Necesidad insaciable
Viernes, 01 de agosto de 2014 | 4:30 am
Absurda reposición de la candidatura Nadine 2016.
Algunos temas son recurrentes en la política peruana porque nunca se resuelven, pero otros reaparecen por necesidad política de algunos sectores, lo cual parece ser el caso de la candidatura presidencial 2016 de la hoy primera dama Nadine Heredia.
Este tema ha sido repuesto en cartelera a propósito de la pretensión del congresista Marco Tulio Falconí de renunciar al Parlamento para postular a la presidencia de la región Arequipa, lo cual ha sido acogido por el Jurado Electoral regional a partir de una resolución judicial que lo favoreció para declarar improcedente la tacha en su contra.
Es obvio que eso no debe pasar hasta que no se deseche la prohibición de que los congresistas no pueden renunciar. Esta es, sin duda, absurda, pero así es la ley, por lo que quienes postulan al Congreso saben a lo que se meten y no deben usar la puerta falsa para quitarse del hemiciclo apenas se les presente una mejor oportunidad profesional.
De ahí, sin embargo, a especular que en esa maniobra electorera está el biombo para habilitar la candidatura de la primera dama Nadine Heredia en el año 2016, hay un paso que, al menos a este columnista, le parece una exageración.
Dicha candidatura es jurídicamente imposible; éticamente inaceptable por ser una forma camuflada de reelección que fue descartada de todas formas por el candidato Ollanta Humala; y políticamente inviable ante la caída de la aprobación de la opinión pública.
Es obvio que, durante la primera mitad del gobierno, dicha tentación existió, y que se jugó con la misma mediante devaneos innecesarios y declaraciones a medias tintas, lo cual hasta hoy tienen efectos negativos.
Pero esa posibilidad se canceló ante la constatación del enorme daño que le hizo a la imagen personal de Humala y Heredia y, desde entonces, ha sido negada en varias oportunidades, no obstante lo cual el tema vuelve a resurgir precisamente por la percepción válida que tiene la oposición del efecto demoledor que produce en el gobierno.
Esto ocurre, además, a tres semanas de la presentación del gabinete Jara al Congreso para solicitar un voto de confianza. Por si algunos lo han olvidado, el motivo por el cual el gabinete Cornejo casi no logra dicha confianza fue, precisamente, por el ‘factor Nadine’.
Por ello, hizo bien el gobierno, ante la reaparición del rumor, en volver a negar tajantemente la candidatura presidencial 2016 de Heredia, a través de la propia premier Ana Jara. Es ocioso tener que responder a esta “necesidad insaciable” de descartarla, como señala el ministro Daniel Figallo, pero ese es el costo de haber coqueteado tanto tiempo con la posibilidad de esa postulación absurda.
Algunos temas son recurrentes en la política peruana porque nunca se resuelven, pero otros reaparecen por necesidad política de algunos sectores, lo cual parece ser el caso de la candidatura presidencial 2016 de la hoy primera dama Nadine Heredia.
Este tema ha sido repuesto en cartelera a propósito de la pretensión del congresista Marco Tulio Falconí de renunciar al Parlamento para postular a la presidencia de la región Arequipa, lo cual ha sido acogido por el Jurado Electoral regional a partir de una resolución judicial que lo favoreció para declarar improcedente la tacha en su contra.
Es obvio que eso no debe pasar hasta que no se deseche la prohibición de que los congresistas no pueden renunciar. Esta es, sin duda, absurda, pero así es la ley, por lo que quienes postulan al Congreso saben a lo que se meten y no deben usar la puerta falsa para quitarse del hemiciclo apenas se les presente una mejor oportunidad profesional.
De ahí, sin embargo, a especular que en esa maniobra electorera está el biombo para habilitar la candidatura de la primera dama Nadine Heredia en el año 2016, hay un paso que, al menos a este columnista, le parece una exageración.
Dicha candidatura es jurídicamente imposible; éticamente inaceptable por ser una forma camuflada de reelección que fue descartada de todas formas por el candidato Ollanta Humala; y políticamente inviable ante la caída de la aprobación de la opinión pública.
Es obvio que, durante la primera mitad del gobierno, dicha tentación existió, y que se jugó con la misma mediante devaneos innecesarios y declaraciones a medias tintas, lo cual hasta hoy tienen efectos negativos.
Pero esa posibilidad se canceló ante la constatación del enorme daño que le hizo a la imagen personal de Humala y Heredia y, desde entonces, ha sido negada en varias oportunidades, no obstante lo cual el tema vuelve a resurgir precisamente por la percepción válida que tiene la oposición del efecto demoledor que produce en el gobierno.
Esto ocurre, además, a tres semanas de la presentación del gabinete Jara al Congreso para solicitar un voto de confianza. Por si algunos lo han olvidado, el motivo por el cual el gabinete Cornejo casi no logra dicha confianza fue, precisamente, por el ‘factor Nadine’.
Por ello, hizo bien el gobierno, ante la reaparición del rumor, en volver a negar tajantemente la candidatura presidencial 2016 de Heredia, a través de la propia premier Ana Jara. Es ocioso tener que responder a esta “necesidad insaciable” de descartarla, como señala el ministro Daniel Figallo, pero ese es el costo de haber coqueteado tanto tiempo con la posibilidad de esa postulación absurda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario