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jueves, 6 de diciembre de 2012

EDUCAR PARA QUE?


6 de diciembre de 2012
Subdirector de Educación de la OCDE analiza los problemas del modelo

“Chile no debiera estar satisfecho con ser el mejor de la segunda división”

En el peor momento del sistema de acreditaciones chileno, Andreas Schleicher dice que el mecanismo de aseguramiento de la calidad de la educación superior no ha trabajado como se pretendía por deficiencias en la legislación, recursos inadecuados y falta de consenso en lo que debería intentar lograr. Además, cuestiona el corazón del modelo que cría a pobres y ricos como si no crecieran en el mismo país: “La alta segregación del sistema escolar chileno ha convertido al nivel socioeconómico en una poderosa fuerza que está dominando los resultados educacionales”.
Uno de los parámetros que más toman en cuenta académicos y expertos a la hora de hablar de educación y desarrollo en el país, son los índices de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), una entidad que ha sido dura con Chile más de una vez. Un ejemplo: el año pasado destacó que nuestro país seguía siendo el más desigual del resto de las 34 naciones que integran el grupo, ya que los sectores acomodados ganan 27 veces más que los pobres.
En esa línea crítica mira Chile Andreas Schleicher, subdirector de Educación de la OCDE y coordinador del Programme for International Student Assessment (informe PISA), en uno de los peores momentos de cuestionamientos al sistema de acreditaciones en el país.
Si se trata de comparar a Chile con el resto de países de la OCDE, Schleicher –quien contesta un cuestionario para El Mostrador desde París–, señala que en términos de los aprendizajes de los alumnos, Chile se compara favorablemente con sus vecinos en la región (México, Argentina, Brasil, Colombia, Costa Rica, Panamá, Perú y Uruguay), pero todavía está lejos del resto del mundo industrializado e incluso detrás de algunos países con niveles similares de ingreso.
“Como una economía de crecimiento rápido, Chile no debiera estar satisfecho con ser el mejor de la segunda división. Al mismo tiempo, nuestros datos muestran importantes progresos. Chile aumentó sus resultados en lectura entre 2000 y 2009 en Pisa por el equivalente a un año escolar completo, lo que me parece se debe principalmente al apoyo que se la ha dado a los estudiantes desde los ‘90. Estamos, además, impresionados con la participación de estudiantes en la educación superior”.
-¿Cuáles son los mayores problemas de Chile en el área educacional?
-El problema mas obvio es la gran proporción de estudiantes que no cumplen con los niveles mas básicos de rendimiento que se necesitan para ser exitosos en la economía de hoy. Nuestros datos de Pisa muestran que se trata de casi un tercio de estudiantes en lectura y la mitad de los estudiantes en matemáticas. La disminución en el rendimiento de la economía es del orden de trillones de dólares, muy por sobre cualquier inversión necesaria para mejorar la educación.
Para Schleicher, este problema es agravado por los altos niveles de inequidad educativa. “La alta segregación del sistema escolar chileno ha convertido al nivel socioeconómico en una poderosa fuerza que está dominando los resultados educacionales. Comparado con escuelas de otros países, los estudiantes chilenos están menos propensos a compartir la escuela y la sala de clases con estudiantes de otra realidad socioeconómica. Esto significa que Chile no está haciendo el mejor uso de su talento. Por supuesto que es muy difícil cambiar un sistema escolar y la forma en que los estudiantes seleccionan o son seleccionados por las escuelas, pero lo que Chile si puede hacer es trabajar fuerte desde el lado de la oferta”.
-Por ejemplo…
-Tomemos como ejemplo la provincia de Shanghai, en China que enfrenta incluso mayores disparidades sociales que Chile, pero cuyo sistema educativo se ha vuelto muy bueno al diseñar una carrera y otros incentivos para atraer a los profesores más talentosos a las salas de clases más desafiantes y a los mejores directores a las escuelas con mayores desventajas. Esto ha tenido un gran impacto en el mejoramiento de la educación y en la reducción de la inequidad. O tomemos Polonia, donde una profunda revisión del sistema escolar ayudó a reducir dramáticamente la variación en rendimiento entre escuelas, mejorando a las de bajo rendimiento y subiendo el rendimiento general.
-Si tuviéramos que buscar responsables del sistema educacional que tenemos ¿Los tendríamos que buscar en los gobiernos? ¿En el sistema económico?
-Pocos dirían que el dinero o el contexto económico no son importantes para mejorar los resultados. Pero el dinero está lejos de ser suficiente: el gasto por estudiante explica menos del 20 % de las diferencias de rendimiento entre países. De hecho, dos países con gasto similar pueden producir resultados muy distintos. Una imagen de un mundo dividido en países ricos y bien educados y países pobres y mal educados está totalmente desactualizada. Si miras más allá del dinero, las comparaciones internacionales han revelado un sorprendente número de características que los sistemas educacionales más exitosos comparten.
Schleicher asegura que todos están de acuerdo que la educación es importante, pero el test viene cuando la educación se evalúa contra otras prioridades. “¿Cómo es la paga de los profesores, comparado con otros trabajadores altamente calificados? ¿Te gustaría que tu hijo fuera profesor en vez de abogado? ¿Cómo hablan los medios acerca de los profesores? Lo que hemos aprendido es que los líderes en los sistemas con buenos resultados han convencido a los ciudadanos de tomar decisiones que valoran la educación, su futuro, más que el consumo de hoy”, dice al mismo tiempo que comenta que darle valor a la educación es solamente una parte de la ecuación.
Otro punto, que es particularmente relevante para Chile, es creer que todos los estudiantes pueden alcanzar el aprendizaje. ¿Por qué importa este punto? “En el pasado, cuando las economías sólo necesitaban una parte menor de personas bien educadas, era suficiente y eficiente para los gobiernos invertir grandes sumas en una elite pequeña para liderar el país. Pero los costos sociales y económicos de un mal rendimiento educacional han subido tan sustancialmente que todos los jóvenes hoy necesitan egresar del colegio con fuertes habilidades de base. PISA ha mostrado claramente que la equidad no necesita ser sacrificada para alcanzar la excelencia”.

