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sábado, 16 de marzo de 2013

Policiales La captura del sicario dominicano que asesinó al fotógrafo Luis Choy y el escalofriante negocio de los homicidas a sueldo.

Se Alquila Plomo

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Lindomar Hernández (24) se había teñido el pelo de rubio y planeaba fugar a Ecuador.
Está sentado, con las manos enmarrocadas hacia atrás, pero luce temiblemente desafiante.“Sí, yo lo maté”, dice sin pestañear, la mirada que hiela. “Primero le disparé en el cuerpo y luego lo rematé de un balazo en la cabeza”.
Lindomar Hernández Jiménez (24), el sicario dominicano que mató de tres balazos al fotógrafo del diario El Comercio, Luis Choy, el 23 de febrero pasado, cantó como un canario.
Confesó que recibió un “adelanto” de S/. 5,000 en el Megaplaza de Villa El Salvador y otros S/. 15,000 en Comas, luego de acabar con Choy.
El dinero se lo entregó Edgar Lucano Rosas (25), ‘Lucano’, de quien la Policía presume que sirvió como “enlace” entre el sicario y el autor intelectual del asesinato, un misterioso “abogado” cuya identidad –al cierre de esta edición– se mantiene en reserva.
El dominicano declaró que un sujeto hasta hoy desconocido lo llevó al edificio de Choy y le entregó una fotografía de la víctima, además de información personal para el reglaje.
Ha trascendido en la prensa que el móvil del crimen fue pasional, pero todavía queda tela por cortar. Algunos investigadores de la División de Homicidios sostienen que los asesinatos pasionales no son por encargo y se inclinan a pensar que acá hay algo más.
La Policía ha recibido una información según la cual el periodista, que alternaba su trabajo en el diario El Comercio con la compra y venta de vehículos, adquirió un lote de autos y se habría negado a pagar por este al descubrir que los coches estaban en muy mal estado.
¿Fue esa la razón por la que lo mataron?; ¿se trató acaso de un ajuste de cuentas de las mafias de traficantes de autos usados?
La captura del sicario dominicano es el hilo de la madeja.

‘CSI’ LIMA

La Policía lo atrapó el domingo 10, cuando se dirigía al centro comercial Lima Plaza Norte para gastar parte del dinero que cobró por el crimen. Se había teñido el cabello de rubio y planeaba fugar a Ecuador.
El alquiler de sicarios es una modalidad criminal que se ha extendido en los últimos años.
Asesinos adolescentes y extranjeros ofrecen sus servicios incluso por Internet, lo que habla de este boyante negocio del plomo.
El propio Hernández llegó al Perú cuando tenía 20 años, en 2009, y fue entrenado como ‘marca’ y sicario en el Callao. Lo arrestaron al año siguiente por tenencia ilegal de armas, pero fue liberado porque no tenía documentos de identidad y alegó ser menor de edad.
El pasado viernes 8, ‘Lucano’ y otros cuatro sospechosos fueron atrapados en una casa de la urbanización Copemar, en el Callao.
En este inmueble de Copemar fue hallado un revólver CZ de 9 mm corto sin número de serie. ‘Lucano’ dijo que era del dominicano.
Hasta hace poco, los agentes del Departamento de Balística y Explosivos Forenses cotejaban a mano las muestras halladas en la escena del crimen, un proceso que podría tardar varios meses.
En octubre pasado, el ministro del Interior, Wilfredo Pedraza, adquirió el Sistema Integrado de Identificación Balística (IBIS, por sus siglas en inglés) por S/. 14 millones.
El sistema consta de dos equipos: uno donde se registra la evidencia y otro donde se relacionan los casos.
Los proyectiles extraídos del cuerpo de Choy y los casquillos regados en la escena del crimen fueron ingresados al sistema, capturándose las imágenes digitales de los mismos.
Luego estas imágenes fueron cotejadas con el arma decomisada y ¡bingo!
A los especialistas de Criminalística les tomó 10 minutos determinar la “paternidad” de los casquillos y proyectiles.
El sicario teñido de rubio había perdido. (Álvaro Arce)

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