google42f3ca3d0a624984.html SIETE DIAS CASMA

jueves, 15 de diciembre de 2011


MOVIDAS EN PALACIO

Creo que en una guerra siempre hay vencedores y vencidos y, en esta primera batalla entre miembros del conglomerado de Gana Perú que llegó a la presidencia, han quedado regados definitivamente muertos y heridos. La primera constatación es que los “muertos” están del lado de la izquierda. En la elección presidencial,el entonces candidato le tendió los brazos a políticos autodeclarados marxistas, como Diez Canseco, Dammert, Tapia e inclusive la socialista “Mocha” García Naranjo, quien se fajó en la segunda vuelta y fue la vocera oficial del candidato presidencial. Y su premio fue el Ministerio de la Mujer. Posteriormente sorprendió que Diez Canseco y “Mocha” “blindaran” sin rubor a un presidente que en sus inicios cometió errores, como por ejemplo, no zanjar con la oscura participación de su “hermanísimo” Alexis Humala en Rusia. Después “Mocha” justificaba y hasta alentaba las aspiraciones presidenciales de la primera dama, Nadine Heredia. Son ellos los más golpeados.

Que todavía permanezcan profesionales denominados “progresistas” pero de tendencia más moderada en el gabinete, corresponde al estilo pragmático del presidente. No por nada le gusta acuñar la frase del extinto líder chino Den Xiaoping, quien desmontó el aislamiento que impuso Mao a China Popular y abrió ese gigante mercado por primera vez al capital internacional, como la Coca Cola. “No importa de qué color sea el gato, lo importante es que cace ratones”.

Ollanta dejó que Lerner llevara a conspicuos ex radicales como ministros y asesores. A la hora que hicieron públicas su visión sobre la inversion minera en la sierra, a raíz del conflicto “Conga”, los borró de un plumazo. No le importó que fuera “Siomi”, el empresario que se jugara con él política y económicamente y lo sacó del tablero. Había que buscar un gato que “sepa cazar mejor esos ratones” que, segun él, hacen de las suyas en Cajamarca, Cañete y proyectan asonadas en el sur. En parte, Valdés Dancuart, militar también ex dirigente del gremio empresarial en Tacna, podría en la actualidad poner orden y asegurar que las inversiones privadas, en el peliagudo rubro minero, continúen su marcha. Ollanta me hace recordar a Juan Velasco Alvarado. No solo ambos eran militares. Si bien llegaron al gobierno de distinta manera -con golpe el “Chino” y democráticamente el comandante- ambos, al inicio de su gobierno, se rodearon de gente de izquierda y de línea dura de derecha. El general se reunía con intelectuales de izquierda y les decía que “no iba a haber viraje” y los alentaba a “defender la revolución” de los “ataques de la oligarquía”, pero en la madrugada deportaba a intelectuales o dirigentes sindicales, magisteriales o universitarios.

En una dictadura se podía permitir esos exabruptos, aunque no en la horrorosa magnitud de un Pinochet, en Chile, o un Videla, en Argentina. Leí un libro donde se cuenta una anécdota que pintaba de cuerpo entero al “Chino” Velasco: durante un Consejo de Ministros puso en la mesa un decreto ley controvertido, los ministros conservadores que habían en el gabinete se retorcieron en sus asientos con muecas de disgusto. Fiel a su estilo, sacó una pistola y preguntó, ¿alguien se opone? Ante el silencio sepulcral de su gabinete, bramó ¡entonces firmen, carajo! Hay dos Ollantas. El que habla con los periodistas o departe con los empresarios, y el otro, el que da sus discursos en los cuarteles, ante los soldados. Allí grita, anuncia Servicio Militar Obligatorio, fustiga a quienes se oponen a su proyecto. Muy distinto al esposo cariñoso cuando posa para las fotos familiares con Nadine. Inclusive, ambos le dieron a sus esposas un rol destacado en el gobierno.

Consuelo Gonzales de Velasco, hermana mayor del “Cabezón” Luis Gonzales Posada, político aprista, trabajó en la JAN, siendo muy popular por su labor de asistencia social a los niños y más necesitados. De Nadine nadie puede dudar que tiene un tremendo poder en el gobierno y no perdona meterse en la fotos oficiales, como la del gabinete en pleno en Palacio, donde ella no debería estar.

Hugo Robles Cruz

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