"Aprovechándose" de mi estadía en Lima, Correo me pidió cubrir (como siempre ad honorem) la protesta y demanda de nulidad de las elecciones en Ancash ante el JNE. Todo no pasaba de lo común hasta que tras mi primera toma fotográfica la gente bramó una y otra vez: ABAJO LA PRENSA VENDIDAAAA!!
No sé si lo decían porque justamente ayer se me ocurrió usar un polo amarillo o porque en general creen que todos los periodistas están a merced de César Álvarez, lo cierto es que conforme transcurrían los minutos sus voces eran más fuertes, sus ojos se enrojecían y hasta botaban babas, mientras me miraban con un enorme desprecio.
Nunca tuve rabo de paja, miedo, pena o vergüenza, así es que con roche les tomaba más fotos a esos bullangueros que no pasan de eso, precisamente por ello hoy lloramos por los rincones algo que hubiésemos podido defender con los pantalones bien puestos y en las urnas, aún a pesar de la existencia, ciertamente, de prensa vendida, en cuya especie me jacto de no tener ni un solo amig@.
Cubrí la información como en años anteriores, cuando trabajaba para los diarios de mayor prestigio de mi ciudad, es decir, con la mayor objetividad posible (ojear Correo), pero sospechando que poco o nada se conseguirá con acciones como éstas, que no pasan de un simple escándalo (y para colmo mal organizado).
Los argumentos para un pedido de nulidad –aunque nos joda- no son sólidos y sólo una orden “DESDE ARRIBA” lograría que Álvarez no continúe al frente de ésa su gestión, acusada de incapaz y corrupta.
Felizmente vivimos en democracia, imperfecta pero democracia al fin, y nos asiste el derecho a destituir del cargo, mediante revocatoria, a quienes resultaron ganadores por voluntad popular. Para conseguirlo debemos estar muy atentos, vigilantes y organizados, caso contrario, seguiremos llorando por la leche que nosotros mismos derramamos.
Por Leslie Blas Lara
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