LAS MAÑAS Y LOS COSTOS ELECTOREROS (Parte II)
Muchos de ellos no solo gastan en campañas proselitistas millonarias, sino que también están acostumbrados a comprar sus candidaturas a las cúpulas como parte de la inversión, a menos que cuenten con su propio movimiento político – Este tema está dentro del presupuesto de campaña y sirve también para preparar el fraude y quedarse aparentemente solo en la contienda electoral, y allanar el camino para el triunfo - esta modalidad es frecuente durante la elección de precandidaturas en los partidos políticos.
Sus partidos, el Jurado nacional de elecciones (JNE) y otros organismos electorales de transparencia no puede controlarlos ni fiscalizarlos, y la gente que vota por ellos o les vende su voto, se deja engatusar inocentemente o a sabiendas por la apabullante propaganda, o simplemente “se traga el sapo electoral” con la escusa de ser ignorante político.
Generalmente el candidato o precandidato millonario en cualquier elección conformará un grupo político con pocos integrantes, – “La fuerza de la minoría millonaria” - generalmente todos a sueldo; claro, que con diferentes escalas y modalidades de pago; de tal manera que establece un compromiso contractual no declarado con sus trabajadores – esclavos políticos – Por tanto existe una relación muy superficial y soberbia con sus votantes – “no hay compromiso con el votante”; de ahí es que siempre las promesas electorales hechas por el millonario precandidato “caen en saco roto”.
Existen cuatro actores importantes en una maquinaria millonaria orientada en una campaña. Un infaltable asesor de marketing político, de prensa y propaganda – si es dueño de canales de televisión, o radiales, o de imprentas y si tiene influencia del sector mediático, mejor – posiciona al candidato, desprestigia y minimiza a los opositores, difusor de la estrategia mediática y política, bajo el lema de “El que siembra cosecha”.
Pero es necesario un organizador, un articulador de campaña, un buen peón político que realice el trabajo de campo. Este peón debe estar bien pagado y si está sujeto a algún trabajo obtenido por la influencia política y del que pueda ausentarse a cualquier hora, es mejor – trabajo flexibilizadlo durante el tiempo que dure la campaña que arrastra al delito a sus jefes y contratantes políticos.
Este operador debe organizar el sistema de pintas, colocación de posteros, paneles, gigantografías, pegado de afiches y otros (propaganda fija); debe organizar las brigadas de volanteo, perifoneo, transporte; es el responsable de ubicar a los operadores de base (a sueldo), y además debe provicionar la logística necesaria de la campaña.
Es vital el cuerpo de seguridad personal e institucional pagado para asegurar las espaldas del candidato, y orientar el proceso electoral desde afuera o adentro, amedrentar a los opositores y dar la impresión de masa bullanguera (portatils) mis respetos a los “bonzos cholos”están dispuestos a inmolarse por la causa.Existen por último el sector de asesores políticos que seguramente tendrán un espacio “si pare Paula” – ganan las elecciones - organizar las acciones de personería, técnica electoral, estrategias de coyuntura, defensa política y otras funciones intelectuales y mediáticas que le lavan la cara al candidato pudiente.
Sin embargo, no los cuestiono, simplemente diré, que su existencia obedece al reflejo de un país fraccionado en un sistema de ricos que son minoría y pobres que siempre serán la mayoría del pueblo; estos últimos también tienen su fortaleza, que en síntesis está en su capacidad de trabajo, las fuertes ligazones de compromiso, mística, solidaridad y fraternidad que hace que el votante se sienta identificado.
13 de junio de 2010 02:06
martes, 15 de junio de 2010
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