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lunes, 12 de noviembre de 2012

Obama: De la ciudad al campo

Jaime Joseph
Las eleccionesnacionales y parlamentariasen los Estados Unidos, van a dar mucho de qué hablar.  La estrecha  victoria de Obama y la alta participación del electorado deja a un país politizado y polarizado como pocas veces se ha visto.  El movimiento de los afroamericanos en los años 60 y la guerra en Vietnam tensaron la política y las relaciones sociales, pero no tanto como ahora.  La polarización actual, todavía se expresa en los parámetros de la democracia electoral, pero no es tan seguro que los mismos mecanismos democráticos podrán resolverla. Mirando el mapa de los resultados electorales,algunos comentaristas, bromeando, pero solo en parte, recordaban la Guerra Civil.  Sostengo que esta polarización, como todas las crisis, es una amenaza y una oportunidad.
Un punto de la crisis que ya se comenta es lo que tiene que hacer el partido Republicano para recuperarse de lo que, de todas maneras, es una derrota. Analistas, incluso de la filas republicanas, pero críticos a la campaña derechista de su propio partido,dicen que tienen que aprender que “los Estados Unidos ya no es un país de blancos”.  Si aprenden esta lección queda una amenaza, el peligro de una reacción aún más derechista contra los  grupos y etnias que han contribuido a dar la victoria a Obama.  O se puede sin exagerar demasiado, hablar de una oportunidad de una refundación de la nación, que fue una promesa de Obama en su primera campaña, una nueva mirada, una nueva ética. Difícil pero inspirador.  Será una refundación de un país creado originalmente por migrantes, pero esta vez sin la represión de las poblaciones originarias y las minorías.  La inclusión social, económica y política es un reto y una tarea.  Como en todo país complejo, lo sabemos bien, si no hay integración plena, la diversidad que que debe ser una riqueza se convierte en motivo de conflicto y violencia.
Pero lo que más llama la atención, y que Obama y su partido deben tomar en cuenta, es el mapa político que estas elecciones han puesto de manifiesto.  El enfoque territorialde la políticay el desarrollo,  tan importante para nosotros en Perú, también aparece como tema central en los EE.UU.  Repito, el mapa electoral de los estados no trae novedades impactantes.  Sin embargo, cuando CNN presentó un mapa de los resultados electorales en los condados de cada estado, saltó a la vista que hay una brecha enorme entre las ciudades principales y el campo.  El azul que marcaba los lugares donde Obama ganó está concentrado en las ciudades grandes y su entorno inmediato.  Pero Romney ganó, a ojos vista, en más de 80% del territorio del país.
¿Se puede hablar de una brecha entre ciudad y campo?  Creo que sí.  Es riesgoso generalizar, y lo que propongo es más un tema de investigación que una afirmación.  Sin embargo el racismo y el sentimiento anti migrantesobreviven más explícitamente en muchos lugares del campo.  Pero esto sólo una parte del problema.  En las zonas lejanas de las ciudades grandes y emergentes los servicios, los ingresos, las comunicaciones y en general las oportunidades son menores.  Y la brecha ha aumentado con la crisis mundial y la discusión gira en torno a la pregunta ¿quiénes van a pagar los platos rotos, los más ricos o la clase media y los pobres?  La pregunta no es ajena a nuestra realidad.  Y como se ha visto en los resultados del primer gobierno de Obama, no basta, aunque es importante, tener un discurso nuevo, una nueva ética, una promesa.  “Otro país es posible”, Sí se puede” son slogans que animan pero se necesitan resultados.Los poderes fácticos están en todas partes, no tienen patria y han convertido muchas de las promesas de Obama en una decepción.  Lo interesante es que la decepción, promesas incumplidas, postergadas o cumplidas a medias no mataron la ilusión entre los activistas y votantes.  Por lo menos Obama tiene una oportunidad más.
Ahora debe ser claro para Obama que no basta ganar las elecciones yla presidencia del Estado para lograr cambios sustanciales.  Él, como todos los gobernantes, necesita un bloque histórico, un poder político estatal, por cierto, pero también social, económico y cultural.  Sugiero, y es la última comparación,sin duda exagerada en este artículo, que la estrategia de desarrollo de la economía en los EE.UUtiene que ser a la vez local y nacional, más allá del discurso, y debe centrarse en las nuevas relaciones entre las ciudades y las zonas rojas del mapa político electoral que marcan el territorio ganado porRomney.  Sin el apoyo de los y las ciudadanas que viven fuera de las zonas urbanas y periurbanas, los que viven en el campo aunque no son, por supuesto, todos agricultores, no habrá la fuerza, el poder para hacer los cambios que las promesas electorales de Obama exigen.
Se requiere, allá y acá, otra manera de entender la nueva realidad de las ciudades, que son, o deben ser, la expresión de una articulación armoniosa entre lo urbano y rural, articulación creada por flujos sinérgicos, entre los diferentes actores de los territorios  Estos flujos, los lazos entre la parte urbana y el campo, deben crear una identidad compartida en cada territorio. Son múltiples y complejos: económicos—el intercambio de bienes y servicios, sistemas de comunicación—flujos de información y tránsito, culturales, ambientales, entre otros.  Crear estos lazos y flujos inclusivos y equitativos es una parte central de la construcción del poder necesario para el desarrollo sostenible y para consolidar un sistema político y poder democráticos. Sabemos lo difícil que es.  Más que una oportunidad es una necesidad para Obama.

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