Local Jorge Dextre de la U. Científica y la CONFIEP le pone la puntería al proyecto de Daniel Mora.
El Futuro del Campus
También preside FIPES, la Federación de Instituciones Privadas de Educación Superior.
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–¿Qué les preocupa?
–Que se elabore una ley con una visión subjetiva de la situación universitaria en el país. Que, existiendo el problema, se generalice. –¿Se refiere a las declaraciones del presidente sobre las universidades-negocio?
–Inclusive. ¿Qué se quiere resolver? Primero, la calidad. Unas pocas universidades públicas son bastante buenas. La gran mayoría tiene problemas de recursos. En la universidad privada tienes asociativas, donde los propietarios integran una asociación civil sin fines de lucro, y societarias. De las asociativas hay dos tipos: las heredadas del gobierno militar, donde se hace la asamblea estatutaria y los profesores pasan a manejar las universidades, y las asociativas actuales. Las societarias tienen de persona jurídica una sociedad anónima. Hay de las buenas y de las otras.
–¿El escándalo de la Universidad Garcilaso de la Vega, donde el rector se paga un sueldo de más de S/. 2 millones, dónde corresponde?
–Es una asociativa. Es una asociación sin fines de lucro.
–Irónico, ¿no?
–Es como en un club donde el presidente decide ponerse un sueldo. Si los socios no lo cambian, al final la debilidad es institucional. La SUNAT debería pararlo. Es una persona que comienza a extraer dinero en una asociación sin fines de lucro.
–¿Qué proponen?
–Planteamos fortalecer la acreditación, que no ha avanzado como debería. Todas las demás estrategias, de crear una superintendencia con comisiones, no sirven. Ya no estás en una situación en la que cuentas las universidades con los dedos de la mano. No la vas a ir a revisar a cada una. Ahora ves la calidad con la acreditación producida por una entidad seria. Pones esa información en internet. Y si voy a estudiar una maestría en el extranjero, no voy a ver si tiene título a nombre de la nación y si tiene valor oficial. Veo la posición en el ranking, los indicadores en internet y en base a eso decido.
–¿Y qué quiere decir que nos vaya hasta las patas en los rankings internacionales?
–¿Qué cosa se evalúa? Reputación. Evidentemente más difícil para una universidad con 10 o 15 años que con 90. En segundo lugar, número de doctores. ¿Por qué aparece San Marcos? Bueno, tiene hasta un premio Nobel. Pero seguro que si miras la empleabilidad de sus egresados no va a aparecer como aparece. Es relativo. Si observas la gerencia de la empresa peruana verás que es formada en el Perú. No ves puros extranjeros. Es una demostración de que la educación peruana es de calidad. Las personas que van a hacer una maestría en el extranjero no fracasan y acceden a las mejores universidades. Al contrario, el Perú tenía hasta los 60 y 70 una reputación de excelente educación. Luego tenemos la peor crisis de nuestra historia y los investigadores se van.
–La Cayetano Heredia ha sido reconocida por su énfasis en Investigación.
–Cayetano o Católica tienen mayor experiencia, evidentemente. Pero el Conafu (Consejo Nacional para la autorización de Funcionamiento de Universidades) te pedía un plan de investigaciones. La Científica tiene todo un proyecto de células madre bastante reconocido que ha recibido apoyo de Concytec. Se está trabajando en investigación. Recién regresan en los últimos años profesionales con talento y capacidad para investigar. Hay dinero. Si das beneficios tributarios para una universidad, debería estar vinculada a que haga investigación. El mérito de Daniel Mora es tratar de abordar el problema. Pero paradójicamente construye un proyecto de ley que no transforma y que mantiene y generaliza el modelo de gobernabilidad de la universidad: la Asamblea universitaria. Decenas de personas con posiciones contrapuestas intentando dirigir una universidad.
–¿Sigue siendo un mecanismo al que se recurre internacionalmente?
