La buena educación
de Desde el Tercer Piso, el Viernes, 3 de agosto de 2012 a la(s) 10:21 ·
Las reacciones posteriores revelaron, precisamente, la necesidad de una reforma educativa. Sin leer documento alguno y solo basados en interpretaciones antojadizas de las declaraciones de la alta dirección del Ministerio de Educación, los defensores de la gestión de José Antonio Chang amenazaron con interpelar a Patricia Salas por una iniciativa legislativa que no habían revisado y que la calificaban como una concesión al SUTEP o el fin de la Carrera Pública Magisterial (CPM).
Hemos revisado el texto del Anteproyecto de Ley de Desarrollo Docente y, lejos de ser el monstruo presentado por algunos analistas, perfecciona un sistema que tenía varios defectos. Para empezar, se termina con la dualidad existente en el régimen laboral del magisterio, al recoger la estructura basada en las virtudes de los docentes y varios de los beneficios que tenía la Ley del Profesorado. Con ello se elimina el carácter facultativo de la CPM, uno de los principales defectos en su implementación durante el quinquenio aprista.
Asimismo, se brindará un aumento a todos los docentes a partir de la vigencia de la Ley. Esta disposición busca brindar a los profesores un mejor piso salarial para que puedan contar con el tiempo suficiente para poder capacitarse y quita una bandera al sector radical del magisterio. Luego de este aumento, se prevé la instauración de los nuevos tramos remunerativos para el año 2014, plazo que puede ajustarse.
El proyecto corrige uno de los defectos que tenía la CPM en su aplicación: el excesivo peso de la prueba de conocimientos en detrimento del desempeño del profesor en el aula como criterios valorativos. Al tener un mejor balance, el examen del desempeño docente será más ajustado a la realidad. Finalmente, ello se complementa con la obligatoriedad de todas las reglas de la carrera, incluyendo la salida del docente del sistema si en tres años no aprobó sus evaluaciones.
Si estas disposiciones mejoran la actual normativa, ¿por qué el cambio de nombre? No solo se trata de unificar dos legislaciones que regían en paralelo, sino también de quitarle toda carga peyorativa a un proceso que, lamentablemente, fue estigmatizado tanto por la poca claridad comunicativa del ministro Chang (léase, mudez), como por la concepción política aprista de reducir la implementación de la CPM a una pelea con la dirigencia sindical.
Sin embargo, como señaló hace una semana Ricardo Cuenca en El Comercio, urge que en el MINEDU mejoren sus políticas de comunicación. Las confusiones y malas reacciones vistas esta semana no solo se deben a la mala leche de algunos críticos o a una pobre comprensión lectora. Es necesariauna mejor reacción política y comunicativa, sobre todo, en un tema tan complejo e importante para los peruanos.
(Columna publicada en El Comercio el 03.08.2012)
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