Feliz cumpleaños, Sarita
Todos los países latinos tienen sus Saritas. Por lo general son personajes de origen marginal, que lograron gran popularidad en vida y que, después de la muerte, alcanzaron la gloria no reconocida. Recogen fieles y devotos también en la marginalidad, en los estratos sociales que hace tiempo abandonó la iglesia, entre prostitutas, homosexuales, delincuentes o gente pobre ¿Pero quien es la iglesia católica, ese castillo flotante y burocrático, para decirnos a nosotros que no creamos en milagros? Latinoamérica es una tierra fertil para la fantasía, abonada en parte por quinientos años de sincretismo católico y unos miles mas de tradiciones orales.
Es simple: si tiras un frejol en un montón de abono húmedo, nace un tallito; si lanzas una coincidencia con algo de fé en cualquier país latino, nacen milagros. Y se multiplican, se dispersan a la velocidad de los rumores, se amplifican hasta donde la razón aguante. No por nada somos la tierra del realismo mágico. Entonces quedamos, que si es cierto que el Quijote vivió en La Mancha, entonces es cierto también que la Sarita, proveedora de los pobres, benerada por su piedad, hace milagros, mas allá de lo que humanamente pudo hacer en vida.
Pero quien fue La Sarita? No seas ocioso y lee http://es.wikipedia.org/wiki/Sarita_Colonia
Porque acá no estamos para estudiar historia, acá estamos (bueno, estuvimos) para celebrar su cumpleaños (un primero de marzo de 1914, nació La Sarita) en el mausoleo y santuario del cementerio Baquíjano en el Callao, bien pegado al los muros exteriores, como si la marginalidad la marcara aun hasta después de la muerte.
Su imagen, sin embargo, aquella foto de mirada compasiva y serena, no tiene nada de marginal. Debe ser la imagen mas mainstream de la Lima actual, mas ubicua incluso que Santa Rosita, la santa oficial de la criollada. En cualquiera de sus variaciones, el retrato de Sarita puede estar bajo la piel de un presidiario en forma de tatuaje o sobre la tapa de la gasolina, en la pick up de algún posero que abunda (que nunca se atrevería a venir al cumpleaños, en aquella zona de la ciudad que él considera “fea”, donde hay que agarrar fuerte la cámara). A estas alturas, dudo que exista un limeño que no pueda reconocer aquel rostro pálido con el aura blanca. Estas son algunas de las mil caras de Sarita.
Y los fieles.
Y para terminar, solo le quiero pedir a La Sarita que al menos hasta su siguiente cumpleaños proteja mi cámara, mi vida y el resto de mis equipos de algunos de sus devotos mas avezados. Eso es todo por hoy. Ha sido un gran post.
Al demonio con la cámara!
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