07 DE SETIEMBRE: DIA INTERNACIONAL DE LOS DERECHOS CIVICOS DE LA MUJER

LA CUOTA DE GÉNERO Y LA PARTICIPACIÓN POLÍTICA DE LAS MUJERES

La participación política es un área donde también se muestran las brechas/desigualdades entre hombres y mujeres. Pese a conformar poco más del 50% de la población, las mujeres están subrepresentadas en los cargos por elección popular y en las instancias estatales de toma de decisiones.

Dada esta situación y reconociendo a nivel de la Comunidad internacional que la falta de participación de las mujeres o la subrepresentación afecta y debilita la democracia y la vigencia de los derechos humanos de las mujeres, varios países han adoptado medidas de acción positiva, especiales y de carácter temporal para revertir esta situación. Las acciones más conocidas con las cuotas y cupos.

La cuota, es una medida especial o acción afirmativa, señala una reserva rígida de un número de plazas, estableciendo porcentajes o fijando un número determinado de ellas para favorecer a ciertos grupos [1] . Son transitorias y responden a situaciones de desigualdad comprobadas y que no pueden ser corregidas con otras medidas.

La cuota mínima electoral exige a las agrupaciones políticas que en sus listas de postulación a cargos públicos ofrezcan al electorado un porcentaje mínimo de candidatas mujeres con posibilidades de ser electas. Esta medida se aplica a las listas de candidatos y es el electorado el que determina el resultado final con su voto.

El cupo de representación, es la asignación efectiva de espacios -escaños, curules, asientos determinados para poblaciones o grupos específicos en instancias de representación pública.
Conlleva una predefinición legal del número de representantes del sector social que se pretende no quede excluido de la elección y/o designación [2]. Esta medida se ubica claramente dentro de las llamadas acciones afirmativas compensatorias o de reparación por cuanto establece expresamente un mínimo de escaños, puestos o lugares que deben ser ocupados, desempeñados o dirigidos por las personas del grupo de la población sub representado o en condiciones de mayor vulnerabilidad.

Las cuotas y cupos son medidas especiales de carácter temporal encaminadas a acelerar la igualdad de facto entre el hombre y la mujer (CEDAW, art. 4º). Argentina ha sido el primer país en incorporar en su legislación electoral la cuota equivalente al 30%, además de indicar la ubicación (mandato de posición) de las candidatas en las respectivas listas. En nuestro país esta medida fue adoptada en 1997. Se incluyó en las leyes de elecciones generales y municipales, respectivamente, equivalente al 25% de mujeres o varones en las listas al Congreso y para los municipios.

En el año 2001, la cuota se incrementó al 30% y se adoptó también para las elecciones regionales (2002) y Parlamento Andino (2004). También se ha adoptado la cuota indígena equivalente al 15% para las elecciones regionales y locales provinciales (2002) y del 20% para los jóvenes entre los 18 y 29 años de edad en las listas municipales (2006).

La ley de partidos políticos (2003), también considera la cuota de 30% en dos aspectos:
Para la elección de los cargos de su estructura interna.
Para la elección interna de los candidatos a cargos por elección popular.
La fórmula del texto aprobado en nuestra legislación electoral, a diferencia del resto de países, conlleva una ambigüedad por cuanto establece que el porcentaje mínimo es para “hombres o mujeres” con lo cual se posibilitó criterios interpretativos por parte del Jurado Nacional de Elecciones que resultaron perjudiciales para las mujeres y que distorsionaron el espíritu de la acción afirmativa que es incrementar de manera más acelerada la participación de las mujeres en los cargos por elección popular. Pese a ello los resultados de las nueves aplicaciones del mecanismo de cuotas son claramente visibles y eficaces.

A partir de la aplicación de la cuota, la presencia de las mujeres en los cargos políticos se ha incrementado notándose este salto sustancial a nivel de las regidurías municipales que ha pasado del 8% (1995) al 28% (2006). En el Congreso, el incremento también es significativo, ha pasado de 11% (1995) al 29,2% (2006).

En los gobiernos regionales, del 22% (2002) al 28% (2006).Las cuotas promueven el acceso a las instancias del poder, dependerá del sistema electoral, de los partidos políticos, de las propias candidatas y del electorado, la calidad de la representación de hombres y de mujeres. Estos es, si quienes resultan electas y electos favorecen y generan coaliciones a favor de la atención de los intereses específicos de las mujeres con equidad de género en las políticas públicas, en la asignación presupuestal y aportan a la consolidación democrática y la vigencia del Estado de derecho en nuestro país.

Por otro lado cabe también señalar que la opinión pública, los medios de comunicación y las propias mujeres evalúan la gestión política de las mujeres en base a criterios más rigurosos que la de los varones ya que para éstos lo político es su quehacer histórico y ámbito “natural” de actuación. A las mujeres se les pide justificar su participación política, no se concibe como un derecho fundamental de las personas.

La representación política - de hombres y de mujeres debiera ser evaluada con los mismos criterios y rigurosidad en cuanto a cumplimiento de oferta electoral, cabal observancia de sus funciones de acuerdo al nivel de gobierno y en el marco de la Constitución, las leyes y los principios de la ética de la función pública así como de la primacía del bien común. Por supuesto, en el marco de la vigencia de los derechos humanos, la democracia, la no discriminación y el respeto de la diversidad.