google42f3ca3d0a624984.html SIETE DIAS CASMA: LAS HUELLAS DE UN VANO OFICIO

lunes, 14 de noviembre de 2011

LAS HUELLAS DE UN VANO OFICIO


Dicen que de todos los oficios, el oficio menos rentable es el de escribir, hablando propiamente de la literatura y de publicaciones narrativas, poéticas, ensayísticas, teatrales. Etc. Eso claro está, dependiendo de la trayectoria, popularidad, relaciones, residencia del escritor, entre otros, como analizaremos más adelante. Recientemente nuestro laureado escritor Mario Vargas Llosa, ha sido galardonado con el premio Nobel de Literatura, habiéndose hecho acreedor por ello a algunos miles de euros, lo cual, dirían ciertos optimistas hombres de la pluma, que ello demostraría lo contrario. Sin embargo, existen muchos factores que permiten que este oficio no tenga la debida aceptación y por ende una expectativa económica que cualquier ciudadano buscaría y que pese a existir muchos jóvenes con la vocación y vena literaria, optan por seguir otras carreras profesionales (y no literatura) que les generen ingresos económicos y mejores niveles de vida, lo cual no significa felicidad o comodidad personal plena. Empecemos por la falta de hábito de la lectura, que es uno de los principales obstáculos y que desgraciadamente los colegios nunca se han preocupado de revertir; ello se ve reflejado en el pobre y modestísimo plan lector que aplican las distintas instituciones educativas y lo que es peor no se cumplen en su mayoría, es preciso agregar a ello, que los jóvenes jamás deben leer por obligación, sino por satisfacción y en ello pueden contribuir muy bien los padres, iniciándolos en el fabuloso mundo de la lectura. Otro factor y de no mucha data es la internet, que pese a sus valiosísimos aportes a la tecnología, la modernidad y la cultura en general (aunque suene irónico), ha generado todo un problema y se ha convertido en un escollo para los que publican obras literarias, sean editoras o autores de libros, los niños y jóvenes utilizan casi el 75% de tiempo en cabinas de internet (o en sus propias casas), realizando todos sus trabajos del colegio a través de este moderno medio, lo cual desplaza a los libros y los aleja de estos últimos; al igual que a los adultos quienes también se alejan de la lectura de libros, reduciéndose cada día más el número de lectores, en desmedro de quienes aspiran a seguir este bello oficio, pues como decía el escritor mexicano Mario Bellatín: “Escribir es como mostrar una huella digital del alma”y definitivamente es así. Otro factor que afecta a todos y al escritor peruano en particular, es el centralismo existente en nuestro país, ningún escritor que haya conocido o que exista en los anales de nuestra historia se ha consagrado si antes no ha llegado o se ha instalado en Lima. Las masivas actividades y manifestaciones culturales se hacen desde y para una ciudad cosmopolita como la capital de nuestro Perú que año tras año, crece y crece en forma desmedida; las editoriales, las grandes ferias de libros, los publicistas, las universidades con carreras de literatura o letras de más prestigio, las librerías más renombradas sólo existen en Lima, los demás sólo existen en la clandestinidad o son informales (por decirlo de alguna manera), promoviéndose de esta forma la piratería; relacionado con el centralismo tenemos la falta de identidad con los autores de una región, cualquiera esta sea, dificultando aún más las producciones que se puedan publicar. Sumemos a ello la falta de apoyo a la cultura por parte del Estado (el Ministerio de la Cultura es sólo una oficina burocrática adornada por su fama televisiva y nada más); el nefasto sistema educativo que siempre nos perjudica; la falta de vocación y ética de los educadores, quienes nunca apoyan a los niños en su amor por las letras, muy por el contrario les crean traumas y no los incentivan en estos temas, la falta de organización de eventos literarios a todos los niveles, por parte de los colegios, UGEL’s, gobiernos locales y/o regionales o cualquier otra entidad vinculada a la educación que permita la promoción de nuevos valores en las letras; dándole mayor importancia a las ciencias (lo cual no es malo, pero no lo es todo); en fin, y tantos otros factores, que ha hecho de este oficio, como el menos favorecido por los jóvenes al momento de elegir una carrera para su futuro. Hasta podríamos decir que casi, casi se ha satanizado inconscientemente y muy pocas personas optan por ella.

Ante todo ello, podemos decir, que a través del oficio de escribir, se demuestra toda nuestra capacidad creadora y de comunicar nuestras ideas, nos brinda esa libertad que otras carreras u oficios nos pueden dar, pues ya lo decía el genial escritor, poeta y filósofo uruguayo Mario Benedetti: “El impulso, que lleva al escritor a revelar su secreto, forma parte de su oficio, que es comunicar. (…)”; no importa que de repente podamos llevar una actividad o carrera paralela que sí nos genere un ingreso pecuniario (dada la realidad de este oficio o actividad); lo importante es poder desarrollar la escritura y cultivar esa vocación literaria que muchas veces la tenemos reprimida por los múltiples perjuicios, pensamientos o factores que indicamos precedentemente; no hacerlo podría hacer que privemos a los amantes de la literatura y por ende de la lectura, de un gran prospecto o inminente personalidad de las letras. Debemos tener presente que las huellas que deja este oficio son tan profundas que ninguna fuerza de la naturaleza o antropogénica la puede borrar; ni el poder más sectario, ni la razón más intolerante la podrán combatir; sus rastros profundos que deja en la historia permiten considerarla como la mayor de las actividades dentro del variado e infinito campo de la cultura, pues tengamos presente que las primeras técnicas de escritura se remontan al cuarto milenio antes de Cristo y que nuestros antepasados incas nos legaron el maravilloso sistema de los quipus, orgullo de los escritores peruanos. A la vez que muchos literatos críticos literarios coinciden en afirmar que el escribir nos aleja de nuestros temores, de nuestras fobias, de aquello que muchas veces queremos combatir y al escribir lo podemos derrotar fácilmente; pues como alguna vez dijo Augusto Roa Bastos: “Escribo para evitar que al miedo de la muerte se agregue el miedo de la vida” a lo que podemos agregar diciendo, no temas escribir, escribe. Si te nacen las ganas escribe, no importa las trabas o los obstáculos, escribe. Siempre escribe…

Septiembre, 27 de 2011.

J. EDUARDO AYALA VERA.

Abogado, escritor, periodista y promotor cultural casmeño.

2 comentarios:

  1. Hola mi estimado Lalo... la lectura por el medio impreso ha disminuido la atención de las personas.
    Según los especialistas de aquí en adelante se impondrá el medio digital, con las tablets.
    Habrá que esperar que se masifique este medio entonces... los PDFs, XPSs y otros son el presente y futuro para los lectores.

    Un gran saludo.

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