La violencia en los colegios no es un fenómeno aislado.

Respuestas al acoso escolar

La violencia en los colegios no es un fenómeno aislado.

El Ministerio de Educación anunció que en los colegios de todo el país se colocarán libros de registros de incidencias para que los directores reporten los casos de acoso escolar o bullying dentro de sus planteles, con el propósito de obtener las estadísticas para conocer realmente cuántos alumnos son objeto de violencia en las escuelas. Esta iniciativa es necesaria toda vez que los datos de los que se disponen son discrepantes. No obstante, al realizar estos anuncios, durante su presentación en la Comisión de Seguridad Ciudadana del Congreso, la ministra de Educación ha emitido comentarios sobre los que conviene reflexionar. Ha dicho que la razón de la ausencia de estadísticas se debe a que el acoso escolar es un problema nuevo. Esta es una verdad a medias; el acoso escolar es un fenómeno con varios años de existencia y lo nuevo es su extensión explosiva y acelerada así como la creciente denuncia de los padres y maestros. La titular de Educación también ha señalado que la falta de seguridad ciudadana no es un problema que se origine en las escuelas. Esta apreciación, que es aun más debatible, colisiona con reconocidos estudios que sostienen que la familia, el barrio y la escuela son espacios cruciales e interdependientes en la generación y transmisión de prácticas violentas y de su impunidad. Si lo que se encuentra tras esa afirmación es una ausencia de compromiso de la escuela pública en la lucha contra un problema integral y transversal, estaríamos frente a una actitud negacionista que agrava los problemas de la educación peruana. El problema de fondo es la violencia en la escuela que se expresa a través de varias prácticas, de modo que relativizar el peso de la escuela en un fenómeno tan arraigado es contraproducente. Finalmente, es necesario abordar el problema del financiamiento de la estrategia contra el acoso escolar porque, según ha señalado el Ministerio de Educación, la Ley N° 29719, que ordena que los colegios cuenten con un psicólogo encargado de la prevención y tratamiento del acoso y violencia entre los alumnos, es seriamente limitada por los recursos disponibles.