–Es un tema de debate. Ahora se habla de la tercera reforma. La primera fue la de Córdoba, de 1918. Hasta ese momento las autoridades de la Universidad eran sacrosantas y surge la democracia. La segunda reforma, con recomendaciones en los 80 del Banco Mundial y el BID, ha sido la presencia del mercado, los cambios económicos y sociales que hacen necesaria la presencia de la inversión privada y ya no solo de la Iglesia y las instituciones que se creaban con donaciones. (N. de Ed: la llamada tercera reforma involucra en la actualidad la internacionalización de la educación y el control de la calidad expresado en las acreditaciones).
–¿Y el presidente Humala se quedó en Córdoba?
–Casi toda la sociedad peruana está con el mito de la Reforma de Córdoba. Si se habla de la inversión privada, piensan que está mal. ¿Cuál es la diferencia entre una societaria y una asociativa? Que la societaria puede retirar sus excedentes. La asociativa, como no paga impuestos, tiene que reinvertirlos. Si la societaria invierte la totalidad de sus excedentes le dan un crédito tributario. Así el Estado generó una inversión privada de más de S/. 2 mil millones. El mercantilismo es otra cosa. ¿Cuándo surge? Cuando hay posiciones de dominio. Cuando la universidad es la única. Hay que romper con esta idea de que hay que demostrar que hay demanda insatisfecha para crear una universidad, lo que incluso ha sido determinado por el TC.
–¿Qué más cuestionan además de imponer la Asamblea?
–La violación a la autonomía. El proyecto de ley dice que le tienes que pedir permiso a la superintendencia para crear facultades y cambiar planes de estudios. El peor ejemplo es el Ministerio de Educación, que ya tiene ese control sobre los institutos superiores. Pueden pasar tres años para aprobar un cambio. Esa es la lógica controlista-burocrática que se recoge en el proyecto de ley. Y surge por iniciativa, lo tengo que decir, de Salomón Lerner y su instituto. Dice que se crean profesionales para el mercado y no se preocupan de valores. No sé a razón de qué. Qué pasa si viene un gobierno dictatorial, contra el que quieres opinar en contra, y ese gobierno controla una superintendencia que dice, no, te cierro.
–¿Entonces cómo cerrar esos pésimos ejemplos a los que nos referimos?
–El mercado debería retirarla si no se acredita. Pero creo que, con la opinión pública y el fortalecimiento de los consejos de calidad, se debería llegar a este tipo de disposiciones.
–¿Y cómo enganchar mejor con el mercado?
– A FIPES Alfonso García Miró de la CONFIEP le propuso trabajar en la correlación de empleo-oferta educativa. Estamos en eso en coordinación con el Viceministerio de Trabajo.
–Porque los empresarios se quejan en todos los CADE del déficit de profesionales que enfrentará la Economía en los próximos años.
–Esa es una generalización. Se queja la Sociedad Nacional de Industrias sobre sectores que recién han comenzado a desarrollarse en los últimos 5 años, como técnicos de cierta maquinaria en la minería. La economía en 70% es de servicios. Cuando los institutos tecnológicos quieren crear nuevas carreras se encuentran con que no les dan autorización. Senati es el único, porque fue creado por ley y tiene subvención del sector privado. Crea carreras, hace planes de estudios y hace convenio con empresas para manejar su maquinaria, cosa que para los demás es prohibida.
–El gobierno anterior avanzó con la acreditación de los Institutos superiores. ¿Qué pasó?
–El gobierno actual asume que el proceso estaba mal hecho. Pero fue todo un esfuerzo. Siento que en algunos sectores del gobierno hay una visión que no es muy coincidente con la inversión privada. En Educación hay una presencia más cercana a una ideología estatal, controlista, donde siempre hay que ver la inversión privada con resquemor. Y no se dan cuenta que los alumnos en la educación tecnológica pública han descendido y la mayor parte de los alumnos se orientan a la privada. El joven percibe que la calidad es mayor. Se dice que hay muchos universitarios. Estamos en 33% con relación a la población en edad de estudiar educación superior. Chile está en 43%, los países desarrollados en 68%. Y acá decimos que hay muchos universitarios. (Enrique Chávez)
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