “Si debes, vas a jugar mejor, porque es ahí donde te juegas tu pellejo. Que sea medido, claro, pero ahora han entrado unos curas de convento…”, protesta.“Una vez, la U perdió dos partidos seguidos, y Marcos Calderón dijo ‘hagan una fiesta, trompéense ahí porque la U no puede perder dos partidos seguidos’”, asegura. “Hicimos la fiesta, la U se recuperó y salimos campeones”.Salvo excepciones notables (Chumpitaz, Cubillas, Guerrero), ese pensamiento es el denominador común. “El mejor entrenador es el que comprende este razonamiento y hace jugar bien a sus pupilos”, afirma Pulgar Vidal, “que te suelta un poco la correa, pero no demasiado ni la ajusta, sino tiene todo bajo control”.
“Por eso Markarián y Oblitas funcionan con los jugadores, porque entienden su cultura”, agrega.
Y, aún así, no llegamos muy lejos. ¿Qué les falta a nuestros jugadores? Challe responde seguro: “¡Escaparse!”. (Liliana Michelena)
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