Elecciones 2011 :::: Técnicos de Perú Posible se pasan al humalismo y Keiko Fujimori busca recuperar rounds.

Gancho de Izquierda

Una candidata buscó alianza en el ring y el otro fue por una convocatoria variopinta que parece incluir tanta ruda como candados.

Keiko Fujimori recibió el apoyo de Kina Malpartida, que retuvo su título mundial la noche del sábado. La hija del encarcelado ex presidente fue ovacionada. Trascendió que Ollanta Humala se fue luego de ser abucheado.

Era como si el público de la pelea estuviera compuesto por agentes de bolsa, inversionistas y billetes de cien dólares. El nacionalista hace temblar a los mercados, que parecen ser los mejores aliados de Keiko.

Humala, a su turno, presentó a un contingente de nuevos colaboradores. Estaban desde los artistas Gerardo Chávez, Víctor Delfín y Ramiro Llona hasta el psicoanalista Saúl Peña, pasando por los actores Gustavo Bueno y Gianfranco Brero.

La convocatoria fue una muy peruana pachamanca, cocinada con la presencia de Miguel Rubio y Teresa Ralli de Yuyachkani. También de la antropóloga Ruth Shady.

Pero toda esa raigambre podría quedarse en la comparsa de Los Músicos Ambulantes, entrañable puesta en escena de los “yuyas”, si no fuera por otros nombres que sugieren el alcance del peeling ideológico que persigue Humala en este otoño caliente.

TRASPLANTE CHAKANO

Kurt Burneo y Óscar Dancourt, puntales de la Economía del toledismo, fueron los nombres más comentados (ver recuadro). También Luis Alberto Arias Minaya, ex SUNAT, Ketín Vidal, ex ministro del Interior y Baldo Kresalja, ex ministro de Justicia.

Se suman a la presencia de técnicos más asociados a la progresía, y por lo tanto más cercanos a la plataforma de Humala: el historiador Manuel Burga, el ex ministro Carlos Herrera Descalzi, el diplomático Oswaldo de Rivero, los economistas Humberto Campodónico y Pedro Francke, y el sociólogo Rafael Roncagliolo, entre muchos otros.

En la chakana las reacciones no fueron uniformes. El propio Alejandro Toledo retrucó por twitter que “ni con Ollanta ni con Keiko” y aclaró que “no participamos de ningún cogobierno”.
Toledo ha sido ambivalente, pero es conocido que Carlos Bruce se encuentra totalmente opuesto a un entendimiento con el humalismo.

Juan Sheput criticó en la mañana del lunes 18 “la actitud de algunos técnicos que, irresponsablemente, saltan de un lado a otro y confunden colaboración con oportunismo”.
Luego de reunirse con Toledo el sábado 16, Humala destacó que “necesitamos los dirigentes políticos buscar coincidencias que permitan darle confianza a la ciudadanía, y tener un congreso más expeditivo”.

Toledo declaró que la bancada de su partido se mantendría independiente pero apoyaría las iniciativas parlamentarias de un potencial gobierno de Gana Perú. “No seremos una obstrucción a la gobernabilidad”, anunció.

CÁLCULOS DE LA ABANCAY

Dirigentes de Gana Perú han sostenido conversaciones con los chakanos Javier Reátegui y Carlos Ferrero. También dialogaron con otros que se sumaron a la campaña, como Alberto Borea, Ángel Delgado y el acciopopulista Víctor Andrés García Belaunde.

El sector más de centro de Gana Perú buscaba un entendimiento tan sólido como el que PP articuló con el Frente Independiente Moralizador (FIM) de Fernando Olivera en el quinquenio 2001-2006. Con tantas grietas internas será muy difícil.

Entonces, en un congreso de 120 escaños, PP tenía 45 curules y el FIM, 11. No les alcanzaba ni siquiera para una frágil mayoría.

Esta vez, la suma de parlamentarios de GP (46) y PP (19) alcanza los 65, a solo un puesto de la mayoría simple en la aumentada configuración de 130.

Y, ojo, la bancada de PP tampoco tiene la solidez de una roca. Sus invitados de AP juegan con una agenda propia, que antes ha incluido el retorno, para ellos anhelado, de la Constitución de 1979. Otro aliado como Fernando Andrade criticó el desempeño de Toledo en la campaña (“cuando uno ha sido presidente cree que ya no tiene nada que aprender y todas las campañas son distintas”, lamentó la semana pasada en Canal N).

