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sábado, 23 de marzo de 2013


Religión Entronización del Papa Francisco, antes Jorge Bergoglio, confirma refrescante impronta latinoamericana en el Vaticano.

El Jesuita Carismático

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Rompiendo protocolo en Plaza San Pedro, sin lunas antibalas de por medio.
El 19 de marzo pasado, el Papa Francisco, como eligió llamarse el cardenal Jorge Bergoglio cuando fue elegido el 13 de marzo, celebró su primera misa con lo cual se da inicio formal a su pontificado. En el acto, le habían sido impuesto el anillo del pescador y el sello que identificará sus actos oficiales.

La Noticia

La noticia de la elección del cardenal Jorge Bergoglio como Sumo Pontífice de la Iglesia Católica era esperada por poca gente en Argentina debido a los 76 años del cardenal. La sorpresa fue mayúscula y generalizada. Los buenos signos abundaron; en la quiniela de la provincia de Buenos Aires resultó premiado el número de las cuatro cifras de la identificación de Bergoglio como socio honorario del club San Lorenzo de Almagro del cual es fanático.
En un país cuya población se caracteriza por la hiperemotividad, las reacciones fueron acordes con la magnitud del acontecimiento. Uno de los primeros entrevistados fue el padre “Pepe” de la Villa 21, una Villa de “emergencia” especialmente deprimida que Bergoglio visitaba con frecuencia en sus tareas pastorales y en la cual compartían interminables «mates» con el sacerdote que todavía no podía creer que su amigo fuera ahora el nuevo Papa.

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