Por: César Lévano
Aunque lo ha negado en días recientes, Keiko Fujimori sí busca librar a su padre de la justa prisión que lo castiga. Este afán ha sido confirmado por el escritor y cineasta español Hernán Migoya, quien en 2010 se fingió periodista para poder entrevistar a políticos como Keiko Fujimori, Ollanta Humala y Carlos Raffo.
Migoya, aconsejado por Beto Ortiz, inventó que estaba preparando el documental “El milagro peruano” para la televisión española. Ese método de simulación no es aconsejado por la ética periodística, que exige más bien presentar credenciales auténticas; pero a veces, como en este caso, la impostura puede servir para encontrar la verdad.
En todo caso, el español logró arrancar a Raffo la confesión de que el punto número uno del proyecto de Fuerza 2011 es conseguir la libertad del exdictador: “Nada más al recibirme en su casa, Raffo me confió que, aunque jamás lo admitiría durante una entrevista, lo primero que hará su partido Fuerza 2011 de llegar al poder en estas elecciones será, ¡por supuesto!, liberar a Alberto Fujimori”. Raffo niega ese diálogo; pero hay video que lo contradice.
Keiko Fujimori no tiene programa, como lo prueba el hecho de que, con miras a la segunda vuelta, haya plagiado propuestas de Ollanta Humala. Su primer objetivo programático es liberar a su padre. Por eso quiere llegar a Palacio. Por eso encabeza el frente ultrarreaccionario cuyo único propósito es impedir el triunfo de Humala, porque no admite ni siquiera el moderado plan de reformas que éste propugna.
Difícil va a ser, sin embargo, que Keiko Fujimori indulte a su padre, en la infortunada eventualidad de que llegara a la presidencia. Sería un desafío al derecho humanitario internacional y un rechazo a decisiones de organismos americanos, que han prescrito que no hay indulto para quienes cometen delitos de lesa humanidad.
Recientemente, cuando cierta prensa acogió el rumor de que el Tribunal Constitucional podía anular la sentencia de la Sala de la Corte Suprema contra Alberto Fujimori, el Poder Judicial difundió un macizo documento que demuestra por qué tal medida es un imposible jurídico.
La sentencia sobre la matanza de estudiantes y un profesor de la Universidad de Educación La Cantuta es elocuente:
“El Tribunal Penal Especial estimó que, al haberse acreditado la materialidad de los delitos incriminados y la responsabilidad penal del imputado Alberto Fujimori o Kenya Fujimori correspondía emitir una sentencia condenatoria, condenándolo como autor mediato de la comisión de los delitos de homicidios calificado-asesinato, bajo la circunstancia agravante de alevosía”.
Eso no lo puede borrar la señora Fujimori. Eso, como el asesinato de un niño de ocho años en la masacre de Barrios Altos, es mancha de sangre indeleble que recae sobre su padre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario