DEPRESIÓN POST ELECCIONES
Por: Sarko Medina Hinojosa
Se nota. Fuera del 23 y 31 porciento que votaron por las fórmulas que pasaron a la segunda vuelta, se siente una tristeza infinita en los demás. De repente camuflada en ira, en cólera, en desidia, en incredulidad, pero se nota en los ojos que hay una incomodidad que dificulta recuperar la sonrisa. La respuesta no es sencilla, pero se explica fácilmente al comprobar que, para ese otro Perú, los resultados electorales fueron de todo, menos lo imaginable.
No traten de desmentirlo, esa tristeza está, no la intenten de menospreciar como la resaca del perdedor, o perdedores, son casi el 50 porciento del electorado que votó, incluidos los nulos y blancos. Por otra parte, a un costado del camino, están festejando los que apostaron y ganaron, a pesar de todo, pues ganaron, porque confirmaron sus deducciones: que este país quiere un cambio.
Definitivamente no creo que haya triunfado las mejores opciones, pero sí estoy convencido que existen dos realidades en este país, desasociadas completamente y que nadie asume creer. Un Perú, ha votado por las fórmulas extremistas, radicales, populistas, más controvertidas, más lapidadas y atacadas, pero las eligieron. Votaron con la ilusión de quién quiere algo, sin meditarlo o conscientemente. Ellos verán coronada su esperanza con la elección de su presidente o presidenta, porque de todas maneras tendremos uno, porque el otro porcentaje en desacuerdo, no llega a pasar los 66 puntos porcentuales necesarios para el borrón y cuenta nueva.
El Perú que quiere un cambio, lo necesita porque a su alrededor, nada ha mejorado, la imagen de las autoridades y del sistema lo han decepcionado tanto, que quiere ver algo que mejore la situación, porque no aguanta más la corrupción y toda la retahíla consigo. El Perú que quiere un cambio no está de acuerdo cómo se han manejado los asuntos estatales en los últimos años, después de la caída de Alberto Fujimori, está absolutamente convencido que el modelo anterior dio mayores oportunidades para él y su realidad que la actual situación de chorreo a cuentagotas.
Para los demás, había muchas cosas en juego o se lo tomaron a juego, por eso votaron por fórmulas novedosas, graciosas, chicoteras, entretenidas, votaron haciendo animalitos, ejerciendo la libertad de nulificar su voto o simplemente no decir nada, pero también votaron por fórmulas que aseguraran el mantenimiento de la economía, apostaron por una continuidad del modelo aplicado en los últimos años, con sus matices y prioridades, pero con la base de seguir desarrollando la estructura que ha beneficiado en menor y mayor parte a muchos.
Pero, por lo visto, no los suficientes, porque los que crecieron, no vieron a los quedaron relegados. Los que votaron por el Cuy, el Cholo, el Mudo, no vieron los anticuerpos creciendo en la otra parte. El Perú se dividió, no porque hayan buenos o malos, racistas o intolerantes, se rajó porque la rotura milenaria estaba parchada, a tal punto que un Nobel suelta la frase “El Perú pueda que se joda de verdad”, con tal libertad que hace que medio Perú, lo vuelva a odiar de gratis, sólo por apoyar de manera emotiva a un candidato que necesitaba un paracaídas, no una patada revanchista en los cuartos traseros.
Nos hemos olvidado, cada parte del Perú, de la otra parte, por eso nos matamos en la selva, en Islay, nos mataremos en Sicuani por el agua y cuando haya otro Arequipazo. El Perú ignora al Perú, por eso cae la bolsa, se insultan y cholean, gringuean, como si fuéramos razas malditas, genocidas, terroristas, milicos, rojos, sinchis, maricones, homofóbicos, chupacirios, anarquistas… ¿Qué somos?, porque por lo visto, no somos Perú, somos extranjeros en la propia patria, porque, de que otra manera se explica que cada parte, la victoriosa y la perdedora, se miren incrédulos ante la pregunta ¿Por qué votaste así?. La terrible ignorancia de la situación del otro hace suponer que está perdido, pobrecito, no sabe lo que le espera…
Al final, la tristeza de unos no le importa a los otros… tampoco la entienden, ni entenderán los otros porqué la felicidad, la esperanza de que uno de los favoritos gane… sea quién sea que gane, perdimos todos una vez más, porque no somos Perú. Y hasta que no entendamos al otro y respetemos sus opciones electorales, aún a pesar que duela, que de risa, que cause incredulidad, que cause lástima su derrota, no seremos peruanos…
Sarko Medina Hinojosa
Periodista
RPM *655216
Que tu vida sea un amanecer luminoso...
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