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sábado, 22 de diciembre de 2012

Educación

La Nueva Católica

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El 13 de octubre el cardenal Juan Luis Cipriani celebró una misa en la Catedral por los 100 años de FBT, organizada por comisión de la USIL. La relación entre ambos es más cercana de lo que parece.
Mientras la PUCP y la Iglesia no encuentran soluciones, Raúl Diez Canseco prepara el rebautizo de la USIL como la Universidad Católica San Ignacio de Loyola. Esta sí tiene la bendición del cardenal Cipriani.

A poco de terminar el año, Raúl Diez Canseco reunió a su círculo más cercano de colaboradores de la Universidad San Ignacio de Loyola (USIL).
El ex vicepresidente, hoy retirado de la política, no solo resumió las millonarias inversiones que realizará la institución a partir del próximo año.
También anunció un cambio tan simple como importante: a partir del próximo año, la casa de estudios pasará a ser la Universidad Católica San Ignacio de Loyola.
El añadido pasaría inadvertido de no ser por la controversia jurídica que enfrenta abiertamente a la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) y al cardenal Juan Luis Cipriani.
El último episodio de la ya conocida saga se dio en julio de este año, cuando un decreto emitido por el Secretario de Estado del Vaticano, Tarcisio Bertone, retiró a la PUCP “el derecho a usar en su denominación los títulos de ‘Pontificia’ y de ‘Católica’”.
La PUCP defiende el libre uso del término “Católica”, pero el cambio en la USIL cobra importancia pues, según contó Diez Canseco en la reunión, cuenta con el respaldo del propio Cipriani.

ACERCAMIENTOS PREVIOS

Un sutil primer paso de esta relación se dio en setiembre de 2010: mientras la comunidad PUCP cuestionaba ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos la sentencia del TC que interpretaba el testamento de Riva Agüero, la USIL estrenaba moderna capilla. El encargado de bendecirla fue nada menos que el cardenal Cipriani.“En esta misa, en esta casa de estudios, me alegra mucho poder decir que la Iglesia no viene a maltratar la realidad, ni la ciencia, ni la filosofía, ni la economía, ni la política. No, la realidad es la que es”, se presentó el arzobispo.
Sin ser particularmente cercanos, la relación entre el cardenal y RDC se habría ido estrechando en los últimos años al punto que Diez Canseco, según contó un asistente a esta reunión, aseguró que Cipriani respalda el cambio de nombre.
“Estamos en ese trámite, efectivamente”, confirma RDC. “Es un proceso con la Iglesia Católica, con quien tenemos vínculos muy importantes. Somos una institución profundamente católica –no religiosa– y hemos iniciado conversaciones para llevar el nombre de Universidad Católica San Ignacio de Loyola”.
No solo eso, sino que habría intercedido ante la arquidiócesis de Arequipa para facilitar la venta de un terreno de 15 mil m2 en la zona urbana. No parece coincidencia que la diócesis sea presidida por el conservador arzobispo Javier del Río, que ha apoyado abiertamente a Cipriani en los entredichos con la PUCP.
“Nosotros nos sentimos muy cómodos dentro de la Iglesia”, resalta RDC.
Eso sí, ante la inevitable comparación con la PUCP señala que no pretenden reemplazarla, dibujando una línea que parece bastante definida: “No se olvide que la Católica es Pontificia, lo que significa que la Iglesia tiene autoridad sobre (la PUCP) y la autoridad máxima de la universidad tiene que recibir la bendición papal”.
“Nosotros tenemos una capellanía muy importante y hacemos una labor social bastante grande”, resume. “Dar ese paso para ser universidad católica no es algo ajeno a San Ignacio. Sería formalizar lo que hemos hecho toda la vida”.

ESO DE LA USIL

a Universidad San Ignacio de Loyola fue fundada en 1995, cuando el gobierno de Fujimori abrió la cancha para la creación de universidades privadas. Sin embargo, la amplia red hoy denominada OSIL (Organización Educativa San Ignacio de Loyola) data de 1968, cuando RDC fundó la academia preuniversitaria San Ignacio de Loyola.Entonces tenía solo veinte años y no había concluido todavía sus estudios en economía. Pero haciendo gala del espíritu emprendedor y empresarial que promueve desde la USIL, construyó una red educativa que incluye el Colegio San Ignacio de Recalde, el Instituto San Ignacio de Loyola, la USIL misma, la Escuela de Posgrado, la Escuela de Chefs y la San Ignacio College, en Miami.
Solo la universidad cuenta con casi 14 mil alumnos y cerró el 2011 con un ingreso promedio de US$ 65 millones, ocupando el puesto número 524 de las empresas más rentables del Perú según Perú Top Publications.
La USIL tiene préstamos aprobados por US$ 50 millones para la ampliación de los campus que tiene en La Molina, Huachipa y Pachacámac, además de la compra de un terreno en Arequipa para construir una sede sur. Su objetivo es aumentar en 30% su número de alumnos.
Diez Canseco, por su parte, tuvo una agitada vida política como diputado por Lima en 1990, candidato a la presidencia por Acción Popular en 1995, vicepresidente y ministro de Comercio Exterior y Turismo durante el gobierno de Alejandro Toledo.
Justamente de esa cartera tuvo un accidentado desembarco en noviembre de 2003, acusado de favorecer a familiares de Luciana de La Fuente, con quien el ministro sostuvo un sonado affaire que hizo arquear una ceja a los católicos más conservadores. Hoy tienen un sólido matrimonio.
En meses pasados trascendió que la intención del Arzobispado era fundar una “verdadera” universidad católica y se especuló que Arequipa sería un escenario posible. La venta del terreno characato comienza a despejar la historia.
Queda pendiente lo que pasará con la denominación legal de la PUCP. Sus autoridades defienden que tienen su nombre registrado en orden según las leyes peruanas, pero en los círculos del cardenal se da por descontado que es cercano el momento de la ofensiva legal ante el Indecopi. De ser exitosa, le allanaría el camino a una, única, universidad católica.

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