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Apretón Policial
Ex director de la Policía, Raúl Becerra encabezó la lista de 30 generales pasados al retiro. |
Fue una ceremonia inusual la que se llevó a cabo el lunes 10 con motivo del reconocimiento del nuevo Director de la PNP, general Ricardo Salazar Salazar, en la Escuela de Oficiales de la Policía, en La Campiña, Chorrillos.
“Por lo general la ocasión tiene carácter festivo, pero esta vez parecía un funeral”, describió un alto oficial.
El domingo 9, el gobierno de Ollanta Humala ejecutó una drástica medida en la Policía: pasó al retiro a 29 generales, más de la mitad de todos los que tiene la institución.
En la lista negra figuraban el propio director de la Policía, general Raúl Becerra; el director del Frente Policial del VRAE y los jefes de las Direcciones Contra el Terrorismo (Dircote), Antidrogas (Dirandro) y de Investigación Criminal (Dirincri). También pasaron al retiro los jefes de las Direcciones Territoriales de Lima, Trujillo, Puno, Cusco, Ica, Huaraz, Arequipa, Tarapoto, Chiclayo y Piura.
Pirámide policial antes y después de la “reingeniería” proyectada por Valdés. |
“Esta es una humillación”, protestó antes de marcharse.
LA PIRÁMIDE
El martes 11, el ministro del Interior, comandante EP (r) Óscar Valdés Dancuart, explicó en RPP Noticias que la poda es parte de una “reingeniería que es necesaria porque la Policía es la fuerza que utiliza el Estado para combatir la delincuencia, el narcotráfico, la seguridad ciudadana. Y para eso, el Estado tiene que hacer reformas, romper con algunos esquemas”, dijo.Según Valdés, una Comisión Especial, que él mismo encabezó, analizó durante 1 mes los legajos de los hasta entonces 55 generales en actividad y determinó que debían irse quienes tenían investigaciones abiertas en Inspectoría, como es el caso de los generales Teddy Bartra, jefe de Operaciones Policiales, y Bruno Debenedetti, jefe de Presupuesto de la Policía. Lo paradójico es que no se salvó ni el propio Inspector General, Víctor Ordinola.
Otros, como los generales Eduardo Arteta e Italo Perochena, de fojas intachables, pasaron al retiro por antigüedad. “Lamento que en esta reorganización necesaria algunos buenos oficiales deban irse”, dijo Valdés.
De los 55 generales, ahora quedan 26, de los cuales 9 son “asimilados” que no han pasado por las escuelas oficiales –médicos, por ejemplo– y 17 de armas, es decir, los que manejan las unidades claves. Entre los sobrevivientes, 4 son del Código 2 (ex PIP), otros 4 del Código 3 (ex Guardia Republicana) y 9 del Código 1 (Guardia Civil). Entre los PIP que permanecen en actividad destaca el experimentado ex jefe de la Dirandro, general PNP Carlos Morán.
Valdés aseguró que “la idea es establecer una ‘pirámide’ en la estructura de la Policía, y eso pasa por tener claro quiénes deben estar a la cabeza.
La Policía tenía 55 generales, 900 coroneles y más de 2,000 comandantes. No podía seguir con ese statu quo”, añadió el ministro del Interior. “La meta es quedarnos con 20 generales, 300 coroneles, 900 comandantes y unos 1,200 mayores, e ir armando la pirámide (ver Infografía). Esto va a depender de los recursos presupuestarios que tengamos. Va a ser muy saludable”, sostuvo.
La sobrepoblación de generales es un problema heredado del gobierno de Alberto Fujimori. En el 2004, durante el gobierno de Alejandro Toledo, el ex ministro del Interior Fernando Rospigliosi trató de establecer de forma gradual la “pirámide institucional” en la Policía, pero el proceso se paralizó con su salida. El problema persistió durante el gobierno de Alan García.
La necesidad de reducir el personal y establecer una nueva escala jerárquica también se planteó con Toledo para las FFAA. Pero en el último lustro, la reorganización de ambas armas quedó en el limbo.
El régimen de Humala parece querer ganar el tiempo perdido con una poda radical. Sin embargo, no aplica la misma vara en las FF.AA. En esta última institución, el proceso de ascensos fue materia de innecesario jaleo por el ascenso de 10 nuevos generales pertenecientes a la promoción militar del presidente Ollanta Humala, la semana pasada (ver nota aparte). La combinación de ambos hechos se prestó a malas interpretaciones .
Gustavo Carrión, ex director general de la Policía, sostiene que el coronel EP (r) Adrián Villafuerte Macha (58), asesor presidencial en temas de Defensa y Seguridad, es el protagonista detrás de la purga. “En los meses previos ha estado buscando informantes dentro de la institución”, asegura. Cinco generales destituidos consultados por CARETAS coincidieron en que fue determinante “la opinión” de Villafuerte.
EL PAPEL DE VILLAFUERTE
El mes pasado, Villafuerte visitó hasta en 2 oportunidades la sede de la Dirandro, en San Isidro, y recibió un informe detallado de cómo opera el “Programa Constelación”, el sofisticado sistema legal de interceptación telefónica.La sede de chuponeo se hizo famosa en junio pasado, a pocos días de la segunda vuelta electoral, cuando el diario La República denunció que el sistema era utilizado por la Dirandro para chuponear a Ollanta Humala (CARETAS 2184), cuyo local partidario quedaba a tiro de piedra.
