Atención periodista: La historia no eres tú
Que el 2013 nos desinfle un poco el ego. Se habla tanto del ego del periodista que ya parece una respuesta cliché (para tantos errores y omisiones en este oficio) y se encuentra a tanto periodista protagonista de la historia que más de uno se pregunta qué está pasando y por qué sigue pasando. No tengo la respuesta. Pero el artículo Journalism Is Not Narcissism revive un debate sabroso y muy útil.
ALGO ÍNTIMO, VIVENCIAL…
Pensamos que caminar por la calle X, bajo la temperatura X y durante X horas son motivos suficientes para iniciar el texto señalando que estamos sudando o congelados, y que nuestro trayecto es realmente esforzado, y que somos unos periodistas todoterreno.
Cierta vez, a propósito de una crónica sobre el transporte en Lima, un periodista de veinte y pico años, me entregó un texto que contaba lo que era subir al bus, cruzar parte de la ciudad, sancocharse de calor y bajar, sano y salvo, luego de haber sido empujado y quizás un poquito aplastado. Era un lindo relato, pero no para el diario. Me lo imaginé colgado en el periódico mural, recordé mi colegio y también los muchos errores que cometí cuando empezaba en este oficio.
El joven periodista agregaba en la historia que tenía puesto los audífonos y que en su iPod sonaba esa canción de Lavoe que dice “la calle es una selva de cemento ….“. Pregunté (confieso que para provocarlo): ¿Seguro que escuchabas esa canción? Y acoté para provocarlo más: “Falta decir que el cielo está gris, porque Lima tiene el cielo gris, color panza de burro”.
Luego pasé a lo más serio.
–¿Por qué usaste la primera persona?–.
Respondió que le habían enseñado que la crónica era algo íntimo, algo personal, vivencial. Lo peor no era lo que aprendió mal. Lo peor era que consideraba estrictamente necesario llamar la atención sobre su ‘aventura en bus’ y su resistencia a entender que el protagonista de la historia no era él.
Recordé esta y otras circunstancias a propósito del artículo de Gawker, donde el ácido Hamilton Nolan, cuenta que lo primero que le dice a los jóvenes estudiantes de periodismo es “el periodismo no se trata de usted”.
UN APETITO DESMEDIDO POR LA PRIMERA PERSONA
Y cita a Susan Shapiro, autora de nueve libros en primera persona y profesora de periodismo, quien en una pieza para The New York Times detalla que pide a sus estudiantes que confiesen su secreto más humillante. ¿Para qué? Para que estén listos para escribir ensayos y memorias. Conoce el mercado, dice Nolan, tras advertir que ello no está mal, pero podría ser un problema, un problema grave.
La ‘confesión’ más humillante o ‘la experiencia vivida’ y este apetito desmedido por la primera persona lleva a muchos a dejar de ver las grandes historias de las personas, las cuales posiblemente son extraordinariamente más interesantes.
La buena noticia, dice Nolan a los escritores jóvenes, “es que tu vida no tiene que ser extraordinariamente interesante porque hay miles de millones de personas en el mundo que tienen vidas interesantes, y usted tiene el privilegio de contar sus historias”.
“El prisionero promedio en una cárcel local probablemente tiene una historia de vida mucho más interesante que la de Susan Shapiro, la tuya o la mía….”, anota.
Y termina con algo que deberíamos copiar en un post it y pegarlo cerca a nuestra computadora: “La verdadera tragedia del periodismo narcisista no es la pequeñez de las historias que produce, sino las otras historias, mejores, que nunca se producen como consecuencia de ello”.
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