Juan Carlos Hurtado Miller se ha entregado a la justicia después de estar prófugo durante diez años: con él comparecerá ante el tribunal –personalmente o no– una galería de personajes corruptos, una época sucia del Perú: la del Fujimorismo.
Su gran culpa es haber recibido de Vladimiro Montesinos 334 mil dólares para financiar su candidatura para alcalde de Lima en nombre de Vamos Vecino, organización política del dúo Fujimori-Montesinos. Ocurrió en 1998. El propio Hurtado describió así para la revista Caretas, en junio de 2001, la escena del delito: “En el video se puede apreciar que Montesinos saca el dinero de un sobre, lo cuenta y lo vuelve a guardar, y así sucesivamente. Luego, yo firmo un recibo”. Esa confesión fue grabada en la clandestinidad.
Hurtado Miller había pertenecido a la cúpula de Acción Popular, y en el segundo periodo de Fernando Belaunde Terry fue ministro de Agricultura. En 1990, Fujimori, después de prometer que no iba a aplicar el shock neoliberal que propugnaba Mario Vargas Llosa –su adversario en las elecciones presidenciales de ese año–, descargó un duro programa que azotó sobre todo a los pobres.
Hurtado Miller era en ese momento presidente del Consejo de Ministros y ministro de Economía. Entonces apareció en la televisión para anunciar el “fujishock”. Su mensaje terminó con esta frase: “Que Dios nos ayude”. El pan francés triplicó su precio al día siguiente. Un taxista me contó que, siendo niño, todos los días compraba para el desayuno doce panes franceses, para su padre, su madre y sus tres hermanos menores. Dos para cada uno. Al día siguiente del anuncio no pudo comprar más que cuatro panes. La pequeña historia ilustra el tamaño de la tragedia que castigó a millones de peruanos.
Durante meses, la administración Fujimorista no tuvo un programa para mitigar el daño. La campaña municipal de Hurtado Miller fue una exhibición de fuerza económica y publicitaria. Contó con un equipo de asesores en que destacaban las jóvenes Rosa María Palacios, Leoni Roca y Roxana Pajuelo. Hurtado Miller tiene otro caso ante la justicia. El de haber conseguido que, gracias a presión de Montesinos, la Caja Militar-Policial le perdonara una deuda de diez millones de dólares y le concediera un nuevo crédito de dos millones de dólares.
Las investigaciones revelan que Hurtado Miller, para garantizar esa operación, dejó en prenda un inmueble que valorizó en 12 millones de dólares, siendo que la tasación real era de sólo dos millones de dólares.
En suma, el caso exhibe la podredumbre moral de todo un régimen y un sistema. Fujimori y Montesinos, aparte de eliminar instituciones, robar millones y asesinar personas, suprimieron valores, civismo, honestidad. El antiguo déficit ético del país se agravó y extendió incluso a los cuarteles.
FUENTE : DIARIO LA PRIMERA
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