EL BAILE DE LOS QUE SOBRAN

Quienes han conversado con Alejandro Toledo en los últimos días vieron al ex presidente particularmente abatido e impactado. La derrota le ha restado pergaminos al personaje de ex presidente preocupado por la pobreza que construyó en los últimos años por fuera del país.

Toledo se ha diferenciado de los técnicos cercanos a Perú Posible que hoy acompañan a Humala pero, a diferencia de Sheput, no los ha criticado. Dentro de su partido existe el convencimiento de que su masa de votantes es esencialmente fujimorista. Además, entre las razones para explicar el duro revés del 10 de abril está que la candidatura desatendió el discurso de cambio que el nacionalismo no soltó.

Pedro Pablo Kuczynski, mientras tanto, asumió un papel más explícito y parece cada vez más cerca de Keiko Fujimori (ver nota aparte). La capacidad de endose todavía queda por verse. Aunque queda un buen trecho por recorrer, los días posteriores al 10 de abril vieron a Humala más activo en su carrera al centro. Nada está dicho, pero los espacios de crecimiento naranja pintan más elusivos.

La campaña fujimorista pareció entrar en dificultades de reinvención. Ha trascendido que Rafael Rey resintió la influencia de los miembros del gabinete del año 2000.

Rey ha salido al frente para admitir que el fujimorismo tiene una “deuda moral” que saldar con el país y resalta las diferencias entre padre e hija. La última intenta matizar la total y muy grave reivindicación del decenio político de los 90 en la que cayó durante las últimas semanas de la primera vuelta.

Ahí está la línea que pretende marcar la campaña de Humala. Si ellos tienen en vitrina un plan de gobierno muy incómodo que ahora buscan edulcorar, no van a soltar de ninguna manera las amarguras del fujimorismo.

“EL PLAN NO ES UN DOGMA DE FE”

El abogado Omar Chehade es congresista electo y candidato a la segunda vicepresidencia de Gana Perú. Explica que “mientras Ollanta es un pragmático principista, que privilegia la lucha contra la corrupción, Fujimori era un pragmático inescrupuloso, corrupto”.

El ex procurador anticorrupción (40) asegura que “las líneas maestras del modelo permanecerán pero proponemos una mejor distribución de la riqueza”.

Prefiere evitar los puntos más controversiales del plan de gobierno (“no es la Biblia ni el Corán. Tampoco es un dogma de fe. Para eso está el compromiso complementario que esclarece las malas interpretaciones o algún léxico duro de nuestros economistas”).

La redistribución, en ese orden de ideas, se logra al financiar el esquema social propuesto por el humalismo con “el aumento de la presión tributaria a 18%.... y con un impuesto de 40% a las sobreganancias mineras podemos obtener US$ 2 mil millones anuales”.

La agenda de Chehade se centra en el combate a la corrupción. “El Ministerio de Justicia va a pasar a llamarse Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, como sucede en Argentina y Bolivia. Irá de la mano del de Educación. Tenemos que marchar por una cruzada nacional anticorrupción, de valores éticos, sociales y cívicos.

Los medios de comunicación nos tendrán que apoyar, serán declarados aliados estratégicos. No es ninguna intromisión. Nos sentaremos en una mesa de diálogo para introducir dentro de los programas mensajes educativos, de valores, mensajes a la nación que no sean populacheros sino que logren cambiar el espíritu valorativo”.

Ahí hay una línea sutil y peligrosa.

“El medio que no quiere se retirará”, responde. “En ese caso el Estado contratará publicidad televisiva para fomentar una cultura de valores”.

Chehade tiende puentes. “Voy a hacer una confesión”, anuncia. “Algunas veces hemos criticado al gobierno de Toledo, pero delegaba funciones y se comportaba como un estadista que fortaleció la figura de su primer ministro. También respetaba la figura de sus ministros de Estado”.

En el fragor de la campaña, Toledo dijo con poco criterio que “más vale cholo conocido que cholo por conocer”. Chehade admite que, en los primeros meses de su defensa a Humala por el caso Madre Mía, “puede ser” que no fuera fácil lidiar con un cliente de formación militar. “Pero luego Ollanta comenzó a ver los resultados de la defensa y delegó funciones en su abogado. Creo que eso va a suceder con su gabinete, si llegamos al gobierno. Eso se llama democracia”. Antes de pensar en Palacio, Humala tendrá que convencer a los que tienen serias dudas. Le queda un poco más de cinco semanas.