Un gobierno con déficit de atención
¿Ollanta Humala se siente presidente o soldado?
A muchos gobiernos les llega el momento en el que se desordenan y empiezan a cometer errores tontos, pero eso suele ocurrir cuando se acerca su final. Por ello, son preocupantes loindicios de que eso le esté sucediendo al régimen del presidente Ollanta Humala cuando aún le falta el 90% de su mandato.
Esta columna hizo notar hace poco que la crisis de Conga desnudó a un gobierno que, más allá de la aparente calma de los primeros cien días, se iba descuajeringando en medio de pugnas internas no resueltas, incoherencias, falta de claridad de objetivos, y débil capacidad de planeamiento.
Hoy existe consenso, dentro y fuera del gobierno, de que estas deficiencias se deben corregir mediante la combinación del reforzamiento del liderazgo interno del presidente Humala y del premier Salomón Lerner, con el relevo de algunos integrantes del gabinete que contribuyen a que la orquesta suene desafinada.
Estas decisiones requieren un período de maduración pero, mientras eso ocurre, es lamentable que el gobierno siga dando, como ayer, señales de desorden creciente y absurdo.
Por un lado, el presidente del Congreso, Daniel Abugattás, irrumpió ayer diciendo que “a mí no me temblaría la mano para indultar por razones humanitarias a Fujimori o a Abimael”, fortaleciendo de ese modo la sospecha creciente de que hay un acuerdo en camino entre el fujimorismo y el gobierno para concretar una serie de acuerdos. ¿Dicho aconchabamiento estaba en ‘La Gran Transformación’ o en ‘La Hoja de Ruta’?
Unas horas después, el presidente Humala aprovechó el Día del Ejército para lanzar, en Ayacucho, un conjunto de declaraciones y propuestas que llevan a dudar de si el jefe de Estado se siente más soldado que estadista.
Esto incluye desde el restablecimiento del servicio militar obligatorio, hasta la intención de anular el voto para militares y policías con argumentos como que “el soldado es un sacerdote que está más allá del bien y del mal” porque las fuerzas del orden son los “guardianes socráticos de la república”.
El gobierno del presidente Humala parece olvidar con frecuencia que sus objetivos cruciales son la inclusión social y la seguridad, lo cual incluye la delincuencia, el narcotráfico y el terrorismo. Y se enreda en iniciativas que no contribuyen en nada para su logro. Antes fue la reforma del capítulo económico de la Constitución para expandir el papel del Estado en la economía; hoy son estas iniciativas militares inoportunas.
Al paso que va, este gobierno va a requerir dosis urgentes de Ritalin para corregir el déficit de atención que lo aqueja y que le está impidiendo focalizar en las acciones con efecto real sobre el logro de sus objetivos centrales.
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