La catástrofe que viene
Mientras el mundo continúa ignorando el problema, las más recientes investigaciones científicas sobre el cambio climático hacen temer lo peor.
Publicado: Hace 3 horas
Me gustaría poder empezar este artículo diciendo:
“primero, las malas noticias”, para luego pasar a las buenas y así
suavizar el golpe. Pero no hay tal cosa. En el terreno de las
investigaciones científicas sobre el cambio climático, todas las
noticias son malas.Y han sido especialmente malas en el 2013, un año en el cual quizá haya cambiado el paradigma de nuestro entendimiento sobre el fenómeno, con consecuencias que sólo pueden ser descritas como catastróficas. Con la palabra “catástrofe” queriendo representar aquí la posible extinción de la especie humana (no, no estoy siendo alarmista: véase más abajo un breve resumen de los últimos descubrimientos científicos y se entenderá lo que quiero decir).
Este año, en el mes de diciembre, el Perú será sede de la XX cumbre de las Naciones Unidas para el cambio climático, COP 20, y el tema estará pronto, o debería estarlo, en la agenda nacional tanto como en la agenda global. Aunque aún faltan meses para ello, en temas ambientales nunca es demasiado temprano para informarse y prepararse (más bien, siempre parece ser demasiado tarde). Y la urgencia del asunto no ha hecho sino crecer en los últimos tiempos.
Pero antes, un poco de contexto. La cumbre climática de la ONU tiene entre sus objetivos monitorear el progreso de las políticas mundiales contra el calentamiento global y otros fenómenos que ponen en riesgo la estabilidad material del planeta.
Como se demostró en la versión anterior de esta reunión, en Varsovia, el asunto es controversial y problemático, y sus controversias y problemas continuarán en Lima. La principal objeción que muchos activistas le hacen a COP y a los esfuerzos de la ONU en general es su completa carencia de efectividad, que a ojos de muchos aparece como parte de su diseño.
Y es que, para todo efecto práctico, la ONU ha fracasado en sus objetivos, establecidos desde 1997 en el Protocolo de Kioto, que firmaron entonces 191 países pero no empezó a entrar en vigor, debido a trabas burocráticas, hasta el 2005. El Protocolo de Kioto debía contribuir a contener las emisiones de CO2 —uno de los principales gases de efecto invernadero que promueven el calentamiento global—; en cada uno de los últimos 5 años, hasta 2012, las emisiones globales de este gas han roto sus récords previos, y 2013 está en línea para continuar con la tendencia.
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