¿CIUDADANOS O BORREGOS?
Democracia significa gobierno del pueblo.
Hablar de democracia es hablar del bien común, esto es, del bien de
todos, de la comunidad, de la sociedad. Hablar de democracia significa
también hablar de un estado de derecho, es decir, como un conjunto de
reglas que determinan la conducta para una convivencia ordenada política
y socialmente hablando. De un cúmulo de leyes justas que todos
respetan, tanto gobernantes como gobernados.
Sin embargo,
somos testigos que la democracia, esta democracia, nuestra democracia
está en crisis, es decir, está enferma. No existe democracia en su
sentido amplio porque no solo es democracia votar cada cierto tiempo.
Hablar de crisis es hablar de dificultades, peligros, apuros, ruina,
inestabilidad, problemas. Crisis es algo que se parte, se rompe y por
tanto debemos analizarla; debe estar sujeta a crítica, a análisis, a
reflexión.
Aquí, en esta
localidad (lo que es una reproducción de lo que pasa en el país a nivel
nacional, regional) vemos como marcha. Muchas veces es imposible
afirmar que vivimos bajo una democracia; nosotros hemos dicho, y los
hechos lo confirman, que nos encontramos frente a una cleptocracia (kratos= gobierno, clepto= ladrón), gobierno de los ladrones.
Y esto, se
reproduce y amenaza seguir reproduciéndose. A los cleptócratas solo les
interesa acceder al gobierno y al poder para enriquecerse. Y esto
seguirá así mientras se les permita reproducirse. Por eso, esta crisis
social merece nuestra reflexión y nuestro análisis. Si una crisis es un
problema, hagamos de esta crisis una oportunidad para criticar,
reflexionar, analizar y plantear soluciones para resolver la crisis.
¿Somos ciudadanos o borregos?
Estamos en
época preelectoral y vemos como algunos grupos liderados por pretendidos
caciques o caudillos, se organizan y realizan ingentes inversiones para
capturar el gobierno y el poder. A estos se les conoce porque nunca
levantan su voz para criticar o señalar a los corruptos o lo hacen
tibiamente, a exigencia de algunos interlocutores, eludiendo ser severos
en sus críticas. También vemos a personajes que vienen de la filas de
partidos tradicionalmente corruptos (verdaderas escuelas de corrupción),
“renuncian” a sus filas para presentarse como “independientes”, pero
luego al acceder al gobierno, reclutan como funcionarios a
incondicionales y cómplices de sus filas partidarias. Vemos también
como, ingenuamente, muchas personas les ayudan en su campaña electoral y
votan por ellos, para después quejarse amargamente del latrocinio
despiadado de la caja fiscal nacional, regional o municipal.
Esta
situación, luego, desconcierta y confunde a la población, cayendo en la
pasividad y el desánimo. Estos cleptócratas, no les interesa el
desarrollo integral de su localidad (económico, social, cultural,
educativo), solo les interesa obras de cemento (y todavía mal hechas,
ejemplo “agua para todos”), para esquilmar al erario público. Es más,
como su afán es el robo no les importa la contaminación del ambiente,
dejan hacer, dejan pasar. Ante esto, son ciegos, mudos y sordos. Hasta
justifican y hacen eco de que no hay o no existe contaminación o que
esta ya se resolvió, cuando todos sabemos que no es así. No lo han
demostrado.
¿Esta situación puede ser eterna?
Por supuesto que no. Podrá dilatarse en el tiempo en la medida que los
ciudadanos lo permitan. ¿Somos ciudadanos? ¿Ejercemos nuestra
ciudadanía? ¿O, somos simples borregos? Eso lo responderá cada uno de
nosotros. Un ciudadano sabe que tiene una cuota de poder y que es un
miembro del pueblo, y que es éste el que tiene el poder. Porque eso es
la democracia, es el gobierno del pueblo. Un ciudadano sabe que tiene
derechos que deben ser respetados (no solo derechos políticos, sino
también sociales, económicos y muchos otros) y que el bienestar no debe
ser para un grupo o una pandilla sino debe ser general, para todos. ¿Al
cleptócrata o a la pandilla le interesará los derechos y el bienestar de
todos? Claro que no, al cleptócrata y a la pandilla solo le interesa su
bolsillo y la de sus compinches, aunque los demás sufran.
Aprendiendo a ejercer nuestra ciudadanía, dejando de ser borregos iremos superando estos males que nos aquejan. Es el momento que los ciudadanos tomen CONCIENCIA de estos males, que comprendan que solo ORGANIZÁNDOSE y levantando o construyendo un real LIDERAZGO
social, al margen de los caudillos o caciques ladrones podrá
construirse las condiciones necesarias para que nuestro terruño progrese
y no siga postrado como hasta ahora. Y así, nuestros hijos y los hijos
de nuestros hijos tengan futuro.
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