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sábado, 6 de abril de 2013

Nacional Tremendo juez ordena el retorno del comercio mayorista a La Parada.

Juez Malzon Urbina Apuesta al CAOS


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Juez Malzon Urbina, nuevamente ante la OCMA.
Poco antes del mediodía del martes 2, una insólita resolución judicial paralizó la ciudad.En el piso 11 de la Corte Superior de Lima, el juez Malzon Urbina explicaba en larga conferencia de prensa la admisión del hábeas corpus que permitiría reabrir el comercio mayorista en La Parada.
Solo unos minutos antes, el juez Luis Alberto Solis, de la OCMA, se presentó en su oficina de la Av. Abancay para pedirle copia del expediente e iniciar investigación por el inaudito fallo, que según el procurador municipal, Antonio Salazar, vendría motivado por una bolsa de S/. 70 mil.
Aun así, cual adalid de la justicia, Urbina defendió la ilegalidad del traslado ordenado por Susana Villarán.
Según el juez, la donación del terreno hecha por la familia Cánepa tenía como finalidad exclusiva la creación de un mercado mayorista.
Olvida que entonces, en 1944, Lima tenía alrededor de 700 mil habitantes. Hoy en cambio es una metrópoli con casi 10 millones de habitantes. Las tres hectáreas de La Parada no reúnen las condiciones de espacio ni salubridad mínimas para el comercio mayorista de una ciudad de este vuelo.
“El juez se encierra en un argumento legal, pero se olvida de la ciudad”, manifiesta el alcalde de La Victoria, Alberto Sánchez Aizcorbe. “El problema es un tema de gestión pública. Este fallo puede producir caos y otro jueves negro”.
Y es que la sentencia llega al absurdo extremo de ordenar “el retiro inmediato de las fuerzas policiales”.
Ni bien se conoció el fallo, Villarán, con el respaldo de los mayoristas de Santa Anita, denunció que era “un sabotaje a la ciudad y un atentado contra el estado de derecho”. A los pocos minutos el ministro del Interior, Wilfredo Pedraza, calificó la sentencia como una “afrenta al sacrificio de nuestros policías” y la ministra de Justicia, Eda Rivas, dijo estar “totalmente en desacuerdo”.
Pero Urbina lucía bastante tranquilo cuando salió de su oficina a las cinco de la tarde, sin saco ni corbata, y tomó un taxi que lo llevó a su casa de Santa Beatriz.
Afortunadamente para él, no está cerca al despelote que podría armarse al pie del cerro El Pino.
Pedraza, sin embargo, acotó que implementarán la decisión “siempre que no constituya una alteración del orden público”. Avisados. (Israel Guzmán)

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