Los otros pilares

Andreas Schleicher también señala como un tercer punto importante, el alto grado de repetición de curso que tienen los estudiantes chilenos y la ayuda que en esa materia podría venir desde lo más cotidiano del sistema. “Nuestros datos muestran que casi uno de cada cuatro estudiantes repiten un curso. Esa es una respuesta fácil para las escuelas y los profesores pero los datos muestran que pasarle los problemas a otro profesor o a otra escuela no quiere decir que se mejoren los resultados de aprendizaje. Además, es muy caro mantener a los estudiantes por más tiempo en el sistema. Ten en cuenta que esos estudiantes pagan un año menos en impuestos, etcétera. Una mejor y más barata respuesta es ayudar a los estudiantes a diagnosticar los desafíos que los estudiantes enfrentan más tempranamente, y ayudarles con el apoyo que necesiten antes de que sea demasiado tarde”.
“En el pasado, cuando las economías sólo necesitaban una parte menor de personas bien educadas, era suficiente y eficiente para los gobiernos invertir grandes sumas en una elite pequeña para liderar el país. Pero los costos sociales y económicos de un mal rendimiento educacional han subido tan sustancialmente que todos los jóvenes hoy necesitan egresar del colegio con fuertes habilidades de base. PISA ha mostrado claramente que la equidad no necesita ser sacrificada para alcanzar la excelencia”.
El experto de la OCDE señala que la naturaleza de los ambientes de aprendizaje también son fundamentales no sólo para tener mejores estudiantes, sino también para el desarrollo del país: “Si miras los datos de Chile te das cuenta que los estudiantes son bastantes buenos para reproducir la materia, pero tienen problemas para extrapolar y aplicar ese conocimiento en contextos nuevos. Sin embargo, eso es precisamente lo que esta economía requiere. Una generación atrás, los profesores podrían esperar que lo que ellos enseñaron le sirviera a sus estudiantes de por vida. Hoy, las escuelas necesitan preparar a los estudiantes para cambios rápidos, para trabajos que no han sido inventados, para resolver problemas que aún no aparecen. La escuela necesita ahora ser mucho mas acerca de pensar, involucrar creatividad, resolver problemas y tomar decisiones”.

Acreditación

Hace unos días en Chile se hizo público un informe de ese organismo que se refería al sistema de acreditación que ahora está siendo cuestionado y que recomendaba cerrar universidades que no logren acreditarse, una revisión que se enfoca de manera general en el  Sistema Nacional de Aseguramiento de la Calidad de la Educación Superior (Sinac-ES) del cual la acreditación es un elemento clave, según explica el experto del organismo.
“Encontramos que el Sinac-ES no ha trabajado como se pretendía por deficiencias en la legislación, recursos inadecuados, falta de consenso en lo que debería intentar lograr, y falta de liderazgo en el sistema. Lo que se necesita es un sistema más transparente, enfocado en los estudiantes y orientado a resultados. Un sistema así debiera estar basado en principios clave que reflejen las mejores prácticas internacionales que sean relevantes para Chile. Será esencial para los actores del sistema compartir si la reforma va a ser efectiva. En particular, un nuevo sistema debería: promover la equidad, relevancia y eficiencia, garantizar estándares mínimos, impulsar una cultura de calidad y profesionalismo que lleva a mejoramiento continuo, apoyar el involucramiento activo de todos los actores –especialmente estudiantes y empleadores en orden a promover respuestas efectivas y relevantes–, permitir la diversidad de instituciones, programas y modos de provisión de la educación superior, incluir transparencia y apertura para inspirar confianza y confianza y estar abierto a experiencias de otros países”.
A pesar de la mirada crítica al sistema, Schleicher sabe que los cambios no pueden ser de la noche a la mañana. “La transición será crucial para el éxito”, dice y suma datos: “Chile tiene que construir de nuevo el edificio del aseguramiento de la calidad mientras se preocupa de quienes viven en él. La educación superior chilena debiera ayudar a desarrollar una visión estratégica involucrando a los actores clave, no sólo algunos y no solo desde el lado de la oferta. El mundo afuera está cambiando rápido y Chile necesita refleja su lugar en el concierto universitario internacional, donde los proveedores globales buscarán negocios, los servicios de Chile pueden ser ofrecidos a otros países, y donde la educación on-line se volverá más importante”.
Schleicher señala que Chile puede aprender de los sistemas de aseguramiento de la calidad que están en funcionamiento en otros país de la OCDE, como los Estándares de Aseguramiento de la Calidad y Guías del Área de Educación Superior Europea (EHEA), que “es un buen ejemplo de la definición de principios centrales”, comenta Schleiche, quien además menciona como eventuales referentes al Consejo de Calidad Irlandés y el Acuerdo de Washington. También se podría observar el funcionamiento de “E-Train”, un sistema de entrenamiento para evaluadores pares, señala, sin dejar de mencionar a los estudiantes en este proceso: “La encuesta de experiencia estudiantil australiana es un buen ejemplo de como involucrar la visión de ellos en el sistema de aseguramiento de la calidad”.

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