Política ::::
Favre en reciente incursión en pista de baile limeña. Del trotskismo al pragmatismo. |
Felipe Belisario Wermus ya se deja ver en una que otra noche limeña. Es mucho más conocido por su seudónimo de Luis Favre. Y aunque cuenta con 62 años todavía se da sus vueltas por las pistas de baile y de seguro ha quedado en su memoria la descripción griega que de él se hiciera en el diario francés Le Monde: “un hombre esbelto, de una belleza poco común”.
Queda por verse si el argentino-brasileño pasará en el Perú por una segunda vida entre las páginas sociales, como le ocurrió en Brasil a principios de la década. Entonces era el novio de la alcaldesa de São Paulo, Martha Smith de Vasconcelos, más conocida con el apellido de Eduardo Suplicy, su primer marido y un experimentado senador del Partido de los Trabajadores (PT). Suplicy fue la quinta esposa de Favre y la anterior había sido otra millonaria brasileña. Se separaron en el 2009, luego de seis años de matrimonio.
Quien aterrizó en el Perú como el hombre responsable por atemperar la imagen de Ollanta Humala alterna temporadas cada vez más prolongadas en Lima con su vida en la urbe paulista. Ya tiene alquilado un departamento, luego de ser huésped recurrente en el Miraflores Park Hotel, e ingresa casi todos los días a Palacio de Gobierno. Hace unos días almorzó con el premier Salomón Lerner en el restaurante Tanta del Paseo de los Escribanos y también se le ha visto departiendo con el presidente de Petroperú, Humberto Campodónico.
Favre terminó por desplazar en el círculo de Humala al español Ramón Pérez Almodóvar. Este periodista basado en Islas Canarias, mucho más emparentado con la vieja veta “antisistema” del mandatario y coautor del libro “De Locumba a Candidato a la Presidencia”, asesoró a Humala en las elecciones de 2006 y volvió a llegar a Lima en la última campaña. Antes habían quedado en el camino el estratega uruguayo Luis Costa Bonino, próximo a la socialdemocracia europea, y su compatriota Tabaré Vázquez.
Favre fue el único que logró el tránsito de la asesoría electoral a la consejería presidencial. Y todo indica que su papel trasciende el maquillaje retórico del Presidente. Según la reciente encuesta presentada por Ipsos Apoyo, Favre ya figura entre los treinta personajes más poderosos del Perú. Y es del que menos se sabe en la nómina.
Se conoce que Favre asesoró al gobierno en dos compulsas clave: las sobreganancias mineras y el destino del gas del lote 88 de Camisea, todavía no concluido. En el plano estrictamente político, es una de las voces palaciegas que más impulsan la “megacomisión” parlamentaria para investigar al gobierno anterior. “Favre piensa que la mejor manera de maniatar a Alan García es teniéndolo procesado”, explica una fuente. El congresista aprista Mauricio Mulder entiende que “la exigencia de investigar a García venía del toledismo”, pero añade que “obviamente es del interés del gobierno porque le dará ratings ante situaciones como el Caso Chehade”.
Según registró el diario La República, la bancada fujimorista prepara un pedido de información sobre las actividades de Favre y su relación con empresas brasileñas, pues no es funcionario público y por lo tanto no recibe un salario del Estado.
En todo caso, quienes temen futuros excesos ideologizados desde Palacio pueden estar, al menos en este frente, tranquilos. Lo más rojo que le queda a Favre es su hermano Jorge Altamira, que también se cambió el apellido luego de huir de Argentina en la década del 70, reciente candidato presidencial de la izquierda en ese país y con quien no habla de política para llevar la fiesta en paz.
Favre fue un joven trotskista que emigró a Francia con 20 años. Años después se mudó a São Paulo y se acercó a la facción del entonces sindicalista Lula da Silva. Militaba en la corriente Libelu –Libertad y Lucha– donde también estaba Antonio Palocci, luego notorio ministro de Economía de Lula y hasta junio último jefe del gabinete de Dilma Rousseff.
Como Favre le explicó al diario argentino La Nación, en 1986 rompió con la Cuarta Internacional “por considerar a los partidos de extrema izquierda el cáncer del socialismo, por su carácter sectario”.
En las elecciones que llevaron a por primera vez a Lula a la presidencia fue el nexo entre el PT y la agencia de comunicación del marketero Duda Mendonça.
A la campaña de Humala llegó con otro brasileño, Valdemir Garreta, su socio en la empresa FX Comunicaciones. Según el reporte oficial de gastos que Gana Perú presentó a la ONPE, recibieron S/.360 mil por la asesoría electoral.
El pragmatismo político de Favre ya se reflejaba en declaraciones a propósito del ortodoxo manejo económico que tuvo desde el arranque la administración de Lula. “Estamos haciendo la política de izquierda que es necesaria en este momento”, dijo en 2003. “Es verdad que en el pasado el PT tuvo posiciones impregnadas de tinte ideológico, pero hubo una evolución”. Y explicaba que “no importa si ideológicamente estamos a favor o en contra del control de capitales. El gobierno brasileño no considera que sea necesario hacerlo, lo que es diferente”. Una tónica que parece ajustarse al humalismo actual como anillo al dedo.
Fuente: Revista Caretas
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