Villafuerte integró la promoción “Coronel Mariano Aragonés” de 1977 y tuvo como compañero al actual jefe del Ejército, general de división Víctor Ripalda. Es del arma de Infantería y, entre 1997 y el 2000, durante el gobierno de Alberto Fujimori, fue secretario personal del ex ministro del Interior y Defensa, general de división EP (r) César Saucedo Sánchez, quien hoy está preso por corrupción en el penal San Jorge. Fue pasado al retiro en el 2002 por “renovación de cuadros”.
Carrión advierte que “Saucedo tuvo una concepción militar de la Policía e hizo lo que quiso con la institución. Ahora van a hacer lo propio”.
Un ex mando del Ejército describió a Villafuerte como “un hombre parco, déspota, que ninguneaba a todos el mundo”. Según La República, le decían “El Ácido”.
Diversas versiones coinciden en que conoció a Humala en el 2006 y lo acompaña desde entonces como uno de sus hombres de mayor confianza. . “Es un hombre leal y consecuente”, declaró la actual ministra de la Mujer, Aída García Naranjo, a La República, en junio de este año. CARETAS buscó a Villafuerte, pero todo intento por entrevistarlo fue infructuoso.
Las fuentes aseguran que Valdés se inclinaba por un relevo gradual, pero Villafuerte habría insistido en que debía hacerse de un solo golpe.
El general PNP (r) Carrión considera que Valdés y Villafuerte “se encuentran desubicados con el sector. Siguen hablando de la Guardia Civil, la PIP, la Republicana, cuando esa división ha cambiado radicalmente y hay que responder a las nuevas necesidades de la sociedad. Quieren ver a la Policía como una nueva unidad militar cuando es una institución de naturaleza civil. Antes de tener una especialización todos los policías deben pasar por la comisaría, que es donde transpiran con la población. La pregunta es cuál es el tipo de policía que queremos y eso pasa por su preparación. Todas las reformas que han sido más o menos exitosas, como la colombiana, pasaron por un cambio en la cultura y en las escuelas. Aquí en cambio el objetivo es la subordinación”.
CARETAS intentó entrevistar a Valdés el martes último, pero su asesora de prensa dijo que el Ministro no brindaría más declaraciones.
EL “LIMAZO”
Tanto Valdés como Villafuerte son militares retirados. Históricamente en el país, los militares tendieron a subestimar a la Policía. El antecedente más extremo fue el del trágico “Limazo” durante la dictadura del general EP Juan Velasco Alvarado.El 5 de febrero de 1975, en medio de una huelga policial, grupos de vándalos atacaron diversos locales de Lima y, ante la ausencia de la Policía, El Ejército salió a las calles. El saldo: 86 muertos y 155 heridos.
Fue el inicio del fin para la dictadura de Velasco, que cambió el nombre del régimen, de “Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas” a “Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas y Policiales”.
DESCONCIERTO Y DIVISIÓN
Es cierto que la Policía tiene muchos problemas, pero una razzia como esta puede hundir en el desconcierto a una institución con carencias presupuestales y sueldos magros.Y precipitar la división entre sus propios mandos. El martes 11, al referirse al nuevo Director de la Policía, Ricardo Salazar, el ministro Valdés dijo que “hemos escogido al mejor”.
Pero algunos generales opinan distinto. Dicen que Salazar no es un oficial operativo y que toda su carrera la ha desempeñado en la Dirección de Seguridad de Dignatarios. Durante el gobierno de Alan García, Salazar fue el Director de la Seguridad de Palacio de Gobierno. En el 2011 pasó a la Dirección Territorial Lima y, como tal, planificó el “plan de seguridad del clásico U-Alianza”, el sábado 24. Como se sabe el encuentro culminó con la terrible muerte de Walter Oyarce.
El lunes 10, el discurso de asunción de mando de Salazar en La Campiña se extendió por 25 minutos. “Al igual que los oficiales, los generales tendrán que dar el ejemplo y los exhorto, les ordeno desterrar todo tipo de indisciplina que dañe la imagen de la Policía”, planteó Salazar.
La masiva poda ha significado que el comando de las unidades regionales, cuyos generales fueron pasados al retiro, recaiga en coroneles, una situación inédita, sin quedar claro si el relevo es de carácter transitorio.
Para el general Carrión se trata de una decisión improvisada, “procedente directamente de Palacio”.
No sería el único caso. En agosto pasado, el experimentado general Carlos Morán fue retirado del mando de la Dirandro y enviado al Callao sin explicación alguna. En su puesto fue nombrado el general Francisco Pasco (CARETAS 2194). Valdés defendió su nombramiento y aseguró que éste continuaría la lucha contra el narcotráfico emprendida por el gobierno. Pero Pasco no llegó ni a fin de año y estuvo en ese cargo clave apenas 2 meses.
La reestructuración continuará en las próximas semanas con los pases al retiro de coroneles, comandantes, mayores, capitanes, y los ascensos. El Ministerio del Interior confía en culminar el proceso en diciembre, y una vez más estará en el candelero la opinión del asesor Adrián Villafuerte.
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